Hoy quiero compartir con ustedes un hermoso escrito de una joven mexicana a la cual no tengo el privilegio de conocer personalmente pero que le he tomado gran cariño y afecto. Sé que este escrito bendecirá enormemente sus vidas por eso lo comparto con ustedes.
Vivir sintiendo ser diferente o vivir siendo diferente
La vida es un gran regalo. Mi vida, sin duda alguna, la considero un regalo de aquellos que no pueden ser siquiera envueltos por su gran magnitud, un regalo que si no compartiera no valdría la pena haber tenido aliento en todos los momentos que he vivido en mis 20 años de vida.
Se que cronológicamente muchos dirían que no he llegado a la edad suficiente para toparme con verdaderas experiencias; sin embargo, la cantidad y tipo de situaciones por las que he atravesado son suficientes para no solo convencerme si no saber que Dios no solo me dio aliento de vida si no que me dio junto con ello un llamado conformado por una visión y una victoria llenas de promesas las cuales en su nombre anhelo el cumplimiento de tal propósito de Dios en mi.
Fue fácil considerar que desde que llegué a este mundo mi vida no seria ordinaria, yo no seria la típica niña, y que además tendría que vivir situaciones que sin duda de algo me servirían. Fue fácil por que eso venia injertado en mi mente, pues era algo que constantemente brotaba desde mi interior, en cada etapa parecían salir de mi interior estas palabras: Stefy “tú eres alguien diferente”, Stefy “tú eres coheredera”, Stefy “tú eres guerrera”, Stefy “tú eres victoriosa”, Stefy “esta no es tu condición”, Stefy “no naciste para lo que tus ojos ven”, Stefy “yo te formé”, Stefy “tu eres mi hija”. Stefy!! …
Desde pequeña crecí con un complejo de rechazo, sin embargo, yo lograba sentir un abrazo; viví en un mundo solitario, pero yo sentía la presencia de un verdadero amigo; no tenía la expresión de cariño de un padre como yo lo hubiese deseado, pero yo sentía ser adoptada por un Rey.
Desde mi nacimiento atravesé algunas enfermedades como, artritis, síndrome de Raynaud, tumor cerebral y otras más, pero mayor fue la gloria al ver diagnósticos revertidos.
Tuve problemas de autoestima que me llevaron a dañarme en gran manera físicamente, casi a llegar a la muerte, sin embargo el celo, el cuidado y la perfección de mi creador al formarme me enseñaron a cuidar y amar lo que fue formado para ser templo de Dios.
Falle a Dios en gran manera, sin embargo El en todo momento sin importar lo que yo hiciera permaneció fiel.
Estuve al borde de entregar mis sueños, pero me di cuenta que aquellos sueños no me pertenecían a mi si no a aquel que fijó su mirada en mi.
Muchas veces Sentí deseos de morir pero mayor fue El anhelo de la vida “Cristo” entrar a mí, muriendo por mí.
Cada aliento de vida, cada respirar, cada latido, es un regalo, en el cual se ha injertado un código, un ADN especial, que establece: “tú eres diferente”, “tú eres hijo de un Rey”, “tú eres victorioso”. No son ideas locas o voces extrañas las que hablan a tu cabeza, es La Vida queriendo correr desde tu interior, es la vida que se entregó por ti.
Por que en efecto, en este mundo viviremos aflicción pero mientras prestemos más nuestra vista a la situación que prestar nuestro oído a la voz de Dios no podremos salir de cautiverio, no podremos avanzar, te sentirás incapaz, te reconocerás inútil ante el mundo, querrás arrojar tus sueños, vivir no tendrá sentido para ti, simplemente desearás morir.
Yo tomé la decisión de no solo sentirme si no ser diferente, experimentar su reino, tomar sus promesas, y hoy puedo ver los sueños que puso en mí hace tiempo, hechos realidad, conozco que nací no para ser lastimada, opacada o humillada si no con el propósito de ser más que vencedora.
Probablemente tienes problemas, temores, complejos, pero también has sentido en tu interior que no naciste para permanecer en la situación que te encuentras o que tal ves hay un potencial queriendo salir de ti, lo sabes, estas seguro que puedes lograr algo más y déjame decirte, es por que no naciste para ser limitado, tu puedes simplemente levantarte y confiar que si Dios te ha dicho vencedor, eres vencedor.
Durante la prueba El decide regalarnos un abrazo, adoptarnos, perdonarnos, sanarnos, darnos promesas, permanecer fiel. Pero no será hasta que nosotros decidamos también abrazarle, amar, perdonar, tomar sus promesas y permanecer fieles a su palabra cuando no solo sentiremos que somos algo más si no que viviremos siendo diferentes.
Autora: Stefanie Alemán O.
¡Bienvenidos! Este lugar ha sido diseñado con el propósito de bendecir, dar una palabra que estimule, restaure y aliente tu corazón. Que encuentres un mensaje de ánimo o una palabra de amor para compartir con otros. ¡Dios los Bendiga! Pido al Señor que de alguna manera toque tu corazón a través de esta página.
jueves, 29 de abril de 2010
martes, 27 de abril de 2010
NO ES EL FINAL 2
No es el Final 2
Aunque hayas o estés atravesando un momento frustrante, agobiante o algo desesperante…
Quiero que sepas que no es el final, apenas comienzas la avanzada hacia la ruta trazada, hacia el sendero que Dios marcó. Puede que parezca inverosímil y que cansado de tanto luchar pienses que ya no tendrás fuerzas. Pero no desfallezcas que esto es solo una prueba. Pese a que sientas que vivir te está cansando demasiado, no dejes de luchar. Porque la espina tiene su rosa y cada ave encuentra su nido. Porque la oruga se convierte en mariposa. Porque el desierto tiene palmeras y la hormiga su casa con alimento. Sé que no es fácil tratar de seguirlo intentando porque se agotan las fuerzas y los ánimos decaen. De hecho es más fácil decirlo que hacerlo. Pero hay que poner en práctica las cosas que decimos que creemos.
Todos los días ocurren milagros y pasan cosas asombrosas.
Y hay tantos ejemplos de personas que aunque sintieron que la presión casi explotaba su corazones, pero pese a todos los factores negativos y cosas malas que estuvieran pasando a su alrededor, hubo algo que nunca dejaron de hacer… ellos lo intentaron una y otra vez. Persiguieron sus sueños y sus ideales porque creyeron que había un propósito con ellos.
Si ante la persecución de Saúl, David hubiera sucumbido, jamás hubiera logrado ser el rey de Israel. Si Bartimeo no hubiese clamado a voz en cuello y con gran insistencia: “¡Jesús hijo de David, ten misericordia de mí!”, jamás hubiera recibido la vista. Si Eliseo no hubiera atrapado el manto, no hubiera conseguido esa doble porción. Si la mujer con el flujo de sangre no se hubiera metido entre la multitud y hubiese tocado el manto de Jesús, no hubiera recibido su sanidad. Pero todos ellos y tantísimos más, caminaron la milla extra. No usaron como excusa su problema ni impedimento, de hecho su necesidad los acerco más a recibir aquello que buscaban. Todo por cuanto quieras alcanzar, hay que lucharlo. Si piensas que es el final, no estarás listo para los nuevos comienzos. No estarás receptivo para poder aprender lo que Dios quiere enseñarte a través de tu travesía por esta vida. Por tanto, refuerza tus lomos, se muy valiente, cíñete del poder de Dios y comienza a contar y a declarar en fe las bendiciones que estás por recibir.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
www.devocionaldiario.com
www.destellodesugloria.org
Aunque hayas o estés atravesando un momento frustrante, agobiante o algo desesperante…
Quiero que sepas que no es el final, apenas comienzas la avanzada hacia la ruta trazada, hacia el sendero que Dios marcó. Puede que parezca inverosímil y que cansado de tanto luchar pienses que ya no tendrás fuerzas. Pero no desfallezcas que esto es solo una prueba. Pese a que sientas que vivir te está cansando demasiado, no dejes de luchar. Porque la espina tiene su rosa y cada ave encuentra su nido. Porque la oruga se convierte en mariposa. Porque el desierto tiene palmeras y la hormiga su casa con alimento. Sé que no es fácil tratar de seguirlo intentando porque se agotan las fuerzas y los ánimos decaen. De hecho es más fácil decirlo que hacerlo. Pero hay que poner en práctica las cosas que decimos que creemos.
