Desde un
principio…
“Me sedujiste, oh Jehová,
y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste”. (Jeremías 20:7)
Desde el
principio mi vida te ha pertenecido. No
fue porque yo te escogiera, sino que tú me elegiste a mí primero. Al principio yo no intenté enamorarte, fuiste
tú mi buen Dios quien con tu amor me cautivaste. Tú miraste y observaste más de lo que yo
podía ver en mí. Tú me extendiste tus
brazos ampliamente, me demostraste lo que es ser amada sin condición.
Yo pude
perderme en el abismo de este mundo, más con tu verdad me confrontaste y me
guiaste por la senda de la gracia. Has
podido abandonarme cada vez que fallo y tropiezo, sin embargo, tu fiel amor y
misericordia me acogen haciéndome saber que siempre estás presente. Yo he querido escaparme algunas veces,
sintiéndome inmerecedora de tu gracia y pensando que no podré continuar. He bajado mi vista hasta el suelo, no
atreviendo a levantarla por vergüenza y tú te has agachado, has acariciado mi
rostro, has levantado mi mirada y me has devuelto la dignidad de saberme amada.
Tú has venido
a buscarme, me has encontrado y donde he pensado que habrá un final, tu oh
Dios, has vuelto a dar un nuevo principio.
Pude quizás haberte rechazado, pero mi espíritu se encontró con tu luz,
con tus ojos brillantes de bondad y ternura.
Tus labios que solo hablan verdad susurraron en mi oído palabras de
identidad, libertad y perdón y no pude hacer otra cosa más que rendirme y
abandonarme a este sublime y maravilloso amor.
Caí vencida ante tu abrazo protector y tierno. Tú me sedujiste y yo me dejé llevar. Es que tu amor es fuerte brasa que purifica e
incendia cada lugar de mi ser. Yo te doy
las gracias a ti redentor y Dios de los cielos, no existe para mí otro como tú. Desde un principio, siempre has sido tú mi
gran amor, mi fuerte pasión.
Autora:
Brendaliz Avilés
Escrito Para:
www.brendalizaviles.com