lunes, 10 de agosto de 2009

Eres Especial


¡ERES ESPECIAL!


Querida Amiga:

Prometí que hoy escribiría una carta para ti. Asentiste, guardaste silencio y esperas pacientemente mi respuesta a algunos comentarios que me hiciste. Hago pública esta carta porque sé que quizás, podría ayudar a otras personas también. Así que aunque la fuente principal y de inspiración para escribirla fuiste tú, también es para todos aquellos que se sientan identificados con ella al leerla.

Quisiera encontrar el modo de hacer que no olvides estás palabras que hoy te escribo, porque son muy importantes, me ha costado mucho entenderlas, internalizarlas y aprenderlas. Pero creo que si las logras entender podrían ayudarte en diferentes momentos y situaciones que atravieses en tu vida.

Imagino que alguien, aunque sea alguna vez en tu vida, te ha dicho que eres un ser muy especial. Y tú te sonrojas y tímidamente sonríes. Tal vez hasta contestas vagamente, “yo no soy especial”. Quizás cuando estás en silencio y soledad, dudas de si realmente hay algo especial o muy bueno en ti, porque tú no logras identificar las razones que te hacen ser quien eres.

Tú eres especial independientemente si te lo digo yo o el resto del mundo. Aún si nadie nunca te lo hiciera saber o sentir, sigues siendo especial y nunca dejarás de serlo. No existe nada que pueda opacar las cualidades maravillosas que te distinguen. Y no eres especial por lo mucho o poco que poseas. Tampoco te hace mejor que nadie el que seas físicamente más o menos atractiva que otras personas.

No eres más o menos valiosa por el hecho de ser popular y conocida ante un grupo de personas o del mundo entero. Y aún si fuera poca la gente que te llegue a conocer, nunca perderás ese sello que te hace única, auténtica y particularmente especial. No necesitas comprobarle a nadie nada. Dios y tú sabes quién eres real y exactamente. Así que por favor, no te menosprecies cuando alguien te falle o no logres llenar las expectativas de algunos. Porque pese a las palabras hirientes que algunos puedan decir, o más allá de que tengan opiniones de qué mereces recibir o no, ¡eres especial!

No necesitas comprobarle a nadie nada. Dios depositó una luz sobre ti, un fulgor que ilumina a aquellos que dejan que tus rayos reposen sobre ellos. Pero más aún un gran Artista te diseñó de una manera que a nadie más. Podrás parecerte a alguien, pero sigues siendo exclusivamente diferente. Tienes gracia porque Dios habita en ti, él vive en la morada de tu corazón. Tú le proporcionas un gozo único al igual que cada persona que lo recibe y acepta en su vida.

Debes aprender que mientras estés en este mundo, encontrarás personas de todo tipo. Algunos te aceptaran y otros no. Muchos vivirán comparándote, mirando a ver en qué lugar tropezarás o caerás. Pero también habrá otros dispuestos a socorrerte y ayudarte a levantar. Pero si aún así, no existiera nadie, y atravesarás el desierto… Dios seguirá dándote fuerzas y no desmerecería tu valor, ni siquiera un centímetro. No es la cuna donde naciste lo que te hace ser mejor. Tampoco si te desvivieras amando, haciendo el bien y compartiendo, lograrías ser superior a otros. Porque finalmente, cada persona en este mundo tiene su huella, su grandeza, su autenticidad, su valor, su forma de ser especial y llenar el mundo con su presencia.

Así que la próxima ocasión que dudas quieran irrumpir en tu mente, recuerda el propósito hermoso por el cual Dios te colocó en esta Tierra. Concéntrate, trata de descubrir y explorar todo lo hermoso que Dios ha puesto en ti. No dejes que tu vida sea inconstante, parecida a una hoja que lleva el viento por todas partes de la forma que quiere. No permitas que las opiniones de personas que no te conocen ni saben realmente quién eres, marquen tu ritmo o vida en forma negativa. No seas volátil ante la crítica, ¡conócete! Porque si vives a la expectativa o espera de lo que otros puedan pensar y decir de ti; no actuarás realmente como quieres o más aún como eres. Porque si actúas dependiendo de los demás, queriéndolos impresionar o complacer y tratando de obviar lo que tú sientes por dentro, no podrás ser feliz. Y lo que es peor aún, irás poco a poco (casi sin percatarte), perdiendo la esencia y el brillo de lo que hoy día te hace única, especial y diferente. No olvides jamás que tú eres especial siendo quien eres ahora y siempre.

Autora: Brendaliz Avilés

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 ¡Dios mío alzo mis ojos a los cielos!  Solo a ti que eres el único que tiene misericordia de mí y puede ayudarme. A ti que ves aún en lo se...