Todos los días ocurren milagros y pasan cosas asombrosas.
Y hay tantos ejemplos de personas que aunque sintieron que la presión casi explotaba su corazones, pero pese a todos los factores negativos y cosas malas que estuvieran pasando a su alrededor, hubo algo que nunca dejaron de hacer… ellos lo intentaron una y otra vez. Persiguieron sus sueños y sus ideales porque creyeron que había un propósito con ellos.
Si ante la persecución de Saúl, David hubiera sucumbido, jamás hubiera logrado ser el rey de Israel. Si Bartimeo no hubiese clamado a voz en cuello y con gran insistencia: “¡Jesús hijo de David, ten misericordia de mí!”, jamás hubiera recibido la vista. Si Eliseo no hubiera atrapado el manto, no hubiera conseguido esa doble porción. Si la mujer con el flujo de sangre no se hubiera metido entre la multitud y hubiese tocado el manto de Jesús, no hubiera recibido su sanidad. Pero todos ellos y tantísimos más, caminaron la milla extra. No usaron como excusa su problema ni impedimento, de hecho su necesidad los acerco más a recibir aquello que buscaban. Todo por cuanto quieras alcanzar, hay que lucharlo. Si piensas que es el final, no estarás listo para los nuevos comienzos. No estarás receptivo para poder aprender lo que Dios quiere enseñarte a través de tu travesía por esta vida. Por tanto, refuerza tus lomos, se muy valiente, cíñete del poder de Dios y comienza a contar y a declarar en fe las bendiciones que estás por recibir.
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lunes, 26 de abril de 2010
NO ES EL FINAL
NO ES EL FINAL
Hay tantos recuerdos que uno quisiera tener la facultad de borrar de la mente, de olvidarlos para siempre. Por ejemplo, aquella palabra con la que alguien te hirió profundamente, aquel comentario de un ser que amabas o aquella mano que no te extendieron en un momento en que lo necesitabas. El instante en que sentiste caer al piso la esperanza y que pensaste en que jamás podrías levantarte. La desilusión que sentiste cuando alguien en quien confiabas con todo tu corazón, te falló. El momento en que alguien te traicionó y te dejó caer de sus manos. Tal vez aquella escena conmovedora que nos tocó ver que le sucediera a alguien o a nosotros mismos.
Pero aunque quisiéramos borrar todos esos recuerdos, no es menos cierto que son experiencias de vida que nos hacen crecer. Que en muchas ocasiones nos hacen comprender el dolor que otros sienten y que nos hacen ser más humanos. Y si cada lágrima que personalmente yo he derramado, me hace ser mejor persona. Si por el dolor que me ha tocado experimentar, otro puede ser fortalecido y consolado, entonces pienso que ha valido la pena todo cuanto yo haya vivido aún cuando muchas veces se me haga difícil entenderlo.
No lo digo para que suene más bonito, lo expreso con corazón sincero. Porque pienso que nada pasa en este mundo por pura coincidencia o casualidad. Porque estoy convencida de que aunque sucedan cosas negativas y malas a nuestro alrededor, a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan para un bien. Que de algo negativo puede resultar algo positivo. Que cada espina tiene su rosa y cada laberinto su salida. También sé, que Dios no coloca ni permite cargas sobre nuestras vidas, sin antes confiar en que tendremos la suficiente fortaleza para luchar y salir adelante. Y que cuánto más grande la prueba, más grande será la victoria.
A veces cuando me paro frente a las personas ya sea porque tengo el privilegio de hablarles o de predicarles, siento una emoción bien grande dentro de mi corazón. El saber que muchas de esas experiencias que me ha tocado vivir y que no lograba entender han resultado para un bien donde yo puedo testificarles y decirles que cuando Dios está en tu vida todo es posible. Cada vez que tengo la oportunidad de abrazar a todas esas personas de ayudar a enjugar alguna lágrima que de sus ojos brota, puedo sentir ese amor tan inexplicable dentro de mi corazón. Me pareciera ver a Dios en cada uno de mis semejantes. En esa niña con el corazón roto, en ese joven preocupado o en ese rostro anciano y esperanzado en que algo mejor vendrá.
Pero aunque muchas veces uno quisiera borrar tantas cosas de su vida y de la mente, tenemos que ser realistas, literalmente no se pueden borrar. Pero esos obstáculos que a veces enfrentamos son la escalera que nos conduce al éxito, a no detenernos ni conformarnos con la mediocridad. Así mi querido lector que si estás pasando por un momento bien difícil en tu vida, te digo con toda sinceridad y desde lo profundo de mi alma que no te rindas. ¡Síguelo intentando! Al final algo bueno tendrá que salir en medio de tu dolor y prueba. Porque después de la lluvia sale un hermoso arco iris, porque al escalar la montaña se ve el panorama. Porque al final de todo nos espera una vida eterna y una corona incorruptible. No es el final, lograrás sobrevivir si te aferras con fuerzas a Dios y usas la fe como el motor que te impulse a seguir luchando.
Autora: Brendaliz Avilés
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Hay tantos recuerdos que uno quisiera tener la facultad de borrar de la mente, de olvidarlos para siempre. Por ejemplo, aquella palabra con la que alguien te hirió profundamente, aquel comentario de un ser que amabas o aquella mano que no te extendieron en un momento en que lo necesitabas. El instante en que sentiste caer al piso la esperanza y que pensaste en que jamás podrías levantarte. La desilusión que sentiste cuando alguien en quien confiabas con todo tu corazón, te falló. El momento en que alguien te traicionó y te dejó caer de sus manos. Tal vez aquella escena conmovedora que nos tocó ver que le sucediera a alguien o a nosotros mismos.
Pero aunque quisiéramos borrar todos esos recuerdos, no es menos cierto que son experiencias de vida que nos hacen crecer. Que en muchas ocasiones nos hacen comprender el dolor que otros sienten y que nos hacen ser más humanos. Y si cada lágrima que personalmente yo he derramado, me hace ser mejor persona. Si por el dolor que me ha tocado experimentar, otro puede ser fortalecido y consolado, entonces pienso que ha valido la pena todo cuanto yo haya vivido aún cuando muchas veces se me haga difícil entenderlo.
No lo digo para que suene más bonito, lo expreso con corazón sincero. Porque pienso que nada pasa en este mundo por pura coincidencia o casualidad. Porque estoy convencida de que aunque sucedan cosas negativas y malas a nuestro alrededor, a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan para un bien. Que de algo negativo puede resultar algo positivo. Que cada espina tiene su rosa y cada laberinto su salida. También sé, que Dios no coloca ni permite cargas sobre nuestras vidas, sin antes confiar en que tendremos la suficiente fortaleza para luchar y salir adelante. Y que cuánto más grande la prueba, más grande será la victoria.
A veces cuando me paro frente a las personas ya sea porque tengo el privilegio de hablarles o de predicarles, siento una emoción bien grande dentro de mi corazón. El saber que muchas de esas experiencias que me ha tocado vivir y que no lograba entender han resultado para un bien donde yo puedo testificarles y decirles que cuando Dios está en tu vida todo es posible. Cada vez que tengo la oportunidad de abrazar a todas esas personas de ayudar a enjugar alguna lágrima que de sus ojos brota, puedo sentir ese amor tan inexplicable dentro de mi corazón. Me pareciera ver a Dios en cada uno de mis semejantes. En esa niña con el corazón roto, en ese joven preocupado o en ese rostro anciano y esperanzado en que algo mejor vendrá.
