martes, 12 de enero de 2016

El mejor regalo es el que sale de tu corazón




El mejor regalo es el que sale de tu corazón...

Hace algunos años para mi cumpleaños recibí un regalo muy especial. Su valor económico $1.00 y su valor sentimental incalculable. Me lo regaló una de mis estudiantes de Escuela Bíblica. Invirtió todo lo que tenía en aquel momento. Era un anillo de fantasía el cual usé y he guardado como un tesoro.

Curiosamente y aunque es de fantasía aún sigue en buenas condiciones. Me gusta pensar que el gesto sincero de amor de Tuty hacia mi persona, brilla más que el oro y el diamante. Porque hasta ahora ese anillo sigue bien.

A veces pensamos que los regalos costosos son los mejores. Pero los regalos más valiosos, los que logran sacudir y emocionar el corazón hasta hacer brotar las lágrimas. Esos que provocan sonrisas sinceras desde tu alma... Son aquellos que salen de un corazón que da sin reservas y entrega todo lo que tiene sin pensar en su bienestar propio.

Dios nos regaló a su precioso y único hijo Jesucristo. Jesucristo a su vez nos ofreció su vida para regalarnos salvación y un acceso directo con el padre. Y nosotros, ¿qué podemos ofrecerle a los demás? ¿Qué regalo daremos a Dios? Procuremos que sea un regalo inolvidable porque salga de nuestro corazón sincero y apasionado hacia él y hacia las demás personas.

El mejor regalo y las mejores cosas de la vida no tienen valor monetario porque no hay precio con qué pagarlo. ¡Valora tu vida y la de los demás! Celebra tu tiempo, disfruta de tus sentidos sensoriales. ¡Ama mucho y aprende a perdonar como tú has sido perdonado! Respira y siente tu corazón latir. Piensa en sorprender a alguien el día de hoy. Conviértete en un canal de bendición, en una fuente que emana alegría a otros. (Yo ya pensé en la persona que habré de sorprender el día de hoy y tú ¿a quién sorprenderás?). Provócale una sonrisa a Dios.

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com


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 ¡Dios mío alzo mis ojos a los cielos!  Solo a ti que eres el único que tiene misericordia de mí y puede ayudarme. A ti que ves aún en lo se...