CUENTAS CON ALGUIEN QUE TE AMA...
¿Has
pensado alguna vez por qué tienes tanto valor para Dios? ¿Te has sentido amado por tu Padre
celestial? ¿Has meditado en que tú eres
una extensión del amor de Dios? Eres el
fruto de su deseo, la cereza en el pastel, el toque ultra maravilloso del gran
Artista. Él no te ve de la forma en que
te miran los demás y te ve mucho mejor que como tú o yo nos miramos. Eso es porque él sabe lo que hay más adelante
u oculto detrás de la pared. Es porque
te observa con una dulzura tremenda y siempre tiene el corazón latiendo de amor hacia
ti.
Quizás
estás batallando con tu interior, preguntándole a tu alma el por qué de muchas
situaciones que te encuentras confrontando y que te hacen dudar de la cercanía
de Dios para contigo. Tal vez estés
experimentando tal tristeza que cansado ya no sientes tener fuerzas para
caminar. Es posible, que hoy con un
clamor y gemido fuerte de tu corazón estés diciendo: “¡Dios, auxilio, sálvame,
ayúdame que siento que me muero!” Quizás, tu fe hoy la crees más pequeña que un grano de mostaza, pero aún de ese tamaño,
es posible para que Dios pueda obrar en tu vida y comenzar a construir y
renovar cada asunto de tu vida que sientas inconcluso.
Hoy,
claramente Dios quiere recordarte cuánto te ama y lo inmenso de su gracia sobre
ti. Hoy Dios desea penetrar en el rincón
más íntimo de tu ser y acariciar con ternura tu corazón, para luego sanarlo,
aunque de momento te duela la herida. Él
quiere remover el pus de la amargura, del resentimiento, odio, enojo o lo que
sea que sientas, para exterminar de una vez tu dolor. Posiblemente, hoy te sientas ser una flor
marchita que está esperando a terminar de secarse para morir. Pero Dios en cambio, quiere rociarte con su
agua bendita de gozo para que vivas y reproduzcas un jardín lleno de hermosas
flores.
Me parece
verlo acariciando tus cabellos dulcemente y diciéndote: “hijo(a) mío(a) yo te
amo, no estás solo(a), tengo propósitos para tu vida, déjame amarte y sentirás
a plenitud, entusiasmo y ganas de vivir”.
¡No, definitivamente no eres un accidente para Dios! Él no ha finalizado en ti aún la obra que ha
comenzado. Permítele trabajar en ti y
verás cambios positivos y de bien para tu vida.
Apártate de lo que te hace mal, sigue la senda del bien y como buen
árbol plantado te extenderás y darás buen fruto. El amor de Dios está disponible para cada uno
de nosotros, tú decides si dejarlo entrar en tu interior o negarle el acceso, pero
te aseguro la transformación será increíble, ¡vale la pena intentarlo!
Autora:
Brendaliz Avilés
Escrito
Para: www.brendalizaviles.com y http://voces.huffingtonpost.com