A ti elevo mi voz, a ti que eres mi Señor y Salvador.
A ti que nunca has dejado de escucharme, ni de cuidarme.
A ti que me has amado, aun cuando muchas veces he
fallado. Y en este clamor declaro que tú sigues siendo mi refugio
Yo sigo creyendo en lo que haces y lo que eres; no confío
no confío en mis fuerzas, pero sí tengo la certeza de que tú
aumentas mi vigor y vas caminando conmigo.
Cada sueño, mete e ilusión marcan un latido y ese latido
pertenece a ti y tiene un eco que pronuncia tu nombre.
En la confusión me aclaras como la luz al día. Soy conmovida
por tu fuerte presencia y es en tu guarida donde siempre
anhelo estar. No hay lugar ni cosa más hermosa en el mundo
que saber que mi corazón es tu morada y que tu gran
amor no hay quien lo pueda igualar. Elevo mi voz y reconozco
ésta dependencia de ti que eres mi Soberano. Aguardo
esperanzada cada día cumpliendo mi propósito en ti.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com