miércoles, 24 de abril de 2013

CONVERSACIONES CON DIOS: MIS PREGUNTAS, SUS RESPUESTAS




Conversación con Dios, Mis Preguntas, Sus Respuestas

¿Cuántas veces en medio de mi batalla he pensado que no podré continuar?  Miles de veces he gritado angustiada: “¡Dios, dame fuerzas para continuar!”  Aunque he proseguido el camino, hay momentos donde me he sentido perdida y sin saber qué dirección debería tomar.  Aunque sé que estás cerca, te he percibido tan lejos y distante de mí que he querido escapar y salir huyendo, pero luego me detengo y pienso: “¿vale la pena intentar salirme de tus manos?  No logro entender nada de lo que está pasando, ni hacia dónde me estás llevando…  ¿Cuál es tu plan?  Dame luces, porque todo es oscuridad”. 
En mi desierto aún no he visto las palmeras ni el oasis.  Lo he recorrido, estoy fatigada y sedienta. Cuando ilusionada corro a refrescarme y a buscar el agua, me percato de que tan solo he ido tras un espejismo.  ¡Dios, dónde has estado cuando en la noche, insomne invoco tu presencia y permaneces silencioso!  Cuando mis lágrimas inundadas devoran mi almohada y no encuentro solución a esa tormenta impetuosa que amenaza con ahogarme.  ¿Dónde te has ido cuando mis suspiros claman por ti y cuando el silencio me satura y no hay fuerzas para seguir.  Cuando siento que la muerte coquetea con mi cuerpo y cual verdugo me castiga, azotándome y tirándome en el suelo.  ¿Dónde estás cuando clamo porque este torturador silencio sea interrumpido?  
Y mientras estas cosas pienso y siento, una voz en mi interior dice serenamente: “¡Calma, por nada te turbes ni te inquietes!  Estoy aquí, justo a tu lado.  No es solo tu batalla, también es la mía porque eres mi hijo y yo te amo.  Tengo cuidado de ti y de los tuyos.  Estoy atento, vigilando y al pendiente de todo lo que te ocurre.  Pero porque te amo, hay destrezas, herramientas, fortalezas y habilidades que deseo desarrollar en ti y que solo salen a la luz en el fragor de la batalla.  Hay cosas que deseo que aprendas, que te hagan más fuerte y te den sabiduría a través de la practica.  
Ni por un instante dudes de que haya estado contigo.  La ausencia de la luz en medio del túnel oscuro que hoy te encuentras atravesando, no significa que no volverás a gozar del resplandor.  Esto solo significa que aunque la mañana parece lejana y la noche tenebrosa, hoy estás un día más cerca del momento en que tendrás tu victoria, porque obtendrás mi respuesta favorable.  No dejes de luchar, pero debes hacerlo confiado y descansando en mis promesas.  El calor de mi amor abrigará siempre tu corazón.  El toque de mis manos dará los matices que tú ser en este mismo momento necesita.  Mi corazón latiendo en ti, disipará los miedos que intentan paralizarte.  Mis brazos te cobijarán para que recibas la paz y el aliento que pides a gritos y que sé que necesitas.
Yo, yo soy tu Dios, el que siempre ha estado, quien nunca se ha ido, quien siempre ha permanecido cuando los demás no han comprendido y se han ido.  Yo soy el que tiene el control de todo y quien te bendecirá y hará sonreír.  Soy tu Padre, soy tu Dios y quienes confían en mí permanecen.  Levantan sus alas y se remontan como el águila sobre las alturas y más allá de la tempestad”.
Luego de escuchar y sentir esas palabras que conmueven y taladran mi corazón, sonrío y digo: “¡Gracias Dios mío porque siempre que clamó, aún cuando muchas veces no veo y no entiendo, AHÍ TU ESTÁS, SIEMPRE PARA MÍ!

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com


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