Refugiados en la Tempestad
La tempestad es ese lugar y evento que en algún
momento de nuestras vidas todos enfrentamos. Es esa circunstancia de la que muchas veces
quisiéramos escapar, pero no podemos. Cuando
las tempestades surgen, generalmente son inminentes. En ella sentimos vientos contrarios que nos
amedrentan y tambalean. El temor parece
inundarnos y arroparnos. Se estremece todo nuestro ser. Tal pareciera que nunca
vamos a escapar o que no terminará.
Un refugio es lo que buscamos desesperadamente. Lo que anhelamos encontrar para
tranquilizarnos y sentir paz. Pero la
verdadera paz, aquella que sobrepasa todo entendimiento, sólo puede darla
Cristo. Cuando tu corazón esté cansado,
cargado, aturdido y temeroso. Cuando las
aguas de la adversidad y los problemas te abrumen y te arropen hasta el cuello.
Cuando sientas que te ahogas, el único
capaz de extender sus manos y salvarte es Dios.
Porque en él hay certidumbre, propósitos, planes
eternos. Porque él puede calmar
cualquier tormenta o tempestad no importa lo grande que parezca. Porque él escucha hasta el silencio más
profundo que sellan tus labios y oculta tu corazón. Fue el mismo que rescató a Pedro cuando dudoso
se hundía en medio de la mar y exclamó: “sálvame que perezco”. Jesús aquel que acudió donde estaba una mujer
samaritana sedienta para calmar la sed que su espíritu y alma necesitaban. Dios es el amparo y abrigo, la fortaleza que
te sostiene cuando quisieras dejarlo todo porque piensas que no podrás más.
Él te invita a correr hacia él. A cobijarte en su sombra. A alojarte en el mismo centro de su corazón. Aférrate a sus brazos y en lugar de temor,
sentirás que una seguridad que disipará las tempestades de tu vida. Dale acceso a tu corazón para que él pueda
reparar los desastres que han dejado las tormentas en tu vida. Cuando le permitas obrar en ti, sentirás que
muchas cosas serán distintas. Tu forma
de ver y percibir las cosas irá cambiando y un día podrás decir a otros que en
medio de las tristezas, tribulaciones, pruebas y tormentas que te ha presentado
la vida, tú refugio, salvación, esperanza y amor eterno provienen de Dios.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://EscritosdelSilencio.blogspot.com