martes, 30 de junio de 2009

¡Cuidado con el Elitismo!


¡Cuidado con el Elitismo!


Elitismo: m. Sistema que favorece a las elites, o la aparición de ellas.
vox1()
Diccionario Enciclopédica Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Díc. del individuo que basa su conducta en la de las elites.
vox1()
Diccionario Enciclopédica Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Elitismo Sistema que beneficia a una minoría privilegiada, aunque sea en perjuicio del resto de la sociedad.
*Cuando utilizo el término elitismo en esta reflexión me refiero a exclusividad o favoritismo.


He encontrado a través de las Sagradas Escrituras palabras con luz que han alumbrado mi vida y dado claridad a mi mente. Siempre he ambicionado la sabiduría que trasciende que es la de Dios. Hoy analizo de manera paciente y callada el único requisito que Dios ha pedido para que una persona sea salva, es que crea, acepte, reciba y confiese con su boca, corazón y vida que Jesucristo es el hijo de Dios. Porque nadie viene al Padre sino es por el Hijo.

Una vez que este proceso ha acontecido en el corazón contrito y humillado, comienza el proceso de la limpieza, purificación, redención y santificación. Porque si hay algo que Dios deja claro a través de la Biblia es que “a un corazón contrito y humillado, El no desprecia”. Y si un corazón está de esa manera y tiene esa actitud ante el Señor es porque está arrepentido. Y si está arrepentido es porque desea renovación y un nuevo comienzo. No repetir cosas pasadas que lo llevaron a un estado indeseable.

Pero nosotros los seres humanos tenemos un problema debido a nuestra naturaleza pecaminosa. Miramos lo que está delante de nosotros y no podemos ver más allá de lo que Dios puede hacer. Vemos por ejemplo, a un preso que ha cumplido su sentencia, ha pagado por sus crímenes y faltas; y lo seguimos tildando o tratando como a un criminal. Observamos a la prostituta o al drogadicto y nos cuesta comprender que Dios puede darle una vida totalmente nueva y diferente. Muchas veces no logramos apreciar la obra redentora de Cristo en estas personas, tenemos nuestras dudas y cuestionamientos. Pero pregunto yo, ¿qué hay imposible para Dios? Porque si mal no recuerdo Jeremías decía que para Dios nada es imposible, ¡absolutamente nada!

Tenemos la tendencia a querer transformar a las personas y operar en ellos, cambios que solo el Espíritu de Dios puede hacer en las vidas. Estigmatizamos a las personas y en ocasiones, tal vez sin percatarnos, elegimos o escogemos a los que pensamos que deben formar parte de las filas en el reino de Dios y hasta determinamos cuáles no. Pero Jesús dice: “el que a mi viene yo no le echo fuera”. El que a mi viene, como observamos, no señala a un grupo de gente determinada o con exclusividad. Este es un llamado para todo aquel que quiera venir y esté dispuesto a recibir a Dios en su vida.

Sin querer sacar de contexto el texto, pero creo que muy bien se aplicaría este verso que dice “no llames inmundo a lo que Dios limpió”, aunque la situación sea diferente. Cuántas veces, quizás, hemos pensado… Dios va a utilizar a X o Y persona. ¿Cuántas otras hemos dicho para nuestros adentros, “es lejano, se ve imposible que utilice a fulana de tal o a perencejo”. Es que esta persona es muy tímida, no tiene don de gentes, carece de simpatía, no moverá las masas, no tiene unción, es tartamudo, tiene un carácter muy fuerte, es demasiado perfeccionista. No, imposible que este sea, mira que alocado, se ríe mucho, no tiene seriedad, es demasiado bonita, es demasiado feo. Es muy nuevo, todavía es inexperto, estuvo en las drogas, yo creo que es demasiado orgulloso” y cuántas cosas más. Censuramos a las personas hasta de los ministerios porque no nos parecen y hasta utilizamos como pretexto “el celo santo”.

Será que nos olvidamos acaso, que Dios dijo: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz, yo entraré y cenaré con él”. O es que quizás, nuestra memoria nos ha fallado y ha borrado este otro versículo que dice que: “lo vil y lo menospreciado del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios”. Si esto es así y sabemos que la Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que espada de dos filos… ¿Quiénes somos nosotros entonces para hacer un evangelio separatista, exclusivo o al alcance de solo a unos pocos? ¿Se nos ha olvidado de dónde Dios nos ha sacado y de lo que nos ha librado; y la misericordia que extendió hacia nosotros y prolonga continuamente. El salmista decía: “Bendice alma mía a Jehová y no te olvides de ninguno de sus beneficios. Acuérdate de donde él te sacó”. No quiero sonar fuerte, pero me parece a mí que si Dios hubiera tratado en su vida pecaminosa a muchos como ellos tratan a los demás, nunca hubieran sido perdonados y restaurados. Sin embargo él escogió, Dios decidió darnos vida y vida para que la tuviéramos en abundancia. Y no solo para que la tuviéramos en abundancia, sino también para que atrajéramos a otros hacia Dios, así como él nos atrajo a nosotros mediante testimonio.

Nuestra tarea tan solo consiste en que debemos evangelizar, alcanzar a las almas, predicar, comunicar las buenas nuevas de salvación. Nos corresponde utilizar la misericordia que Dios ha tenido con nosotros. Persistir en todas las cosas buenas que hemos aprendido a través de este Evangelio y desechar aquellos conceptos mal aprendidos. Dios mediante su Espíritu Santo es quien exhorta, disciplina, redarguye e instruye, entre muchas otras cosas más. Porque es el Espíritu Santo que nos santifica, porque sabemos que como dicen las Escrituras: “sin santidad nadie verá al Señor”. La santidad nos conviene.

Hago un llamado respetuoso a dejar a un lado nuestras diferencias dogmáticas e ideológicas respecto a cosas que no son realmente puntos de salvación. Si no analizamos son superficialidades cuando Dios quiere llegar a las profundidades de la vida del ser humano y rescatarlo del mal. En cambio permitamos a Jehová operar el milagro de transformar las vidas. Vamos a ser un canal, un puente de bendición. Vamos a aportar a las vidas con nuestro buen ejemplo, testimonio y palabras de edificación. Yo no estoy diciendo con esto que la gente haga lo que le venga en gana hacer y no se corrija o discipline. Tampoco estoy diciendo que cualquiera sin estar bien a los ojos de Dios puede hacer lo que quiera. Sin embargo Dios puede utilizar a cualquiera que sea obediente y se deje usar. Dios tiene instrumentos para ir canalizando y preparando a las nuevas criaturas que rinden sus vidas ante él. Para eso existen los pastores, maestros y líderes.


Sencilla y claramente lo que trato de hacer comprender es que no quieras hacer tú, ni yo, la obra que le corresponde única y exclusivamente a Dios.

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito el 29 de junio de 2009

Para:
http://escritosdelsilencio.blogspot.com/

Yo sé que me responderás

 ¡Dios mío alzo mis ojos a los cielos!  Solo a ti que eres el único que tiene misericordia de mí y puede ayudarme. A ti que ves aún en lo se...