Podrás ser invisible para algunas
personas, pero nunca para aquel que
te amó desde el vientre de tu madre.
Aquel que te ve, te escucha y siempre
está contigo. Para Dios eres muy
preciado. No te subestimes,
ni te menosprecies. Vales más que
cualquier posesión del mundo.
Recuerda que eres un diamante en
formación y que eres una joya valiosa,
preciosa, auténtica y única.
Tú tienes el diseño de tu Creador
y Dios no se equivocó cuando te creó.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com