CUIDA LO QUE ES TUYO
“Me pusieron a guardar las viñas; Y mi viña, que era mía, no guardé”. (Cantares 1:6)
Hay descuidos que se pueden evitar si prestas atención, usas la prudencia y vigilas con cautela. En mi país existe un refrán que suena fuerte pero que dice: “el que tiene finca que la atienda y sino que la venda”. El amor se alimenta de detalles, cuidados y atenciones. Si amas, valoras; si valoras, cuidas y respetas. Por tal razón es importante que pases e inviertas tiempo con tu pareja. Con esa persona a la que le prometiste amor, fidelidad, atención, cuidado y compartir el resto de sus vidas en unidad.
No es solo proveer las cosas que hacen falta en el hogar. No solo es acostarse todas las noches con tu esposo(a). No es tener intimidad por simple rutina cada cierto tiempo. No es tan solo decir “te quiero” o “te amo”, es que hay que tienes que demostrarle a tu pareja ese amor que le profesas con acciones.
Demasiados casos de descuido han sido la antesala del adulterio, las infidelidades y los divorcios. Mujeres que se sienten como un objeto más de la casa. Otras que son rechazadas y rechazados. Hombre que solo sienten que en sus hogares lo ven como el proveedor y nada más. Tantas parejas, ya sean mujeres u hombres que reciben maltrato o abuso físico y verbal. Donde día a día pisotean su dignidad y lo que quisieran es correr, olvidarse de todo, escapar. Esposos que cuando llegan a sus hogares del trabajo, solo escuchan peleas, críticas, quejas y reclamos. Mujeres que después de un día agitado en el trabajo tienen que llegar a hacer todas las tareas del hogar porque el esposo ni sus familias les ayudan.
¡Cuidado con las personas que permites que entren a tu hogar! Ojo con esas personas que dicen ser tus amigas y solo vienen a tratar de robar lo que no les pertenece. Pon atención y alerta al uso que le das a la tecnología que hay en tu hogar. Que muchas veces lo que se trajo para que fuera una bendición, resulta siendo maldición. ¡Cuidado con lo que haces en tu tiempo libre o cuando estás a sola! La Biblia dice que debemos actuar con mansedumbre, astucia e inteligencia. La mujer se debe sujetar al marido, pero el marido también debe sujetarse a la esposa. El egoísmo nada bueno trae, el tratar de halar la cuerda de un solo lado, puede hacer que se rompa. ¡Amar es entregarse y compartir, no lo quieras todo para ti! No ignores las señales que te están diciendo que tu matrimonio corre grave peligro. ¡Cuidado con las comparaciones y los recuerdos de viejos amores que quieren venir a intervenir en tu presente y futuro! Que a veces, lamentablemente, no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde o no hay remedio.
Cuida la viña que solo a ti te pertenece. ¡Es tu responsabilidad! El trabajo, las tareas, la familia, los hijos, los amigos, la Iglesia, los múltiples compromisos, los negocios y viajes, son todos importantes y necesitan de tu tiempo. Pero dale la prioridad que merece tu matrimonio. El tiempo que dediques a tu pareja es saludable, indispensable y vital. Hoy más que nunca el enemigo intenta destruir los matrimonios, pone tentaciones y fuertes pruebas porque sabe que le queda poco tiempo. Él sabe también que si destruye el matrimonio, daña las familias porque los hogares quedan rotos.
Por tal razón, dice otro refrán que “sobre aviso no hay engaño”. Hombres y mujeres que se han tomado el tiempo de leerme, es el momento de arrebatar al enemigo lo que te pertenece. ¡Reacciona y no pongas en peligro el tesoro que tanto trabajo te ha costado tener! No dañes la confianza que tú ayuda idónea depositó en ti. No juegues con los sentimientos tuyos ni de nadie. Las infidelidades duelen y quebrantan la confianza. Si ves que en tu matrimonio hay algo que está mal, dialoga y comunícate con tu pareja, no lo pases por alto y mucho menos dejes de hablarlo.
Recuerda también que las cosas materiales son buenas y útiles, pero vienen y van. El amor no se compra, el amor se regala y se recibe. El matrimonio muchas veces tiene que pasar grandes pruebas de fuego, pero dice Cantares 8:7, “las muchas aguas no podrán apagar el amor, No lo ahogarán los ríos”. Sé que esto que hoy escribo, no lo escribo por escribirlo, sé que tiene un propósito y que ministrará a corazones que desde hace tiempo han sido inquietados. ¡No te quedes quieta(a), lucha por tu matrimonio porque es preciado!
