AMARTE HASTA LA
ETERNIDAD
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión,
con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6-7
Querido Dios:
Quiero llegar a ese momento en donde mi adoración
cautiva tu corazón y perfumo con mi canto tu lugar santo. A ese punto donde mis lágrimas y mis actos
dicen más que mis palabras. Quiero
llegar al lugar donde mi corazón quebrantado y humillado reconoce tu
magnificencia y tu poderío en mi vida. A
esa ocasión perfecta en que independientemente de mis circunstancias y de que
si entiendo o no lo que está pasando en mi vida y a mi alrededor, puedo
obedecerte incondicionalmente y sin cuestionarte. Donde cumplir con tus decretos sean mi deleite
y el buscarte continuamente la pasión de mi vida. Anhelo fervientemente conocer los secretos que
quieres revelarme, ser la confidente de las verdades que quieres darme a
conocer. Guardar como a un tesoro tus
palabras sabias que dan luz. Pero no solo atesorarlas, hacerlas una práctica en
mí andar diario. Quiero ser siempre esa hija de la que te sientas orgulloso, de
la que puedas recibir gratitud y sonreír con entusiasmo. Quiero ser esa hija de la que puedas decir
con satisfacción: “¡Qué mucho se parece a mí, tiene mi sello, tiene mi esencia,
tiene mi toque, refleja mi imagen”! Esa
hija a la que puedas defender con seguridad sabiendo que está haciendo las
cosas de la mejor manera posible a pesar de sus imperfecciones. Dios de mi vida, quiero cautivar tu alma con
mis ojos repletos de amor por ti. Con
delicadeza y humildad recostarme en tu pecho y encontrar el reposo y la paz que
sobrepasa todo entendimiento cuando vengan momentos que pretendan turbarme o
querer hacerme desmayar. Quiero morir
cual semilla para vivir dando un fruto abundante y digno de ti. Conforme a tu corazón quiero obrar porque
reconozco Señor que fuera de ti no existe nada ni nadie que pueda superar el
lugar que tienes tú. En tu presencia
quiero siempre habitar, bajo el cálido amparo de tu gracia y tener la
sensibilidad suficiente como para escuchar tu voz armoniosa cuando me habla. ¡Oh Jehová en tus alas está mi libertad, permíteme
amarte hasta la eternidad! Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com