sábado, 25 de junio de 2016

REFUGIADOS EN LA TEMPESTAD


Refugiados en la Tempestad

La tempestad es ese lugar y evento que en algún momento de nuestras vidas todos enfrentamos.  Es esa circunstancia de la que muchas veces quisiéramos escapar, pero no podemos.  Cuando las tempestades surgen, generalmente son inminentes.  En ella sentimos vientos contrarios que nos amedrentan y tambalean.  El temor parece inundarnos y arroparnos. Se estremece todo nuestro ser. Tal pareciera que nunca vamos a escapar o que no terminará.

Un refugio es lo que buscamos desesperadamente.  Lo que anhelamos encontrar para tranquilizarnos y sentir paz.  Pero la verdadera paz, aquella que sobrepasa todo entendimiento, sólo puede darla Cristo.  Cuando tu corazón esté cansado, cargado, aturdido y temeroso.  Cuando las aguas de la adversidad y los problemas te abrumen y te arropen hasta el cuello.  Cuando sientas que te ahogas, el único capaz de extender sus manos y salvarte es Dios.

Porque en él hay certidumbre, propósitos, planes eternos.  Porque él puede calmar cualquier tormenta o tempestad no importa lo grande que parezca.  Porque él escucha hasta el silencio más profundo que sellan tus labios y oculta tu corazón.  Fue el mismo que rescató a Pedro cuando dudoso se hundía en medio de la mar y exclamó: “sálvame que perezco”.  Jesús aquel que acudió donde estaba una mujer samaritana sedienta para calmar la sed que su espíritu y alma necesitaban.  Dios es el amparo y abrigo, la fortaleza que te sostiene cuando quisieras dejarlo todo porque piensas que no podrás más.

Él te invita a correr hacia él.  A cobijarte en su sombra.  A alojarte en el mismo centro de su corazón.  Aférrate a sus brazos y en lugar de temor, sentirás que una seguridad que disipará las tempestades de tu vida.  Dale acceso a tu corazón para que él pueda reparar los desastres que han dejado las tormentas en tu vida.  Cuando le permitas obrar en ti, sentirás que muchas cosas serán distintas.  Tu forma de ver y percibir las cosas irá cambiando y un día podrás decir a otros que en medio de las tristezas, tribulaciones, pruebas y tormentas que te ha presentado la vida, tú refugio, salvación, esperanza y amor eterno provienen de Dios.


Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://EscritosdelSilencio.blogspot.com

jueves, 23 de junio de 2016

YO EN TI RENAZCO

Yo en ti Renazco…

Soplan los vientos contrarios y su ruido me produce ansiedad.  Pero entonces medito y reflexiono que Dios es mi guardián.  Las nubes negras traen una lluvia torrencial.  Por más que corro para guarecerme y protegerme, las gotas me mojan sin misericordia.  Más yo confío en ti Señor, tú eres mi fiel protector, mi paraguas y más aún mi refugio.  En ti son disipados mis temores y miedos.  Tú eres mi bella y plena esperanza.  Si amenaza un huracán con destruir por completo mi vida, yo sé que mis cimientos están en ti.  Podrán derribar mi árbol pero nunca arruinarán ni devastarán mis raíces.  Yo renaceré, brotaré y creceré de nuevo.  De mis raíces brotaran renuevos que me harán crecer y extenderme.  De mi follaje, otros recibirán sombra y engrandecerán a Dios.  Dios es mi sostén, en su fidelidad y amor continuamente renazco.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito Para: http://EscritosdelSilencio.blogspot.com 

SOY SU HIJA

Soy su Hija…

El veredicto de mi pecado fue una prisión de culpabilidades.  
La evidencia de su amor fue el Calvario.
La consecuencia de su sacrificio fue el perdón, el favor, la gracia y el acceso a comunicación directa con Dios.
El anhelo más preciado de cada creyente que en él confía, crea y espera es verle cara a cara.
La sentencia que recibí cuando me rendí y le entregué mi corazón, alma y vida, fue… perdón, aceptación, amor incondicional, libertad, redención y transformación.
La paz que recibo viviendo en su presencia, la fuente de mi gozo a través de sus promesas es tan sólo el efecto de haberme convertido en su hija legítima.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito para: http://EscritosdelSilencio.blogspot.com

 A veces las personas solo necesitan ser amadas. Que las abraces sinceramente y las escuches con atención. Que le brindes una mirada o una s...