Pero aunque muchas veces uno quisiera borrar tantas cosas de su vida y de la mente, tenemos que ser realistas, literalmente no se pueden borrar. Pero esos obstáculos que a veces enfrentamos son la escalera que nos conduce al éxito, a no detenernos ni conformarnos con la mediocridad. Así mi querido lector que si estás pasando por un momento bien difícil en tu vida, te digo con toda sinceridad y desde lo profundo de mi alma que no te rindas. ¡Síguelo intentando! Al final algo bueno tendrá que salir en medio de tu dolor y prueba. Porque después de la lluvia sale un hermoso arco iris, porque al escalar la montaña se ve el panorama. Porque al final de todo nos espera una vida eterna y una corona incorruptible. No es el final, lograrás sobrevivir si te aferras con fuerzas a Dios y usas la fe como el motor que te impulse a seguir luchando.
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domingo, 25 de abril de 2010
HAY QUE DAR RIENDA PARA SER DE BENDICIÓN
Hay Que Dar Rienda Para Ser de Bendición
En ocasiones, Dios ministra a nuestras vidas y dice que él hará cosas grandes a través de nosotros, si le permitimos que él nos utilice. Es entonces cuando nosotros nos preguntamos en nuestra mente finita: “¿Y cómo va a pasar eso? ¿Cómo lo va a hacer Dios?”
Miramos nuestras posibilidades y recursos y pensamos que es tan poco. Nos comparamos con otros y sentimos que no somos suficientes, que son muchas las cosas que nos faltan para lograr ser instrumentos de Dios. Quizás planeamos e imaginamos que Dios lo hará de determinada forma, lugar y tiempo.
Pero hace unos días meditaba en una palabra profética que Dios depositó sobre mi vida hace unos años. Dios nos habla de llegar al mundo e imaginamos un avión y puede ser que así sea. Pero no se nos ocurre pensar que llegaríamos al mundo a través de un medio como el Internet. Que tal vez una palabra depositada en una vida a la que podamos llegar, puede marcar la vida de generaciones. Que Dios puede usarnos como instrumentos para marcar la vida de alguien y esas personas tocadas por su poder, jamás serán las mismas.
Pero lo que Dios necesita de nosotros es el deseo y la disposición.
La entrega y la pasión, esa llama que avive nuestro interior y nos haga entrar en su presencia para descubrir esos hermosos secretos que están reservados para los que le buscan insistentemente en oración. Es necesario que echemos a un lado los temores, que desechemos los pensamientos negativos y nos pongamos en acción. Y la acción requiere movimiento. No podemos permanecer estáticos. Como dice un refrán: “si el agua se estanca, no podrá correr”. Tienes que dar rienda suelta y multiplicar esos dones que Dios puso en ti para beneficio de su reino. Haz lo que te venga a la mano hacer, no reprimas esa inquietud que hace mucho tiempo Dios ha puesto, hazle caso a esa inquietud de hacer lo que sabes que tienes que hacer. No entierres todo lo hermoso y valioso que Dios ha depositado en ti para que seas de bendición a otros. ¡Deja la duda, atrévete a moverte en la voluntad de Dios! Te aseguro que cuando obedeces a Dios pasaran muchas cosas, pero una de las mejores es que podrás ver su gloria de una manera impresionante. Verás también como el respalda el trabajo y multiplica lo que ha puesto en tus manos. ¡Anímate, ten fe y actúa!
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com’
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En ocasiones, Dios ministra a nuestras vidas y dice que él hará cosas grandes a través de nosotros, si le permitimos que él nos utilice. Es entonces cuando nosotros nos preguntamos en nuestra mente finita: “¿Y cómo va a pasar eso? ¿Cómo lo va a hacer Dios?”
Miramos nuestras posibilidades y recursos y pensamos que es tan poco. Nos comparamos con otros y sentimos que no somos suficientes, que son muchas las cosas que nos faltan para lograr ser instrumentos de Dios. Quizás planeamos e imaginamos que Dios lo hará de determinada forma, lugar y tiempo.
Pero hace unos días meditaba en una palabra profética que Dios depositó sobre mi vida hace unos años. Dios nos habla de llegar al mundo e imaginamos un avión y puede ser que así sea. Pero no se nos ocurre pensar que llegaríamos al mundo a través de un medio como el Internet. Que tal vez una palabra depositada en una vida a la que podamos llegar, puede marcar la vida de generaciones. Que Dios puede usarnos como instrumentos para marcar la vida de alguien y esas personas tocadas por su poder, jamás serán las mismas.
Pero lo que Dios necesita de nosotros es el deseo y la disposición.
La entrega y la pasión, esa llama que avive nuestro interior y nos haga entrar en su presencia para descubrir esos hermosos secretos que están reservados para los que le buscan insistentemente en oración. Es necesario que echemos a un lado los temores, que desechemos los pensamientos negativos y nos pongamos en acción. Y la acción requiere movimiento. No podemos permanecer estáticos. Como dice un refrán: “si el agua se estanca, no podrá correr”. Tienes que dar rienda suelta y multiplicar esos dones que Dios puso en ti para beneficio de su reino. Haz lo que te venga a la mano hacer, no reprimas esa inquietud que hace mucho tiempo Dios ha puesto, hazle caso a esa inquietud de hacer lo que sabes que tienes que hacer. No entierres todo lo hermoso y valioso que Dios ha depositado en ti para que seas de bendición a otros. ¡Deja la duda, atrévete a moverte en la voluntad de Dios! Te aseguro que cuando obedeces a Dios pasaran muchas cosas, pero una de las mejores es que podrás ver su gloria de una manera impresionante. Verás también como el respalda el trabajo y multiplica lo que ha puesto en tus manos. ¡Anímate, ten fe y actúa!
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sábado, 24 de abril de 2010
ESCOGER LA MEJOR OPCIÓN
ESCOGER LA MEJOR OPCIÓN
Definitivamente pienso que si estás receptivo al aprendizaje todos los días podrás aprender algo nuevo. Aquellos que desean recibir instrucción y sabiduría de Dios, tienen que tener los sentidos bien abiertos. Necesitamos un equilibrio para saber cuando hablar y cuando callar. Cuando escuchar y qué es lo que se nos está diciendo. Necesitamos más amor y mucha más tolerancia y paciencia. Es indispensable que los frutos del Espíritu Santo se manifiesten en nuestras vidas.
Vivimos en un mundo tan acelerado, andamos todos dando vueltas de un lado para el otro. Pero en medio de ese ajetreo y esa vida precipitada y llena de afanes, tenemos que escoger la mejor parte como María. Una parte que no nos puede ser quitada. En medio de un mundo en el que la crisis económica es la orden del día, en que la tasa de enfermedades, asesinatos, violencia y suicidios aumenta, también hay una gran hambre que necesita ser saciada, hay un vacío que solo puede llenar Dios cuando se le permite entrada y se aloja en el corazón del hombre.
No sé si es que mucha gente no lo percibe o se dan cuenta, pero muchas veces profesan a Dios con sus labios, pero lo niegan con sus actitudes o acciones. Este es un punto que debemos analizar seriamente y tomar conciencia. Es nuestro testimonio y nuestra vida quien les hablará a los demás de quiénes somos nosotros realmente. Por ello Pablo decía que somos cartas abiertas. De alguna manera los demás tienen que leer nuestras vidas y oler la fragancia de Dios en nosotros.
