jueves, 8 de septiembre de 2011

Por si te interesa saber...



Si te interesa saber…



¡No! No siempre he sido fuerte, ni me he sentido segura, pero algo puedo decirte con seguridad, Dios se ha glorificado en medio de mis debilidades. Él me ha dado las fuerzas para luchar y continuar, me ha capacitado y proporcionado las herramientas para que pueda salir adelante.


Y si preguntas por mi fe, te responderé que no siempre ha estado al cien por ciento. A veces hasta he pensado que estoy a punto de perderla, pero he recordado justo a tiempo que el Señor dijo: “que si tuviera fe como un granito de mostaza, sería posible trasladar a una montaña”. Y he repetido cientos de veces en mis súplicas y oraciones, como aquel hombre: ¡Señor, ayuda a mi incredulidad! No quiero ser como Tomás, que luego de ver creyó. Porque son bienaventurados todos aquellos que aún sin ver hemos creído y que aún esperando, aguardamos Su mover e intervención en nuestras vidas.


¿Qué si he llorado? ¡Más veces de las que imaginas! Tanto que mis ojos han ardido por no poder detener el paso de las lágrimas que corren por mis mejillas. Pero llorando y aún esperanzada, me he dormido inundando mi almohada del lloro que solo puede ser cambiado y secado por Jesucristo. Porque sé que mi lágrima no será eterna, ni que para siempre durarán mis tristezas.


Yo soy humana y como tal cometo errores y me vienen frustraciones, no pretendo ser perfecta. Pero he aprendido a acudir a la fuente inagotable que es Dios. Y cuando bebo de sus aguas y mi ser es transformado, sus olas me cubren y me bañan y soy capaz de realizar lo que parecía imposible.


La gracia y misericordia de Dios me cubren y me saturan cada día. De tal manera que puedo decir que aunque me encuentre en un incendio, no me quemará la llama. Y que si las olas de la tempestad intentan arroparme no me ahogarán, ni harán mi barca zozobrar. Si me siento perdida, Él será el camino que me conducirá a la puerta de la vida eterna y cuando me sienta sola, será mi dulce compañía.


Y si aún deseas saber algo más, he de decirte que en Cristo tú puedes encontrar lo que en nadie jamás encontrarás por más que te quieran dar. Porque Él es tu Padre dulce y amante; fiel refugio y roca eterna. En sus brazos siempre seguro encontrarás, amor infinito, incomparable y sin igual. Estarás a salvo, escondido en su regazo y sintiendo su fuerte presencia inundando tu ser de calma, paz y amor. Con Él dentro de ti encontrarás motivos suficientes para continuar.


Autora: Brendaliz Avilés


Escrito Para: www.brendalizaviles.com

 A veces las personas solo necesitan ser amadas. Que las abraces sinceramente y las escuches con atención. Que le brindes una mirada o una s...