martes, 9 de noviembre de 2010

COMO ÁRBOL



Como Árbol

“Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! (Salmos 1:3 Nueva Versión Internacional)

Eres como un árbol en pleno desarrollo, apenas tu tronco se está fortaleciendo. Tus raíces van extendiéndose poco a poco y arraigándose más a la tierra, (espiritualmente nuestra tierra es Dios). No debes sentirte insignificante ni ignorado. Dios está haciendo una buena obra en ti. Poco a poco te ha regado con su luz, agua y sombra para que puedas utilizar esa energía y crezcas. Cada día, en tus ramas se ven más hojas y los demás pueden ver esa preciosa obra que Dios está haciendo en ti, aunque tú ni siquiera te hayas dado cuenta.

No te imaginas lo bello(a) que eres. El color de tus hermosas flores, lo que inspiras y reflejas ante los demás. Mis obras son maravillosas, yo tomo mi tiempo para hacerlas porque son perfectas. Lo que otros ven como defectos o errores, son para mí tus debilidades perfeccionadas. Yo me glorifico en ti para que otros se asombren y sirvas de testimonio, de aliento, inspiración y fe.

Cada uno de mis árboles es especial y diferente para mí. Cada uno tiene un propósito específico. Unos dan flores hermosas y sombra para que las personas lo disfruten; otros dan frutos para que de ellos coman. De los árboles se puede sacar madera para diferentes usos y vienen en diversas formas y tamaños. Algunos son más fuertes y otros más débiles; mientras que unos son extremadamente altos, otros no tienen gran estatura. Pero lo importante es que a todos los creé YO.

Y Yo deseo que tú seas un árbol bien plantado y cimentado en mi Palabra. Que anheles cada día buscar mi presencia y cobertura. Que seas un árbol que no lo ahoguen las circunstancias, porque yo voy por encima de eso. Deseo que des frutos abundantes. Que sin presumir, ni pregonarlo, los demás puedan observar que en ti está mi gracia, poder y unción. Deseo que tus hojas siempre estén frescas y verdes, que no las marchite nada ni nadie porque Yo soy tu Jardinero y te estoy cuidando siempre. Cuando estás en mí, los vientos soplan intentando tumbarte, pero no lo logran porque tus raíces y tronco están cimentados sobre mí que soy tu tierra.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito Para:
www.brendalizaviles.com
www.devocionaldiario.com
www.destellodesugloria.org

 A veces las personas solo necesitan ser amadas. Que las abraces sinceramente y las escuches con atención. Que le brindes una mirada o una s...