miércoles, 3 de abril de 2013

VIENTOS DE GRAN BONANZA




Tiempos de Grande Bonanza

Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.”.  (San Mateo 8:26)

El viento era contrario, pero eso no impediría que Dios se moviera y obrara su milagro.  Había adversidades, pero nada ni nadie, limitarían su poder.  Las aguas amenazaban con que la embarcación naufragara, pero Jesús era el puerto seguro donde ellos podrían refugiarse.  Ellos sintieron temor de ahogarse, pero Jesús les invitaba a confiar en que bajo su amparo estarían seguros, protegidos y a salvo.  Dudas querían opacar el panorama, pero Jesús les instaba a viajar y conquistar el camino de la fe.  Ellos tenían que enfrentar el miedo siendo confrontados con las palabras que Jesús les decía.  Debían creer en las palabras que por tanto tiempo él les había estado hablando, aún cuando las circunstancias de sus vidas parecieran contrarias a lo que esperaban.  La tormenta los tambaleaba, el agua entraba al barco mojando todo a su alrededor.  A duras penas lograban mantenerse de pie, gritaban asustados, buscaban por todos lados, parece que habían olvidado que Dios estaba a su lado.  Y cuando presurosos dijeron: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!”  Él les dijo: “¿por qué teméis, hombres de poca fe?”  Entonces reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.  Así nos pasa, queridos amigos cuando enfrentamos las tormentas y tempestades de la vida.  Amedrentados y confundidos, muchas veces preguntamos al Señor, ¿es qué acaso no tienes cuidado de nosotros?  Sentimos y pensamos que no vamos a poder, espantados y atemorizados, creemos que Dios se ha olvidado o ha perdido detalle de lo que estamos confrontando.  Pero, Jesús con voz dulce y serena nos dice que confiemos, manda a cesar lo que hasta el momento nos había estado turbando, agobiando, molestando y entonces hay grandes tiempos de bonanza.  Los vientos cambian, la mar se aquieta, el panorama cambia, renacen las esperanzas, brotan nuevas semillas de fe y la paz llega.  Dios quien tiene todo poder y autoridad está justo al lado de nosotros.  Nunca nos abandonará ni nos desamparará, pero es menester de nosotros confiar y no olvidar que él está muy cerca de nosotros y si somos fieles y obedientes la victoria nos ha de dar.

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com



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