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com
“Me pusieron a guardar las viñas; Y mi viña, que era mía, no guardé”. (Cantares 1:6)
Hay descuidos que se pueden evitar si prestas atención, usas la prudencia y vigilas con cautela. En mi país existe un refrán que suena fuerte pero que dice: “el que tiene finca que la atienda y sino que la venda”. El amor se alimenta de detalles, cuidados y atenciones. Si amas, valoras; si valoras, cuidas y respetas. Por tal razón es importante que pases e inviertas tiempo con tu pareja. Con esa persona a la que le prometiste amor, fidelidad, atención, cuidado y compartir el resto de sus vidas en unidad.
No es solo proveer las cosas que hacen falta en el hogar. No solo es acostarse todas las noches con tu esposo(a). No es tener intimidad por simple rutina cada cierto tiempo. No es tan solo decir “te quiero” o “te amo”, es que hay que tienes que demostrarle a tu pareja ese amor que le profesas con acciones.
Demasiados casos de descuido han sido la antesala del adulterio, las infidelidades y los divorcios. Mujeres que se sienten como un objeto más de la casa. Otras que son rechazadas y rechazados. Hombre que solo sienten que en sus hogares lo ven como el proveedor y nada más. Tantas parejas, ya sean mujeres u hombres que reciben maltrato o abuso físico y verbal. Donde día a día pisotean su dignidad y lo que quisieran es correr, olvidarse de todo, escapar. Esposos que cuando llegan a sus hogares del trabajo, solo escuchan peleas, críticas, quejas y reclamos. Mujeres que después de un día agitado en el trabajo tienen que llegar a hacer todas las tareas del hogar porque el esposo ni sus familias les ayudan.
¡Cuidado con las personas que permites que entren a tu hogar! Ojo con esas personas que dicen ser tus amigas y solo vienen a tratar de robar lo que no les pertenece. Pon atención y alerta al uso que le das a la tecnología que hay en tu hogar. Que muchas veces lo que se trajo para que fuera una bendición, resulta siendo maldición. ¡Cuidado con lo que haces en tu tiempo libre o cuando estás a sola! La Biblia dice que debemos actuar con mansedumbre, astucia e inteligencia. La mujer se debe sujetar al marido, pero el marido también debe sujetarse a la esposa. El egoísmo nada bueno trae, el tratar de halar la cuerda de un solo lado, puede hacer que se rompa. ¡Amar es entregarse y compartir, no lo quieras todo para ti! No ignores las señales que te están diciendo que tu matrimonio corre grave peligro. ¡Cuidado con las comparaciones y los recuerdos de viejos amores que quieren venir a intervenir en tu presente y futuro! Que a veces, lamentablemente, no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde o no hay remedio.
Cuida la viña que solo a ti te pertenece. ¡Es tu responsabilidad! El trabajo, las tareas, la familia, los hijos, los amigos, la Iglesia, los múltiples compromisos, los negocios y viajes, son todos importantes y necesitan de tu tiempo. Pero dale la prioridad que merece tu matrimonio. El tiempo que dediques a tu pareja es saludable, indispensable y vital. Hoy más que nunca el enemigo intenta destruir los matrimonios, pone tentaciones y fuertes pruebas porque sabe que le queda poco tiempo. Él sabe también que si destruye el matrimonio, daña las familias porque los hogares quedan rotos.
Por tal razón, dice otro refrán que “sobre aviso no hay engaño”. Hombres y mujeres que se han tomado el tiempo de leerme, es el momento de arrebatar al enemigo lo que te pertenece. ¡Reacciona y no pongas en peligro el tesoro que tanto trabajo te ha costado tener! No dañes la confianza que tú ayuda idónea depositó en ti. No juegues con los sentimientos tuyos ni de nadie. Las infidelidades duelen y quebrantan la confianza. Si ves que en tu matrimonio hay algo que está mal, dialoga y comunícate con tu pareja, no lo pases por alto y mucho menos dejes de hablarlo.
Recuerda también que las cosas materiales son buenas y útiles, pero vienen y van. El amor no se compra, el amor se regala y se recibe. El matrimonio muchas veces tiene que pasar grandes pruebas de fuego, pero dice Cantares 8:7, “las muchas aguas no podrán apagar el amor, No lo ahogarán los ríos”. Sé que esto que hoy escribo, no lo escribo por escribirlo, sé que tiene un propósito y que ministrará a corazones que desde hace tiempo han sido inquietados. ¡No te quedes quieta(a), lucha por tu matrimonio porque es preciado!
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com
www.devocionaldiario.com
www.destellodesugloria.org