Cuando mires al cielo y todo esté nublado
y las estrellas ocultas no muestren su brillo.
Cuando el frío de la noche parezca congelar
el fuego de tu alma y queriendo encontrar abrigo,
sientas desnudo y tembloroso tu corazón.
No es el final de tus días,
la noche no será siempre fría ni oscura.
El amanecer esconde un sol radiante y un sinfín de colores.
Latirá tu corazón con una llama ardiendo en su interior,
la luz de la fe y de la esperanza renacerán dentro de ti.
Las nubes te mostrarán nuevamente un cielo azul y despejado.
Pasarás esta prueba, volverás a sonreír.
Pues hay siempre una mano amiga, cuidando tus pasos,
vigilándote a ti. Por más larga que parezca esta noche,
hay una mañana impaciente, esperando para demostrarte
que el sol siempre vuelve a brillar.
Autora: Brendaliz Avilés