sábado, 5 de noviembre de 2011

Carta a Dios: MI FIEL AMIGO



Querido Dios:



Está por terminar este sábado y solo puedo pensar en el calor de tu amistad. En la fidelidad que me has brindado, porque aún en las noches más oscuras y tenebrosas de mi vida me has acompañado incondicionalmente. Porque me has fortalecido y ayudado a madurar en medio de mis batallas y cuando más débil me he sentido.


Tu amor le inyecta a mi corazón la fuerza necesaria para continuar aún cuando tantas veces he sentido que voy a desfallecer. Tú eres la medicina que regenera cada día mi alma y mi esperanza, por está y miles de razones más, no puedo dejar de amarte ni de pensarte. Porque cuando me levanto en la mañana mi primer pensamiento eres tú y cuando logro conciliar el sueño mi último pensamiento y suspiro es para ti.


Sé que tal vez, muchos no logren entender esta amistad que nos une, pero yo me siento tan afortunada de poder contar con tu presencia en mi vida. De saberme tan querida, pensada, cuidada y protegida por ti. De saber y sentir que cada vez que creo desmayar, no caigo porque tú me sostienes.


He notado que en el mundo en el que habito son tan pocas las personas que saben realmente ser amigos leales y fieles. Y no puedo ocultar que a veces, eso lacera mi corazón porque tú bien sabes que trato de ser buena amiga a pesar de mis múltiples defectos. Pero me toca ver una y otra vez como traicionan mi confianza y decepcionan mi esperanza en ellos.


No obstante, sigo creyendo que la amistad es algo tan fuerte y tan capaz de provocar milagros. Por eso es que tu amistad me salva la vida continuamente. Tú amor es el prodigio más grande, la flor más bella y grata de mi jardín.


Por eso miro al cielo y a pesar de las pruebas sigo insistiendo en que te amo. Nada ni nadie pueden apartarme de tu amor y amistad, porque has sido y serás siempre el más sublime e infinito amor de mi vida. La luz en la sombra, el oasis en el desierto, la puerta que siempre se abre y mi guarda espaldas.


Gracias por permanecer ahí, siempre conmigo. Por escucharme, secar mis lágrimas y provocarme tantas sonrisas. Gracias por no dejar que me rinda y motivarme a seguir insistiendo para alcanzar aquellas cosas que tanto deseo. Eres mi principio y hasta el final mi vida será enteramente al servicio de ti.


Sé que el enemigo ha intentado destruir nuestro vínculo especial, pero aún cuando mi salud es quebrantada o mis sentimientos lastimados, mi alma está preservada y guardada para ti. Él no la puede tocar, porque es completamente tuya, siempre te ha pertenecido y tú no vas a permitir que él la destruya.


Dios de mi vida, mi amado, mi súper y gran amigo, gracias por no soltar mis manos. Por retenerme bien fuerte y mantenerme cerquita de ti. Hoy más que nunca deseo estar en el hueco más íntimo de tu corazón. Porque quiero perfumarlo con mi adoración, porque deseo besar cada rinconcito de él.


Ya casi me voy a acostar, pero debo decirte que es tan sobrenatural sentir tu paz extinguiendo el incendio que amenaza con quemarme. Permíteme soñar con las cosas lindas que tienes reservadas en los cielos.


Voy a dejarte mi fuerte abrazo y miles de besitos para ti. Yo sé que sabes que te amo, pero es necesario que lo escriba y también que te lo diga. Gracias mi eterno amigo, eres lo mejor que hay en mi vida.


De tu hija que te ama totalmente,


Brendaliz Avilés


Escrito Para: www.brendalizaviles.com

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