Hoy más que nunca nuestra fe tiene que estar cimentada en el fundamento que es Cristo. Hoy más que ayer necesitamos establecer bases sólidas en la Palabra de Dios. No nos podemos conformar con ingerir la leche espiritual, necesitamos la vianda. Necesitamos saber dónde estamos parados y estar conscientes de hacia dónde nos dirigimos. No nos podemos contentar con mirar a Jesús desde un árbol, es necesario que él entre en nuestra casa y se adueñe de nuestras vidas. Necesitamos establecer un vínculo fuerte con nuestro Creador y ese lazo se estrecha cuando hablamos en oración y meditamos en él. No es tiempo de conformarnos con tocar solamente el borde de sus vestiduras, precisamos de postrarnos a sus pies, llenarnos de su presencia y tocar completamente al único que nos puede ayudar a continuar hacia adelante. Al Dios que promete no una esperanza sin fin, sino un sinfín de esperanza. Necesitamos sumergirnos de la cabeza a los pies en sus aguas refrescantes. Solo a través de su presencia encontraremos lo que nuestros corazones necesitan.
Autora: Brendaliz Avilés
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Definitivamente pienso que si estás receptivo al aprendizaje todos los días podrás aprender algo nuevo. Aquellos que desean recibir instrucción y sabiduría de Dios, tienen que tener los sentidos bien abiertos. Necesitamos un equilibrio para saber cuando hablar y cuando callar. Cuando escuchar y qué es lo que se nos está diciendo. Necesitamos más amor y mucha más tolerancia y paciencia. Es indispensable que los frutos del Espíritu Santo se manifiesten en nuestras vidas.
Vivimos en un mundo tan acelerado, andamos todos dando vueltas de un lado para el otro. Pero en medio de ese ajetreo y esa vida precipitada y llena de afanes, tenemos que escoger la mejor parte como María. Una parte que no nos puede ser quitada. En medio de un mundo en el que la crisis económica es la orden del día, en que la tasa de enfermedades, asesinatos, violencia y suicidios aumenta, también hay una gran hambre que necesita ser saciada, hay un vacío que solo puede llenar Dios cuando se le permite entrada y se aloja en el corazón del hombre.
No sé si es que mucha gente no lo percibe o se dan cuenta, pero muchas veces profesan a Dios con sus labios, pero lo niegan con sus actitudes o acciones. Este es un punto que debemos analizar seriamente y tomar conciencia. Es nuestro testimonio y nuestra vida quien les hablará a los demás de quiénes somos nosotros realmente. Por ello Pablo decía que somos cartas abiertas. De alguna manera los demás tienen que leer nuestras vidas y oler la fragancia de Dios en nosotros.
Hoy más que nunca nuestra fe tiene que estar cimentada en el fundamento que es Cristo. Hoy más que ayer necesitamos establecer bases sólidas en la Palabra de Dios. No nos podemos conformar con ingerir la leche espiritual, necesitamos la vianda. Necesitamos saber dónde estamos parados y estar conscientes de hacia dónde nos dirigimos. No nos podemos contentar con mirar a Jesús desde un árbol, es necesario que él entre en nuestra casa y se adueñe de nuestras vidas. Necesitamos establecer un vínculo fuerte con nuestro Creador y ese lazo se estrecha cuando hablamos en oración y meditamos en él. No es tiempo de conformarnos con tocar solamente el borde de sus vestiduras, precisamos de postrarnos a sus pies, llenarnos de su presencia y tocar completamente al único que nos puede ayudar a continuar hacia adelante. Al Dios que promete no una esperanza sin fin, sino un sinfín de esperanza. Necesitamos sumergirnos de la cabeza a los pies en sus aguas refrescantes. Solo a través de su presencia encontraremos lo que nuestros corazones necesitan.
Autora: Brendaliz Avilés
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jueves, 22 de abril de 2010
TÚ OPORTUNIDAD
TÚ OPORTUNIDAD
¡Es tu oportunidad! El momento que tanto habías esperado ha llegado. Hoy se abre la puerta que por tanto tiempo estuviste esperando. Nadie la puede cerrar, porque se ha abierto anchamente para que tú pases. Hoy te sientes inmensamente feliz, ahora entiendes por qué razón tuviste que esperar tanto, ahora tienes un conocimiento que antes ni te imaginabas. Sientes plenitud, esperanza y gozo, porque sabes que estás recibiendo el premio a tu esfuerzo. Porque aunque hubo momentos en que pensaste que tu fe decaería, te mantuviste firme, creíste que lo ibas a lograr.
Hoy tienes el chance de hacer justamente lo que en el pasado te veías haciendo. Ya no hay futuro, llegó tu presente para que comiences a hacer realidad tus sueños. Dios ha dispuesto este tiempo para que hagas todo lo que puedas. Hoy quieres rescatar el momento, atesorarlo por siempre. Porque sabes que es un momento irrepetible, porque el sabor de la victoria es agradable. Por tanto no te atemorices, comienza a caminar, atraviesa esa puerta que adentro te esperan cosas buenas y mejores. Dios te concede la oportunidad, te permite brillar. Haz la diferencia, convierte las cosas malas en buenas, pero sobre todo no dejes nunca de luchar.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
www.devocionaldiario.com
www.destellodesugloria.org
¡Es tu oportunidad! El momento que tanto habías esperado ha llegado. Hoy se abre la puerta que por tanto tiempo estuviste esperando. Nadie la puede cerrar, porque se ha abierto anchamente para que tú pases. Hoy te sientes inmensamente feliz, ahora entiendes por qué razón tuviste que esperar tanto, ahora tienes un conocimiento que antes ni te imaginabas. Sientes plenitud, esperanza y gozo, porque sabes que estás recibiendo el premio a tu esfuerzo. Porque aunque hubo momentos en que pensaste que tu fe decaería, te mantuviste firme, creíste que lo ibas a lograr.
Hoy tienes el chance de hacer justamente lo que en el pasado te veías haciendo. Ya no hay futuro, llegó tu presente para que comiences a hacer realidad tus sueños. Dios ha dispuesto este tiempo para que hagas todo lo que puedas. Hoy quieres rescatar el momento, atesorarlo por siempre. Porque sabes que es un momento irrepetible, porque el sabor de la victoria es agradable. Por tanto no te atemorices, comienza a caminar, atraviesa esa puerta que adentro te esperan cosas buenas y mejores. Dios te concede la oportunidad, te permite brillar. Haz la diferencia, convierte las cosas malas en buenas, pero sobre todo no dejes nunca de luchar.
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martes, 20 de abril de 2010
EL DIA DE HOY
EL DÍA DE HOY…
“…Renueva nuestros días como al principio”. (Lamentaciones 5:21)
El día de hoy se me presenta como un regalo. Tengo el privilegio de respirar. No sé lo que este día me traerá, sin embargo sé que Dios está conmigo y me dará la fortaleza y la sabiduría para enfrentarlo. Quiero vivir mi presente sin afanarme por el futuro. Y solo recordar cosas de mi pasado para sonreír, para tomar con acierto buenas decisiones o para entender que si ya enfrenté cosas que me parecieron por algún momento difíciles de asumir y pude, también podré ahora.
Seguramente este día me traerá buenas cosas y también es posible que toquen a mi puerta algunos problemas para resolver, desilusiones que quiera añadirse a la lista o alguna tristeza que se quiera infiltrar. Pero todas estas cosas son parte de la vida y creo que a todos nos llegan. Es cierto también que a algunas personas el dolor llega en más proporciones que a otras y no intentaré contestar por qué razón esto pasa. Pero siempre he creído que nada ocurre sin que haya algún propósito escondido. Pienso que tal vez las personas que soportan más son las que tienen dentro de ellas la facultad y la fortaleza para enfrentar esos retos que la vida les presenta.
Reflexiono también en todas esas personas que tienen que enfrentar una enfermedad que los atemoriza o que les hace pensar que no podrán vivir lo suficiente para disfrutar de tantas cosas maravillosas. Aquellos que sienten que su corazón ya no quiere latir más, que están cansados de luchar, de intentar, de probar. Que buscan hacer las cosas bien y mientras más esfuerzos hacen por mejorar, más contradictorias les parece que salen las cosas. No puedo dejar de levantar una plegaria a Dios y pedirle que los guíe, ayude y fortalezca en medio del desierto que se encuentran atravesando. Porque es justamente a través de ese desierto que Dios moldeará y pulirá sus vidas para que reciban cosas mejores. Para que desarrollen ciertas cualidades, características y herramientas que les harán ser mejores.
