martes, 26 de enero de 2010

PIDAMOS SABIAMENTE



Pidamos Sabiamente


“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”. (1 Crónicas 4:9-10)

La Biblia nos relata de oraciones que hicieron hombres y mujeres que lograron conmover el corazón de Dios y recibir respuesta afirmativa. Esta gente abrió sus corazones sinceramente y se atrevieron a expresarle a Dios sus deseos más fervientes sin temor. Salomón pidió sabiduría y Dios le concedió mucho más que eso. Ana pidió ser madre y Dios le permitió que pudiera dar a luz hijos. Abraham intercedió por su sobrino Lot y Lot con sus hijas fueron rescatados del mal que venía. Pero hablar de la oración de Jabes, es hablar de una oración que no fue muy extensa de palabras pero que implico o cubrió prácticamente cada área de su vida de forma resumida.

Dios dice que a veces pedimos y no recibimos porque pedimos mal, sin embargo que ejemplo más grandioso encontramos en este joven llamado Jabes. Es tan interesante resaltar que cuando ese capítulo empieza se nos está hablando de los detalles de la genealogía de unos y otros, pero en los versículos 9 y 10, el que escribe se toma una pausa, para enmarcar que Jabes fue más ilustre que sus hermanos a pesar de que su madre lo dio a luz en dolor. Porque no importa bajo que circunstancias hayas nacido, si te colocas en las manos de Dios podrás ser un recipiente de mucha bendición y Dios hará de tu vida algo extraordinario y fuera de lo común. Ilustre significa: “De noble y distinguido linaje o familia. Insigne, celebre en alguna actividad, distinguido, famoso. Tratamiento de dignidad”.

Esos signos y ese oh con que comienza la oración de Jabes, nos dan a entender que Jabes expresó un deseo que anhelaba fervientemente. Él deseaba ser bendecido, que Dios ensanchará su territorio, que la mano de Dios estuviera con él siempre y lo librará del mal para que él no se dañase. Como decimos por ahí, “casi nada pidió el chico”. En otras palabras él deseaba una cobertura de Dios total en su vida. Él deseaba que Dios interviniera en cada área de su vida, porque sabía que si Dios estaba en control de toda su vida, todo marcharía bien. Porque cuando Dios es el eje principal, cuando el tiene el control de nuestra nave, podemos estar seguro de que llegaremos a puerto seguro. Lo más lindo es saber que Dios le concedió lo que pidió.

Hoy más que nunca necesitamos reflexionar sobre las cosas que le hemos estado pidiendo a Dios y ver en que prioridades las hemos puesto. Ejemplo tras ejemplo, encontramos en las Sagradas Escrituras que aquellos que pagaron el precio y estuvieron dispuestos a buscar primeramente el reino de Dios, recibieron muchísimo más de lo que pidieron. Porque Dios como excelente padre que es, sabe darnos buenas dádivas aún cuando no las merecemos. Debemos analizar si ese tiempo que sacamos para orar a Dios y clamar por nuestras peticiones, lo estamos sabiendo emplear pidiendo correctamente. Si tu eres una persona que lucha, que quiere lograr algo más en la vida y pides con fe, de algo puedes estar seguro, Dios te dará mucho más de lo que te imaginas o concibes en tu mente, así como Jabes pudo ver concretadas cada una de las peticiones que presentó delante de su Dios.

Hoy como Jabes, podemos acudir ante nuestro mejor Padre y pedirle con sabiduría que así como estuvo con Jabes, esté con nosotros.

Autora: Brendaliz Avilés

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