Querido Dios:
Quiero vivir a diario tocando tu manto, besando tus pies, exaltando tu nombre, proclamando tu poderío, amor y misericordia. Quiero vivir siendo un recipiente de tu amor, un instrumento de tu agrado y ser canal de bendición. Quiero proyectar la paz, seguridad y libertad que da el sentirte en mi corazón. Amarte sin límites ni tiempo determinado. Dios mío quiero por siempre ser tuya, permanecer en tu abrazo, rodearme de tu presencia, cobijarme con tu unción. Quiero ser dulce, determinada y decidida. Caminar en pos de tus pisadas. Quiero lograr cada sueño y cada meta que tienes para mi vida. Brindar una mirada de confianza y un gesto de ternura a todo aquel que lo necesite. Siempre dar una palabra de ánimo y confortante a todo aquel que lo necesite. Tener la sabiduría para tomar las mejores decisiones sabiendo escuchar e identificar tu voz. Lléname de tu alegría, de ese gozo que aún en medio de las tristezas, se desborda, te da fortaleza y serenidad. ¡Te amo mucho Padre Celestial! Por favor, que nunca me aparte de tu gracia y voluntad.
De tu hija que te ama infinita y profundamente...