Al pensar en el futuro a veces nos sentimos ansiosos, sin embargo, Dios dice que podemos estar confiados porque ÉL ES. Y si él es, tiene el control de todo y no permitirá que nos suceda algo, por más grande que parezca, sin darnos juntamente la salida. Nuestro futuro con él es demasiado brillante y esperanzador, aunque haya pronósticos y pasen cosas a nuestro alrededor que por momentos nos hagan pensar lo contrario. El día de hoy haré todo lo posible porque merezca la pena recordarlo. Trataré de ir más despacio para disfrutar de los detalles que a veces pierdo. El día de hoy quiero saborearlo, sacarle provecho al máximo, porque es irrepetible. Hoy es ese día en que desato el moño y me dispongo a amar con más intensidad, a escuchar con más atención, a tomar tiempo para compartir con los más que quiero. Hoy dejaré a un lado todos esos afanes que trae la vida y viviré.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
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“…Renueva nuestros días como al principio”. (Lamentaciones 5:21)
El día de hoy se me presenta como un regalo. Tengo el privilegio de respirar. No sé lo que este día me traerá, sin embargo sé que Dios está conmigo y me dará la fortaleza y la sabiduría para enfrentarlo. Quiero vivir mi presente sin afanarme por el futuro. Y solo recordar cosas de mi pasado para sonreír, para tomar con acierto buenas decisiones o para entender que si ya enfrenté cosas que me parecieron por algún momento difíciles de asumir y pude, también podré ahora.
Seguramente este día me traerá buenas cosas y también es posible que toquen a mi puerta algunos problemas para resolver, desilusiones que quiera añadirse a la lista o alguna tristeza que se quiera infiltrar. Pero todas estas cosas son parte de la vida y creo que a todos nos llegan. Es cierto también que a algunas personas el dolor llega en más proporciones que a otras y no intentaré contestar por qué razón esto pasa. Pero siempre he creído que nada ocurre sin que haya algún propósito escondido. Pienso que tal vez las personas que soportan más son las que tienen dentro de ellas la facultad y la fortaleza para enfrentar esos retos que la vida les presenta.
Reflexiono también en todas esas personas que tienen que enfrentar una enfermedad que los atemoriza o que les hace pensar que no podrán vivir lo suficiente para disfrutar de tantas cosas maravillosas. Aquellos que sienten que su corazón ya no quiere latir más, que están cansados de luchar, de intentar, de probar. Que buscan hacer las cosas bien y mientras más esfuerzos hacen por mejorar, más contradictorias les parece que salen las cosas. No puedo dejar de levantar una plegaria a Dios y pedirle que los guíe, ayude y fortalezca en medio del desierto que se encuentran atravesando. Porque es justamente a través de ese desierto que Dios moldeará y pulirá sus vidas para que reciban cosas mejores. Para que desarrollen ciertas cualidades, características y herramientas que les harán ser mejores.
Al pensar en el futuro a veces nos sentimos ansiosos, sin embargo, Dios dice que podemos estar confiados porque ÉL ES. Y si él es, tiene el control de todo y no permitirá que nos suceda algo, por más grande que parezca, sin darnos juntamente la salida. Nuestro futuro con él es demasiado brillante y esperanzador, aunque haya pronósticos y pasen cosas a nuestro alrededor que por momentos nos hagan pensar lo contrario. El día de hoy haré todo lo posible porque merezca la pena recordarlo. Trataré de ir más despacio para disfrutar de los detalles que a veces pierdo. El día de hoy quiero saborearlo, sacarle provecho al máximo, porque es irrepetible. Hoy es ese día en que desato el moño y me dispongo a amar con más intensidad, a escuchar con más atención, a tomar tiempo para compartir con los más que quiero. Hoy dejaré a un lado todos esos afanes que trae la vida y viviré.
Autora: Brendaliz Avilés
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lunes, 19 de abril de 2010
CON NECESIDAD DE DIOS
CON NECESIDAD DE DIOS
“Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, vé; el demonio ha salido de tu hija”. (San Marcos 7: 28-29).
Con necesidad urgente de una intervención divina se acercó esta mujer a Jesús. Era preciso e importante que ella consiguiera que Jesús la escuchara y la ayudara en ese momento tan difícil que estaba atravesando. Su hija querida estaba siendo atormentada por demonios. Aparte de Jesús, nadie podía hacer nada, por eso ella tomó la decisión de allegarse ante el único que tenía la potestad de hacer el milagro que ella tanto necesitaba para su hija.
Todo el panorama era adverso. La agonía y el infierno que ha de haber estado viviendo ella no tenían comparación. Requería de la gracia de un hombre al que no conocía, necesitaba el favor del que había escuchado por doquier que hacía grandes milagros. Porque sucede que cuando una mujer se decide a hacer algo, no descansa hasta lograrlo. Cuánto más haría una madre amorosa y desesperada de ver a su hija siendo atormentada y poseída por huestes malignas. Así que emprendió su viaje revestida de una armadura invisible, pero poderosa: SU FE. Ella sabía que no podía llegar a su casa nuevamente sin recibir la liberación de su hija.
Esta mujer estaba dispuesta a entregarlo todo, a humillarse y si era necesario insistir. Ninguna palabra lograría que ella se rindiera. Así que fue donde el Maestro y se atrevió a pedirle la liberación del tormento que estaba atravesando su hija. ¿Pueden ustedes imaginarse su sorpresa cuando recibe la respuesta del Maestro? ¿Cuántas cosas pasarían por su mente en aquel momento en que se encontraba frente al Maestro? Pero ella no iba a perder su oportunidad, lo tenía que seguir intentando. Dios estaba probando su fe, quería ver de qué sería capaz ella, a que estaba dispuesta por recibir el milagro para su hija. Si era capaz de dejar su orgullo o sus conceptos a un lado para poder recibir el toque divino de él. Y es tan sabia la respuesta que está mujer le da, pero no solo contestó sabiamente, sino que supo tocar la fibra del corazón de Jesús. Porque para aquellos que tenemos una mascota, en este caso un perro, conocemos que le damos a comer de nuestras manos. Y que aún de las migajas ellos comen. El mismo Jesús, tuvo que testificar de la fe tan grande que tuvo esta mujer. Ella que provenía de tierra extranjera, que nada sabía de tener una relación con el Padre, demostraba al mundo que Dios podía allegarse y atender la necesidad de aquellos que con corazón humilde se acercan a él reconociendo que es el único que puede solucionar sus problemas.
¡Cuántas veces nos ha tocado hacer a nosotros como la mujer sirofenicia!
Pedir que Dios intervenga en nuestras vidas o en la de gente que amamos. ¡Cuántas veces tenemos que ser movidos por nuestras circunstancias para entender que él siempre tiene cuidado de nosotros! La necesidad llevó a esta mujer a conseguir lo que quería. Ella no se rindió, tampoco se indignó ante la respuesta de Jesús, ella se mantuvo firme, estaba resuelta a no regresar a su casa sin tener la seguridad de que Jesús haría algo por ella.
Y nosotros como esta mujer debemos tener necesidad de Dios siempre. No solo cuando llegan los momentos adversos, sino eternamente. Porque cuando podemos reconocer que sin él nuestras almas no son saciadas ni están completas, abrimos la puerta a que sucedan todos los días milagros “pequeños y grandes” en nuestras vidas.
Te invito a qué reflexiones sobre cuán grande es tu necesidad por Dios y a que estás dispuesto para hacerle saber que necesitas su presencia y su intervención continuamente en su vida.
Autora: Brendaliz Avilés
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“Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, vé; el demonio ha salido de tu hija”. (San Marcos 7: 28-29).
