¡No te amargues que se te arruga la cara!
Según el Word Reference la amargura es un “sentimiento de pena, aflicción o disgusto”. ¡Qué feo se siente un corazón amargado, pero más triste aún es que la amargura se refleja en la cara y en nuestros actos! Lo que sentimos por dentro, tarde o temprano se refleja afuera.
¡No te amargues que solo lograrás añadirle peso a tu espalda, presión a tu corazón y arrugas a tu cara! No hay crema que combata las arrugas que salen por la amargura por más cara que sea. No permitas que la pena y el dolor te “maten” lentamente. Que mate tus sueños y esperanzas, que arrebate tus ilusiones.
A veces el espíritu se siente afligido por tantos pesares. En ocasiones nos disgustamos tanto que nos airamos y decepcionamos. Pero he aprendido que pasamos dos trabajos, el de enojarnos y el de volvernos a contentar.
Hoy el mensaje es sencillito, corto y muy claro. Si te sigues enojando y amargando por cualquier cosa, las consecuencias se reflejaran en tu cara. Y estoy segura que eso si que no te agradará. Te invito a sonreír serenamente o a carcajadas, como quieras o como lo sientas, pero sonríe que te verás más hermoso(a) y le restaras algunos años a tu rostro. Y si no se lo restas por lo menos no se los añades tampoco. ¡Vamos que yo voy a ti!
Autora: Brendaliz Avilés
Según el Word Reference la amargura es un “sentimiento de pena, aflicción o disgusto”. ¡Qué feo se siente un corazón amargado, pero más triste aún es que la amargura se refleja en la cara y en nuestros actos! Lo que sentimos por dentro, tarde o temprano se refleja afuera.
¡No te amargues que solo lograrás añadirle peso a tu espalda, presión a tu corazón y arrugas a tu cara! No hay crema que combata las arrugas que salen por la amargura por más cara que sea. No permitas que la pena y el dolor te “maten” lentamente. Que mate tus sueños y esperanzas, que arrebate tus ilusiones.
A veces el espíritu se siente afligido por tantos pesares. En ocasiones nos disgustamos tanto que nos airamos y decepcionamos. Pero he aprendido que pasamos dos trabajos, el de enojarnos y el de volvernos a contentar.
Hoy el mensaje es sencillito, corto y muy claro. Si te sigues enojando y amargando por cualquier cosa, las consecuencias se reflejaran en tu cara. Y estoy segura que eso si que no te agradará. Te invito a sonreír serenamente o a carcajadas, como quieras o como lo sientas, pero sonríe que te verás más hermoso(a) y le restaras algunos años a tu rostro. Y si no se lo restas por lo menos no se los añades tampoco. ¡Vamos que yo voy a ti!
Autora: Brendaliz Avilés