martes, 19 de octubre de 2010

DIOS ME DA SERENIDAD


Dios Me Da Serenidad

"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos". (Isaías 26:3-4)

Querido Dios:

La serenidad no es otra cosa que la calma. Creo que es esa tranquilidad que tú me permites sentir aún cuando muchas veces pienso que mi mundo se deriva, o que las ilusiones se han hecho trizas.

Es cuando veo la mar de los problemas intensificarse y siento que los vientos me quieren derivar, pero aún así muy dentro de mi corazón algo me hace sentir calmada, porque sé que tengo estabilidad y seguridad cuando tú estás conmigo. Porque tú presencia en mi vida me hace sentir a salvo aún cuando pareciera que estoy cerca del abismo.

Es la paz que me permites experimentar y que los demás a mí alrededor muchas veces no logran comprender. Entonces actúo con firmeza porque en medio de mis decisiones, sé que tú estás dirigiéndome con sabiduría.

Es la mansedumbre y el dominio propio que me das, cuando vienen personas a intentar provocarme o queriendo hacer que me salga de control para ver hasta dónde puedo llegar.

Experimento serenidad cuando después de un día cansado y cargado, muchas veces las lágrimas se derraman de mis ojos y suspiro al recordar que tú recoges cada una de ellas y me abrazas con tu inmenso amor.

Me consuela tu Espíritu Santo y encuentro un refugio en su presencia que nadie en este mundo me puede ofrecer ni dar. Entonces cambias las preguntas por certezas y el miedo por esperanzas nuevas.

Me regeneras, refrescas y alientas mi vida. Me infundes nuevas fuerzas. Inyectas y soplas en mí de tu templanza. Y sigo aquí aferrándome a vivir prisionera feliz de tus promesas. Sabiendo que en ti todo tiene sentido.

Por eso humildemente reconozco y te suplico que nunca me faltes. Sé que siempre estás conmigo, pero yo quiero hacerte saber lo imprescindible que eres para mí. Sígueme dando serenidad para poder enfrentar cualquier cosa que venga con valor y con la absoluta confianza de que tú me llevarás hacia un lugar más alto.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito Para: www.brendalizaviles.com
www.devocionaldiario.com
www.destellodesugloria.org


¡SI ÉL LO DIJO, SERÁ FIEL EN CUMPLIRLO!


¡Sí ÉL lo dijo, Será Fiel en Cumplirlo!

“Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo. Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez”. (Génesis 21:5-7)

No siempre lo que Dios promete y declara sobre nuestras vidas se cumple rápidamente. Pero el que lo que tanto estás esperando, no llegue, no significa que Dios se haya olvidado. Simplemente (aunque muchas veces nos cuesta lágrimas entenderlo) significa que su tiempo es diferente al nuestro. Pero hay algo seguro, él usará esas cosas para glorificarse y mostrarte su gloria.

El otro día mis padres me recordaban la historia de Abraham y Sara.
Ambos tuvieron fe, caminaron y actuaron en fe. Obedecieron las reglas, fueron fieles, pero el cumplimiento de la promesa que Dios había hecho a sus vidas, no llegaba.

Me imagino las horas de aflicción, de preguntas, de nostalgias que ambos tuvieron. Porque el que tengas fe, no implica que haya momentos en que en medio del camino, llores o te sientas un poco desesperado. Creo que eso nos pasa porque somos humanos y el reloj de Dios no cronometra el tiempo de la misma forma que el nuestro. Eso provoca que nos desesperemos.

Fueron muchos años los que esta pareja tuvo que esperar, antes de poder tener en sus brazos a su hijo Isaac. Incluso hubo un momento en que seguía pasando el tiempo, el reloj biológico de Sara se había cumplido y por meter sus manos en el asunto, dañaron el proceso. Muchas veces por querer adelantarnos al proceso, lo único que logramos es salir heridos, encontrar más problemas y retrasarnos.
Pero, ¡qué bueno es Dios que no nos mira como el hombre! Tiene misericordia y nos ayuda en medio de cada proceso que pasamos si se lo permitimos.

Pasaron los años, y en un de repente, de forma milagrosa y desafiando a todas las probabilidades físicas y de edad Sara y Abraham pudieron tener en sus brazos a Isaac, el hijo de la promesa. Ellos lograron ver con sus propios ojos que cuando Dios promete algo, lo cumple.

No conozco el proceso que estés atravesando, ni cuán doloroso te parece. No sé tampoco si has pensado abandonar o meter tus manos porque te encuentras demasiado desesperado. Lo que si puedo decirte es que sé cuán fuerte han sido mis procesos, y muchas veces me ha costado lágrimas y sometimiento. A veces no he entendido de inmediato, pero escojo seguir creyendo y hacer la voluntad de Dios. Esperar a que sus promesas sean cumplidas en mi vida no importa el tiempo que pase, pero que sea en el que él ha determinado.

Creo que comparado con los años que tuvieron que esperar Abraham y Sara y mucho más allá, comparado con la eternidad, aunque nos parece difícil y abrumador, es nada. Es poco (aunque nos parezca mucho) lo que hemos esperado.

Hoy es un buen día para que te acerques a Dios con corazón sincero y le pidas que te de las fuerzas para aguantar el proceso y esperar en él. Porque los que lo miraron a él, no fueron avergonzados.

Sé que un día Dios me permitirá poder escribir y relatarles de muchas experiencias y procesos de los que ahora no puedo hablar, pero que en algún momento podré testificar con alegría, porque son grandes las cosas que Dios hace. Esa es mi fe, mi certeza y confianza. Y sé que al igual que yo, cada uno de ustedes podrá ver moverse a Dios en sus vidas. Por tal razón, aguantemos un poco más, que la victoria, puede estar muy cerca.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito Para: www.brendalizaviles.com
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