Con necesidad urgente de una intervención divina se acercó esta mujer a Jesús. Era preciso e importante que ella consiguiera que Jesús la escuchara y la ayudara en ese momento tan difícil que estaba atravesando. Su hija querida estaba siendo atormentada por demonios. Aparte de Jesús, nadie podía hacer nada, por eso ella tomó la decisión de allegarse ante el único que tenía la potestad de hacer el milagro que ella tanto necesitaba para su hija.
Todo el panorama era adverso. La agonía y el infierno que ha de haber estado viviendo ella no tenían comparación. Requería de la gracia de un hombre al que no conocía, necesitaba el favor del que había escuchado por doquier que hacía grandes milagros. Porque sucede que cuando una mujer se decide a hacer algo, no descansa hasta lograrlo. Cuánto más haría una madre amorosa y desesperada de ver a su hija siendo atormentada y poseída por huestes malignas. Así que emprendió su viaje revestida de una armadura invisible, pero poderosa: SU FE. Ella sabía que no podía llegar a su casa nuevamente sin recibir la liberación de su hija.
Esta mujer estaba dispuesta a entregarlo todo, a humillarse y si era necesario insistir. Ninguna palabra lograría que ella se rindiera. Así que fue donde el Maestro y se atrevió a pedirle la liberación del tormento que estaba atravesando su hija. ¿Pueden ustedes imaginarse su sorpresa cuando recibe la respuesta del Maestro? ¿Cuántas cosas pasarían por su mente en aquel momento en que se encontraba frente al Maestro? Pero ella no iba a perder su oportunidad, lo tenía que seguir intentando. Dios estaba probando su fe, quería ver de qué sería capaz ella, a que estaba dispuesta por recibir el milagro para su hija. Si era capaz de dejar su orgullo o sus conceptos a un lado para poder recibir el toque divino de él. Y es tan sabia la respuesta que está mujer le da, pero no solo contestó sabiamente, sino que supo tocar la fibra del corazón de Jesús. Porque para aquellos que tenemos una mascota, en este caso un perro, conocemos que le damos a comer de nuestras manos. Y que aún de las migajas ellos comen. El mismo Jesús, tuvo que testificar de la fe tan grande que tuvo esta mujer. Ella que provenía de tierra extranjera, que nada sabía de tener una relación con el Padre, demostraba al mundo que Dios podía allegarse y atender la necesidad de aquellos que con corazón humilde se acercan a él reconociendo que es el único que puede solucionar sus problemas.
¡Cuántas veces nos ha tocado hacer a nosotros como la mujer sirofenicia!
Pedir que Dios intervenga en nuestras vidas o en la de gente que amamos. ¡Cuántas veces tenemos que ser movidos por nuestras circunstancias para entender que él siempre tiene cuidado de nosotros! La necesidad llevó a esta mujer a conseguir lo que quería. Ella no se rindió, tampoco se indignó ante la respuesta de Jesús, ella se mantuvo firme, estaba resuelta a no regresar a su casa sin tener la seguridad de que Jesús haría algo por ella.
Y nosotros como esta mujer debemos tener necesidad de Dios siempre. No solo cuando llegan los momentos adversos, sino eternamente. Porque cuando podemos reconocer que sin él nuestras almas no son saciadas ni están completas, abrimos la puerta a que sucedan todos los días milagros “pequeños y grandes” en nuestras vidas.
Te invito a qué reflexiones sobre cuán grande es tu necesidad por Dios y a que estás dispuesto para hacerle saber que necesitas su presencia y su intervención continuamente en su vida.
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domingo, 18 de abril de 2010
DIOS ES NUESTRA HERENCIA ETERNA
Dios es Nuestra Herencia Eterna
“Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna”. (Salmo 73:26)
Cuando un cuerpo está quebrantado por una enfermedad que le causa dolor. Cuando el alma se siente triste por las múltiples luchas y pruebas con las que ha tenido que lidiar. Cuando los recursos menguan y llega la escasez a tu casa. Cuando como oro somos expuestos al fuego, es fácil sentir el deterioro y el desfallecimiento.
En este Salmo 73, Asaf comienza hablándonos de cuán bueno es Dios con los puros de corazón. Dice que estuvo a punto de caer, que poco le faltó para que resbalara porque se detuvo a mirar sus circunstancias. Porque miró a su alrededor y le pareció ver que pasaran cosas injustas a su vida mientras que sus enemigos lo escarnecían y se burlaban. Que cuando trató de comprender en su humano razonamiento todas esas cosas, sintió una carga insoportable.
Puede que tú también te encuentres experimentando lo que es sentir el peso de una carga insoportable. Tal vez te sientas tan afligido como se sentía Asaf cuando escribía este salmo. Pero algo sucedió en la vida de Asaf cuando entró en el santuario. Cuando se allegó a ese lugar de intimidad donde Dios habla solamente de tú a tú y responde a tu necesidad. Donde a través de su Espíritu Santo te hace comprender las cosas que no entenderías a simple vista. Allí el comprendió cuál sería el destino de los malvados. Y en ese lugar secreto, allí en la presencia de Dios, comprendió que su corazón estaba afligido, que su ánimo estaba amargado y que por su necedad e ignorancia se había comportado con su Creador como una bestia.
Allí pudo con humildad reconocer que Dios siempre estaba con él, que lo sostenía de la mano derecha. Que lo guiaba con el consejo divino y que un día podría ver la gloria de Dios en el cielo. Pudo entender que a quien él tenía en el cielo era a Jehová y que si Dios estaba con él eso era suficiente, más que cualquier cosa en la tierra. Luego de reflexionar y escribir estas cosas pudo exclamar esas palabras que se hacen tan real en la vida de aquellos que amamos y servimos al Señor. Porque puede desfallecer nuestro cuerpo y nuestro corazón, pero Dios fortalece nuestros corazones y nuestras vidas reciben de su refrigerio. ¡Aleluya! ¡Qué palabras tan poderosas! Saber que Dios es nuestra herencia maravillosa. Que quienes buscan refugio en él lo encuentran y no serán confundidos ni avergonzados.
Hoy te invito a que entres a su presencia para que recibas renuevo y descanso. Para que Dios pueda iluminar tu entendimiento y tú puedas ver más allá de lo que parecer ser. La diferencia entre que podamos ver más allá se encuentra cuando nos sumergimos completamente en la presencia del Señor y él nos hace entender que sigue estando ahí para nosotros y que un día nos encontraremos con él para siempre. Entonces ya no habrá más dolores ni sufrimientos. Todo será gozo y alegría perpetua. Así querido hermano, que no debes desmayar. Entra en su presencia y sentirás la diferencia.
Autora: Brendaliz Avilés
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“Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna”. (Salmo 73:26)
Cuando un cuerpo está quebrantado por una enfermedad que le causa dolor. Cuando el alma se siente triste por las múltiples luchas y pruebas con las que ha tenido que lidiar. Cuando los recursos menguan y llega la escasez a tu casa. Cuando como oro somos expuestos al fuego, es fácil sentir el deterioro y el desfallecimiento.
En este Salmo 73, Asaf comienza hablándonos de cuán bueno es Dios con los puros de corazón. Dice que estuvo a punto de caer, que poco le faltó para que resbalara porque se detuvo a mirar sus circunstancias. Porque miró a su alrededor y le pareció ver que pasaran cosas injustas a su vida mientras que sus enemigos lo escarnecían y se burlaban. Que cuando trató de comprender en su humano razonamiento todas esas cosas, sintió una carga insoportable.
Puede que tú también te encuentres experimentando lo que es sentir el peso de una carga insoportable. Tal vez te sientas tan afligido como se sentía Asaf cuando escribía este salmo. Pero algo sucedió en la vida de Asaf cuando entró en el santuario. Cuando se allegó a ese lugar de intimidad donde Dios habla solamente de tú a tú y responde a tu necesidad. Donde a través de su Espíritu Santo te hace comprender las cosas que no entenderías a simple vista. Allí el comprendió cuál sería el destino de los malvados. Y en ese lugar secreto, allí en la presencia de Dios, comprendió que su corazón estaba afligido, que su ánimo estaba amargado y que por su necedad e ignorancia se había comportado con su Creador como una bestia.
