miércoles, 25 de enero de 2012

COLECCIÓN CARTAS A DIOS: Aún con mis alas rotas, voy a Volar



Colección Cartas a Dios: Aún con mis alas rotas, voy a volar

“Como un águila que despierta su nidada, que revolotea sobre sus polluelos, extendió sus alas y los tomó, los llevó sobre su plumaje”. (Deuteronomio 32:11)

Querido Dios:

Siento mis alas rotas.  Quiero volar, más cuando trato, caigo estrellada en el suelo.  Deseo tanto ascender muy lejos, ver el paisaje desde el cielo.  Yo no nací para estar en el suelo, con todo el corazón quiero surcar el firmamento libre y sintiendo el aire refrescando mi cuerpo.

Siento que nací para cosas grandes, pero quiero hacer la diferencia y dejar mi huella impresa aún en aquellas cosas que pudieran parecer insignificantes.  Por eso acudo a ti, porque de volar y soñar tú sabes.  Porque depositaste en mi corazón cada sueño, cada meta, cada proyección y mis aspiraciones.

Y si tú las colocaste es porque se pueden cumplir y realizar.  Pero aunque hoy tengo mis alas lastimadas, voy a volar.  Me montaré sobre ti y tú con tus plumas me llevarás y me elevarás.  Me enseñarás nuevamente cómo volver a volar, porque te lo aseguro: ¡NO VOY A RENUNCIAR!

Tu protección me alcanza, tus fuertes brazos me rodean.  Tu paz y tu calma me hacen vivir confiada.  ¿Por qué voy a temer?  Tú me acompañas aún cuando no parece haber nada.  A pesar de que hay noches que parecieran inciertas.  De cada herida he de aprender y sobreviviré.  Quiero utilizar como el águila la tormenta, para avanzar y no para retroceder.

Dame firmeza, ayúdame a crecer.  Quiero ser humilde y tener la capacidad de desafiarme a mí misma para nunca conformarme.  Ayúdame Señor, hazme una persona cada día más valiente.  Y mientras estoy dando mi vuelo, que nunca olvide por más elevada y cerca que esté del cielo, que eres tú, Padre Amado, el que va piloteando mis sueños y el que permite cada vuelo.

De tu hija que te ama con todo el corazón,

Brendaliz Avilés, Autora
Publicado Para: www.brendalizaviles.com

Alarma de Mi Corazón (Pensamiento)



Ejércitamos nuestra fe en medio de esas pruebas que pareciera que no tienen solución. Cuando a pesar de que pareciera que no hay escapatoria, seguimos confiando en que tomados de la mano de Dios, saldremos adelante.

He aprendido que con mucha frecuencia esos pasillos tenebrosos que tenemos que atravesar, esos laberintos que parecen sin salida, esas noches oscuras y esos desiertos áridos... Nos llevan a depender más de Dios y a buscar más de su presencia. Y si ellas nos empujan a acercarnos más a Dios, de alguna manera no son en vano. (De: Brendaliz Avilés)

Frase de Amistad





Yo sé que me responderás

 ¡Dios mío alzo mis ojos a los cielos!  Solo a ti que eres el único que tiene misericordia de mí y puede ayudarme. A ti que ves aún en lo se...