UN CARPINTERO QUE SABE LO QUE HACE
Dios es el carpintero y nosotros somos las piezas que él escoge y utiliza. Él repara nuestros corazones y da real sentido a nuestras vidas. Cuando entramos a su taller, el proceso es difícil porque hay que saber aguardar pacientemente y encontrar el tiempo perfecto para realizar todas aquellas cosas en las que deseas contar con su aprobación y voluntad.
El reloj va marcando las horas y nos desesperamos tratando de descifrar cuando será el momento en que Dios cumplirá aquellas palabras que fueron declaradas sobre nuestras vidas.
Hay una lucha interior entre satisfacer nuestros propios deseos y metas de forma independiente y a nuestra manera. En ocasiones quisiéramos adelantarnos o que se rompa ese silencio que tanto se ha prolongado.
Y Dios aguarda silenciosamente a que nosotros comprendamos y sepamos entender que es necesario que experimentemos esta etapa para que aprendamos y él se gloríe en medio de nuestras debilidades. Esa etapa que atravesamos nos va perfeccionando poco a poco.
Nosotros como herramientas útiles tenemos que permitir que él nos escoja y determine el uso que nos dará de acuerdo a nuestros talentos, habilidades y llamado.
A veces nos refugiamos en terceras personas, tratando de entender este proceso al que hemos sido expuestos. Posiblemente buscamos respuestas en personas que solo pueden llegar a confundirnos por tratar de ayudarnos o consolarnos. Pero debemos aprender a aguardar a Jehová y tomar aliento y fuerzas en él. Dios no desea que en momentos como estos, busquemos las respuestas en el exterior, hacia fuera o en las demás personas. Porque la contestación solamente la tiene él y quiere trabajar en nuestro interior para mostrárnosla. Porque es en su secreto donde él se encargará de revelarnos lo que él tiene para nosotros, cuáles son sus pensamientos y de qué forma nos va a utilizar.
Cuando estemos preparados para recibir aquello que Dios ha dispuesto para nuestras vidas, Él romperá el silencio y nos dirá que ya estamos listas para la gran aventura y desafío que nos espera.
Solo mediante la comunión íntima con nuestro Carpintero seremos perfeccionados, restaurados, vivificados y dotados de sabiduría divina y humana para enfrentar las pruebas que vendrán y tratarán de entorpecer su obra. Solo mediante ese contacto con nuestro Creador podremos recibir a manos llenas las bendiciones que nos esperan para que las disfrutemos.
A través del tiempo de espera nuestro carácter será probado, moldeado y los frutos del Espíritu revelados. Al estar bajo la presión, sabremos cuán capacitados estamos, cuánto hemos crecido y madurado. Lograremos identificar cuánto estamos dispuestos a soportar para lograr alcanzar aquellas promesas que ambicionamos recibir.
Dios quien es tu Carpintero, quiere construir la casa que eres tú y la quiere edificar con buenos cimientos. Y en esos cimientos está la clave para el éxito, para la resistencia y para el aguante.
*¿Dejarás que el mejor de los Carpinteros con su amor te instruya, te construya y te prepare para lo que tiene contigo?
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito el 28 de junio de 2009.
Dios es el carpintero y nosotros somos las piezas que él escoge y utiliza. Él repara nuestros corazones y da real sentido a nuestras vidas. Cuando entramos a su taller, el proceso es difícil porque hay que saber aguardar pacientemente y encontrar el tiempo perfecto para realizar todas aquellas cosas en las que deseas contar con su aprobación y voluntad.
El reloj va marcando las horas y nos desesperamos tratando de descifrar cuando será el momento en que Dios cumplirá aquellas palabras que fueron declaradas sobre nuestras vidas.
Hay una lucha interior entre satisfacer nuestros propios deseos y metas de forma independiente y a nuestra manera. En ocasiones quisiéramos adelantarnos o que se rompa ese silencio que tanto se ha prolongado.
Y Dios aguarda silenciosamente a que nosotros comprendamos y sepamos entender que es necesario que experimentemos esta etapa para que aprendamos y él se gloríe en medio de nuestras debilidades. Esa etapa que atravesamos nos va perfeccionando poco a poco.
Nosotros como herramientas útiles tenemos que permitir que él nos escoja y determine el uso que nos dará de acuerdo a nuestros talentos, habilidades y llamado.
A veces nos refugiamos en terceras personas, tratando de entender este proceso al que hemos sido expuestos. Posiblemente buscamos respuestas en personas que solo pueden llegar a confundirnos por tratar de ayudarnos o consolarnos. Pero debemos aprender a aguardar a Jehová y tomar aliento y fuerzas en él. Dios no desea que en momentos como estos, busquemos las respuestas en el exterior, hacia fuera o en las demás personas. Porque la contestación solamente la tiene él y quiere trabajar en nuestro interior para mostrárnosla. Porque es en su secreto donde él se encargará de revelarnos lo que él tiene para nosotros, cuáles son sus pensamientos y de qué forma nos va a utilizar.
Cuando estemos preparados para recibir aquello que Dios ha dispuesto para nuestras vidas, Él romperá el silencio y nos dirá que ya estamos listas para la gran aventura y desafío que nos espera.
Solo mediante la comunión íntima con nuestro Carpintero seremos perfeccionados, restaurados, vivificados y dotados de sabiduría divina y humana para enfrentar las pruebas que vendrán y tratarán de entorpecer su obra. Solo mediante ese contacto con nuestro Creador podremos recibir a manos llenas las bendiciones que nos esperan para que las disfrutemos.
A través del tiempo de espera nuestro carácter será probado, moldeado y los frutos del Espíritu revelados. Al estar bajo la presión, sabremos cuán capacitados estamos, cuánto hemos crecido y madurado. Lograremos identificar cuánto estamos dispuestos a soportar para lograr alcanzar aquellas promesas que ambicionamos recibir.
Dios quien es tu Carpintero, quiere construir la casa que eres tú y la quiere edificar con buenos cimientos. Y en esos cimientos está la clave para el éxito, para la resistencia y para el aguante.
*¿Dejarás que el mejor de los Carpinteros con su amor te instruya, te construya y te prepare para lo que tiene contigo?
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito el 28 de junio de 2009.
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