Allí pudo con humildad reconocer que Dios siempre estaba con él, que lo sostenía de la mano derecha. Que lo guiaba con el consejo divino y que un día podría ver la gloria de Dios en el cielo. Pudo entender que a quien él tenía en el cielo era a Jehová y que si Dios estaba con él eso era suficiente, más que cualquier cosa en la tierra. Luego de reflexionar y escribir estas cosas pudo exclamar esas palabras que se hacen tan real en la vida de aquellos que amamos y servimos al Señor. Porque puede desfallecer nuestro cuerpo y nuestro corazón, pero Dios fortalece nuestros corazones y nuestras vidas reciben de su refrigerio. ¡Aleluya! ¡Qué palabras tan poderosas! Saber que Dios es nuestra herencia maravillosa. Que quienes buscan refugio en él lo encuentran y no serán confundidos ni avergonzados.
Hoy te invito a que entres a su presencia para que recibas renuevo y descanso. Para que Dios pueda iluminar tu entendimiento y tú puedas ver más allá de lo que parecer ser. La diferencia entre que podamos ver más allá se encuentra cuando nos sumergimos completamente en la presencia del Señor y él nos hace entender que sigue estando ahí para nosotros y que un día nos encontraremos con él para siempre. Entonces ya no habrá más dolores ni sufrimientos. Todo será gozo y alegría perpetua. Así querido hermano, que no debes desmayar. Entra en su presencia y sentirás la diferencia.
Autora: Brendaliz Avilés
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martes, 13 de abril de 2010
CRECIMIENTO ESPIRITUAL POR EL RESTO DE NUESTRAS EXISTENCIA
Crecimiento Espiritual por el Resto de Nuestra Existencia
Finalmente hoy pude sentarme calmadamente a leer el libro que tan gentilmente Hefzi-Bá me obsequió. “Hoy Conocí a Jesucristo” es el maravilloso testimonio de cómo esta hermanita llegó a los pies del Señor.
Hoy deseo rescatar mediante esta reflexión algo que ella escribió que es muy real y verdadero y dice así: “nuestra salvación es inmediata, pero el proceso de transformación y restauración de nuestra vida dura el resto de nuestra existencia”. Lograr entender este concepto y gran verdad es fundamental y necesario. Pues todos los días experimentamos constantes cambios, llegan a nuestras vidas experiencias de todo tipo.
Que seamos lo suficientemente humildes y receptivos para entender que todavía Dios no ha terminado de trabajar en cada uno de nosotros es esencial para poder recibir todo lo que Dios quiere darnos, enseñarnos y mostrarnos. Porque por más conocimiento intelectual, espiritual, filosófico, secular o de cualquier índole que tengamos, jamás habremos aprendido, ni sabremos lo suficiente. Solo el poder de Dios mediante su Espíritu Santo puede corregirnos, instruirnos y guiarnos a toda verdad. Solo Él es quien puede reconstruir y reedificar los muros y los cimientos de nuestras vidas.
Creo que por eso Pablo expresaba que no que pretendiera haberlo alcanzado, sino que cada día su extensión espiritual estaba más cercana a Dios. Dios desea que sus hijos cada día estemos hambrientos de conocer su presencia, voluntad y dirección. Que nos llenemos de sus palabras, que su Espíritu este conectado a nosotros para que fluyamos a través de él. Que vivamos sujetos a su voluntad. Ciertamente todos los días vamos avanzando un poquito más cuando permitimos que él obre en nuestras vidas. Hay una canción que dice: un día orando le dije a mi Señor, tú el alfarero y yo el barro soy. Modela mi vida a tu parecer, haz como tú quieras, hazme un nuevo ser. Me dijo no me gustas, te voy a quebrantar y en un vaso nuevo te voy a transformar, pero en el proceso te voy a hacer llorar, porque por el fuego tú tienes que pasar”. ¡Cuánta verdad encierra este himno de principio a fin! Y nosotros como ese barro tenemos que dejar que el nos amolde para que seamos instrumentos y vasijas de su gloria y su honra.
Dios rendimos nuestros corazones a tu amor, nuestro ser a tu voluntad perfecta. Haz que cada día crezcamos hasta llegar a ser un reflejo vivo de ti. Queremos ser amantes apasionados de tu presencia, rendir frutos abundantes de una vida que es el reflejo del sometimiento y la búsqueda de la plenitud que solo se encuentra en ti. Haz lo que tengas que hacer, pero no permitas que pasemos nuestros días siendo iguales, permaneciendo estáticos, porque son tantas las cosas grandes que quieres mostrarnos. Porque es demasiado lo que quieres que experimentamos en esa vida devocional que tengamos contigo. Señor haznos recordar cada día de nuestra existencia que tú no has terminado con cada uno de nosotros. Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
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Finalmente hoy pude sentarme calmadamente a leer el libro que tan gentilmente Hefzi-Bá me obsequió. “Hoy Conocí a Jesucristo” es el maravilloso testimonio de cómo esta hermanita llegó a los pies del Señor.
Hoy deseo rescatar mediante esta reflexión algo que ella escribió que es muy real y verdadero y dice así: “nuestra salvación es inmediata, pero el proceso de transformación y restauración de nuestra vida dura el resto de nuestra existencia”. Lograr entender este concepto y gran verdad es fundamental y necesario. Pues todos los días experimentamos constantes cambios, llegan a nuestras vidas experiencias de todo tipo.
Que seamos lo suficientemente humildes y receptivos para entender que todavía Dios no ha terminado de trabajar en cada uno de nosotros es esencial para poder recibir todo lo que Dios quiere darnos, enseñarnos y mostrarnos. Porque por más conocimiento intelectual, espiritual, filosófico, secular o de cualquier índole que tengamos, jamás habremos aprendido, ni sabremos lo suficiente. Solo el poder de Dios mediante su Espíritu Santo puede corregirnos, instruirnos y guiarnos a toda verdad. Solo Él es quien puede reconstruir y reedificar los muros y los cimientos de nuestras vidas.
Creo que por eso Pablo expresaba que no que pretendiera haberlo alcanzado, sino que cada día su extensión espiritual estaba más cercana a Dios. Dios desea que sus hijos cada día estemos hambrientos de conocer su presencia, voluntad y dirección. Que nos llenemos de sus palabras, que su Espíritu este conectado a nosotros para que fluyamos a través de él. Que vivamos sujetos a su voluntad. Ciertamente todos los días vamos avanzando un poquito más cuando permitimos que él obre en nuestras vidas. Hay una canción que dice: un día orando le dije a mi Señor, tú el alfarero y yo el barro soy. Modela mi vida a tu parecer, haz como tú quieras, hazme un nuevo ser. Me dijo no me gustas, te voy a quebrantar y en un vaso nuevo te voy a transformar, pero en el proceso te voy a hacer llorar, porque por el fuego tú tienes que pasar”. ¡Cuánta verdad encierra este himno de principio a fin! Y nosotros como ese barro tenemos que dejar que el nos amolde para que seamos instrumentos y vasijas de su gloria y su honra.
Dios rendimos nuestros corazones a tu amor, nuestro ser a tu voluntad perfecta. Haz que cada día crezcamos hasta llegar a ser un reflejo vivo de ti. Queremos ser amantes apasionados de tu presencia, rendir frutos abundantes de una vida que es el reflejo del sometimiento y la búsqueda de la plenitud que solo se encuentra en ti. Haz lo que tengas que hacer, pero no permitas que pasemos nuestros días siendo iguales, permaneciendo estáticos, porque son tantas las cosas grandes que quieres mostrarnos. Porque es demasiado lo que quieres que experimentamos en esa vida devocional que tengamos contigo. Señor haznos recordar cada día de nuestra existencia que tú no has terminado con cada uno de nosotros. Amén.
