miércoles, 8 de julio de 2009

REGALOS SORPRENDENTES


Regalos Sorprendentes

El día de hoy pretendo sorprender a mi mejor amiga. Ella espera mi visita, pero lo que no sabe es que he preparado una comida y un postre especial para ella y su esposo. Quiero que este detalle la haga sentir feliz al saber que se le quiere y se le recuerda por lo que ella es. Además quiero que reciba todo ese cariño y apoyo que está necesitando en momentos donde ha tenido que pasar por duras dificultades.

Mientras preparaba cada una de las cosas que voy a llevarle, pensaba en que así es Dios con cada uno de nosotros. Siempre busca la manera de agasajarnos y sorprendernos. Imagínense, creó un Universo hermoso, una naturaleza preciosa, un cielo infinito y grandioso con el deseo de que cada vez que lo observáramos detenidamente, recordáramos que él nos amaba y había pensando en nosotros. Diseñó el Sol para que con su calor pudiéramos abrigarnos en momentos de frío, para que con el claro de la luna y las estrellas supiéramos que no tiene porque asustarnos la noche por más oscura y tenebrosa que parezca. Creó cosas intangibles (invisibles) para que entendiéramos que aunque no se pueden ver, se pueden sentir y disfrutar con el corazón a manos llenas. Son de hecho cosas que podemos disfrutar tan intensamente que no hay palabras perfectas o correctas para describirlas por más que tratemos. El aire por ejemplo, para cuando lleguen esos momentos en que pensamos que hay cosas imposibles que no podremos realizar; o cuando dudemos de su existencia o presencia, podamos recibir una brisa suave y pura que acaricie nuestras vidas y nos diga: “no me ves pero aquí estoy, siénteme”.

¡Qué maravilla disfrutar del amor, el gozo, la paz, la alegría! Cosas que no se ven de forma tangible, pero que se sienten tan inmensamente y que tan plenamente llenan el alma y nuestra existencia porque se reflejan en las acciones que manifestamos y de quienes nos rodean. El amor no se ve, pero se refleja en un beso, una caricia o un abrazo. El gozo o la alegría no la vemos, pero se proyectan en una sonrisa o en un brinco. La paz y el perdón no tienen forma material, sin embargo la experimentamos en buenas acciones, en la tranquilidad de nuestras conciencias. Y no me puede faltar entre muchas cosas que mencionar, la fe. El motor poderoso que nos impulsa a creer en nuestros sueños y a luchar por ellos. La fe que es la certeza de las cosas que no vemos pero que esperamos que lleguen. No podemos verla ni medirla con una taza, sin embargo, podemos identificar en la lucha que cada ser humano lleva, quiénes han tenido más y quiénes menos. La fe, esa semillita invisible que nos dice que hay un Dios que nos redime y nos perdona. Que tanta belleza en el mundo no puede ser ni casualidad ni accidente. Que no fuimos diseñados para ser veleros sin rumbo determinado, sino que nuestra nave tiene un puerto seguro donde desembarcar.

Hoy te invito a que hagas una pausa en tu vida y sorprendas a esos seres queridos que hacen de tu vida algo maravilloso. Tal vez ni siquiera tiene que se muy querido o no los conozcas muchos, pero propón en tu corazón hacer algo bueno y bello por alguien que te rodea. Total que es tu prójimo y Dios dice que tenemos que amarlos como a nosotros mismos. Quién sabe si tengas que ayudar a alguien que obró de mala manera contigo, pero Dios quiere que tengas misericordia y que aprendas a perdonar. Tú puedes ser faro en medio de la oscuridad para alguien que necesita recordar que con Dios todo es posible y que la tormenta pasará.

Pero sobre todo, no te olvides preparar algo especial para Dios, piensa en algo que lo pueda sorprender, hacer sonreír y que le recuerde a él que tu también le amas tanto como el te ama a ti. Lánzate a la aventura, verás lo bien que se sentirá tu corazón.

Por cierto, llevo algo más para mi amiga, algo que se que no espera, pero que le hará bien recibir… Pero no te diré qué es, si no, dejaría de ser misterioso el asunto. Je,Je…

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito el 8 de julio de 2009
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