miércoles, 5 de agosto de 2009

Preparándonos Para Poder Adquirir Ciudadanía en el Cielo

Preparándonos Para Poder Adquirir Ciudadanía en el Cielo

Cuando alguien que amamos muere, sentimos un dolor muy grande en nuestro corazón. Creo que una de las cosas más difíciles con las que nos toca lidiar, es con tratar de acostumbrarnos a la ausencia y tratar de superar esa pérdida que consideramos invaluable. Es curiosa la manera en que a veces la muerte llega de forma inesperada. El domingo el hno. Chilo (como cariñosamente le decíamos), llegó a la Iglesia como siempre. No tuvo ninguna queja, saludó a los hermanos, adoró al Señor y se gozó el mensaje que trataba sobre que aunque estemos en este mundo, nuestra ciudadanía esta arriba en los cielos. Lunes en la madrugada recibimos la triste llamada, el hno. Chilo había muerto sin ninguna razón aparente. De hecho su muerte fue certificada como natural, porque murió en el sueño.

Chilo era una persona seria, pero cuando sonreía lo hacía con el alma y se le dibujaba una gran sonrisa en la cara. Se veía muy en paz en aquel ataúd. Como alguien que duerme tranquilo y confiado, en serenidad sabiendo que lo espera un lugar celestial.
Si hubiera sabido que esto iba a pasar, creo que el domingo hubiera dedicado más tiempo a charlar con él y menos a mis deberes y ocupaciones. Porque el tiempo que pasas con la gente que quieres es valioso y no tiene cifras suficientemente grandes como para compensarlo. El tiempo no se detiene en ningún momento, se pueden agotar nuestras baterías, pero el tiempo corre, sin importarle nada. Yo creo que hay cosas que no se pueden dejar para mañana, porque mañana se vuelve tarde, porque a veces no hay mañana para algunas personas, pues no vuelven a despertar.

Por eso yo te insto a buscar las cosas que son imperecederas, porque aunque el hermano murió y dejó un vacío muy grande, la vida sigue su curso. El ya peleó y ganó su batalla, pero a los vivos nos toca continuar defendiendo el campeonato para un día encontrarnos con nuestro Señor. Toma tiempo para pasarlo en familia, con tu esposo, esposa o hijos Dale tiempo a tus padres, toma tiempo para hacer aquellas cosas que te gustan y traen alegría a tu corazón. La persona puede morir, pero los recuerdos que dejaron permanecen con nosotros por siempre. Como dice la Biblia: “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16). Y no solamente malos, sino que también cortos. Trata de hacer tu vida lo más llevadera que puedas. Haz bien a tus semejantes, trátate bien a ti mismo y busca de Dios hoy más que ayer, como si no hubiera más tiempo. Disfruta intensamente de la puesta del sol, de la salida de la luna, del brillo de las estrellas. Y de todo aquello que bien sabes que vale la pena.

Autora: Brendaliz Avilés

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