sábado, 12 de noviembre de 2011

Aunque mi cielo aún no se ha despejado...



Aunque mi cielo aún no se ha despejado…



Aún mi cielo no se ha despejado, las nubes siguen estando oscuras. El paisaje se ve nublado y todo lugar por donde camino está mojado. Mi corazón se siente tan triste y cansado, pero sigue creyendo, persiguiendo e insistiendo. Él sabe que en algún momento el sol nuevamente irradiará de luz con sus intensos rayos. Por eso trata de no pensar en que el cielo está nublado, sino en los mejores días que están por venir. Porque Dios aún para los días lluviosos nos regaló un arco iris.


Las lloviznas caen y mojan mi rostro, las lágrimas se confunden con las gotitas de agua. Quisiera que de una vez terminara esta prueba, pero una voz interior me hace saber que tengo que pasarla y que no es el momento de desistir. Dios mío cuánto quiero que me abraces y que me escondas en un lugar secreto y seguro que me permita estar en calma. Necesito tanto de esa armonía y seguridad que solo se encuentra en ti.


Puede el mar bramar y la tierra temblar, pero yo quiero estar centrada en ti, no en mis presentes circunstancias. Puede el agua llegarme al cuello, pero no me ahogaré porque tú serás mi salvavidas. Si rugen tempestades tú eres el dueño de la naturaleza, ordenas y ante tu palabra todo tiene que quedar sujeto. Por eso sé que todo problema se disipará, que aquellas cosas que yo no puedo controlar, tú si las puedes controlar. Tú vas a obrar y eso es algo que debe mantenerme aliviada. Porque aunque esté pasando en mí vida una temporada de grandes lluvias que amenazan con que nada bueno pueda llegar, el sol de justicia saldrá. Tú serás mi sol, me alumbrarás y yo resplandeceré como el oro puro. Te creo, en ti confiaré y esperaré.


Autora: Brendaliz Avilés


Escrito Para: www.brendalizaviles.com

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