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lunes, 12 de abril de 2010
ORACIÓN PARA UN DÍA DE ANSIEDAD
Oración Para Un Día de Ansiedad
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de nosotros”.
Querido Señor:
Acudo a ti sintiéndome ansiosa y atemorizada. Mi lucha no es con nadie, pero hoy me toca enfrentarme cara a cara conmigo misma. Debo confrontar mis realidades, abrir la puerta a la sinceridad, para que pueda llegar la sanidad que tanto ansío y espero.
Si como a Pedro me preguntaras que si te amo, respondería: ¡Señor, sólo tú sabes cuánto te amo! Lucho con tantas imperfecciones a diario y a mi alrededor hay tanta presión que a veces siento que voy a explotar. Que no podré continuar por más esfuerzos que hago por avanzar y salir hacia adelante.
Y sé que sería mí ser como tierra árida y seca si tú no estuvieras aquí conmigo. El enemigo ha intentado robar mis sueños y quebrantar mi fe, pero desde ese lugar profundo de mí ser, desde el rincón más íntimo y secreto de mi alma, mis células respiran ese amor y esa gracia que no permite que huya de tus brazos y de tu amor.
Es tan fuerte tu Espíritu sobre mí, aunque yo me sienta tan vulnerable y tan débil a veces. Tú conoces también lo decepcionada que me siento cada vez que pienso que te fallo. Me surge este sentimiento de impotencia cuando creo que voy avanzando, porque doy dos o tres pasos hacia adelante y retrocedo como diez.
¿Qué voy a hacer Señor? ¿Qué es lo que hay más adelante? ¿Por qué no logro ver, qué es lo que aún no he logrado entender o comprender? ¿Por qué tarda tanto eso que espero? ¿Por qué siento que no son suficientes mis esfuerzos? ¿Qué es lo que no supero? Deben ser mis miedos o tal vez esas preocupaciones y tristezas que a nadie cuento. Que duermen calladas y en la noche me acompañan. Quizás son esas ilusiones rotas que algunas personas se han encargado de quebrar y me han dejado tan marcada.
Estoy tan lejos de ser perfecta. No puedo ni quiero ser lo que los demás gritan, esperan y presionan para que sea. Pero algo sé que es muy cierto aún en medio de este desierto. No soy autosuficiente, me gusta depender de ti y estoy convencida de que tú te glorificas aún en medio de mis debilidades. Eso me impulsa a seguir, a continuar aunque todo parezca incierto. A seguir creyendo aunque la respuesta tarde. Porque tú luz resplandece sobre mi vida y alumbra mis noches oscuras.
Ayúdame a verme y aceptarme de la forma tan maravillosa como me ves y aceptas tú. Que esperas siempre lo mejor de mí, que me miras con ojos de ilusión y orgullo. Que me amas y me ves como la más bella estrella. Que me cuidas con la fragilidad que se protegen las rosas. Porque aunque hoy sea un día en el que me siento horrorosa, sé que para ti soy primorosa. Hazme escuchar la canción que entonas para mí, ese concierto que interpretas para calmar mis ansiedades. Trae a mi memoria el recuerdo más hermoso, ese que me hace sonreír al saber que cumplirás todas las promesas que has declarado sobre mí.
¡Ay mi querido Dios, estoy tan agradecida de ti! Y es que mientras te estoy escribiendo y conversando, traes a mi vida un gozo, una esperanza nueva, una paz que me purifica y renueva. Hermosea y perfecciona esta vasija que acude ante ti. Doblega mi voluntad y hazme cada día mejor. Remóntame como el águila, sopla de tus frutos sobre mí. ¡Oh Dios de los cielos, pero más aún de mi vida y de mi corazón! Haz que olvide la incertidumbre y me adueñe de certezas, porque estoy en tu presencia. Y al estar en tu presencia vuelvo a recordar que tú haces por todos nosotros cosas grandes y milagrosas. Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
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“Echando toda vuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de nosotros”.
Querido Señor:
Acudo a ti sintiéndome ansiosa y atemorizada. Mi lucha no es con nadie, pero hoy me toca enfrentarme cara a cara conmigo misma. Debo confrontar mis realidades, abrir la puerta a la sinceridad, para que pueda llegar la sanidad que tanto ansío y espero.
Si como a Pedro me preguntaras que si te amo, respondería: ¡Señor, sólo tú sabes cuánto te amo! Lucho con tantas imperfecciones a diario y a mi alrededor hay tanta presión que a veces siento que voy a explotar. Que no podré continuar por más esfuerzos que hago por avanzar y salir hacia adelante.
Y sé que sería mí ser como tierra árida y seca si tú no estuvieras aquí conmigo. El enemigo ha intentado robar mis sueños y quebrantar mi fe, pero desde ese lugar profundo de mí ser, desde el rincón más íntimo y secreto de mi alma, mis células respiran ese amor y esa gracia que no permite que huya de tus brazos y de tu amor.
Es tan fuerte tu Espíritu sobre mí, aunque yo me sienta tan vulnerable y tan débil a veces. Tú conoces también lo decepcionada que me siento cada vez que pienso que te fallo. Me surge este sentimiento de impotencia cuando creo que voy avanzando, porque doy dos o tres pasos hacia adelante y retrocedo como diez.
¿Qué voy a hacer Señor? ¿Qué es lo que hay más adelante? ¿Por qué no logro ver, qué es lo que aún no he logrado entender o comprender? ¿Por qué tarda tanto eso que espero? ¿Por qué siento que no son suficientes mis esfuerzos? ¿Qué es lo que no supero? Deben ser mis miedos o tal vez esas preocupaciones y tristezas que a nadie cuento. Que duermen calladas y en la noche me acompañan. Quizás son esas ilusiones rotas que algunas personas se han encargado de quebrar y me han dejado tan marcada.
Estoy tan lejos de ser perfecta. No puedo ni quiero ser lo que los demás gritan, esperan y presionan para que sea. Pero algo sé que es muy cierto aún en medio de este desierto. No soy autosuficiente, me gusta depender de ti y estoy convencida de que tú te glorificas aún en medio de mis debilidades. Eso me impulsa a seguir, a continuar aunque todo parezca incierto. A seguir creyendo aunque la respuesta tarde. Porque tú luz resplandece sobre mi vida y alumbra mis noches oscuras.
Ayúdame a verme y aceptarme de la forma tan maravillosa como me ves y aceptas tú. Que esperas siempre lo mejor de mí, que me miras con ojos de ilusión y orgullo. Que me amas y me ves como la más bella estrella. Que me cuidas con la fragilidad que se protegen las rosas. Porque aunque hoy sea un día en el que me siento horrorosa, sé que para ti soy primorosa. Hazme escuchar la canción que entonas para mí, ese concierto que interpretas para calmar mis ansiedades. Trae a mi memoria el recuerdo más hermoso, ese que me hace sonreír al saber que cumplirás todas las promesas que has declarado sobre mí.
¡Ay mi querido Dios, estoy tan agradecida de ti! Y es que mientras te estoy escribiendo y conversando, traes a mi vida un gozo, una esperanza nueva, una paz que me purifica y renueva. Hermosea y perfecciona esta vasija que acude ante ti. Doblega mi voluntad y hazme cada día mejor. Remóntame como el águila, sopla de tus frutos sobre mí. ¡Oh Dios de los cielos, pero más aún de mi vida y de mi corazón! Haz que olvide la incertidumbre y me adueñe de certezas, porque estoy en tu presencia. Y al estar en tu presencia vuelvo a recordar que tú haces por todos nosotros cosas grandes y milagrosas. Amén.
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miércoles, 7 de abril de 2010
ALGO IMPORTANTE QUE HE APRENDIDO EN LA VIDA ES...
Algo importante que he aprendido en la vida es…
Que no siempre los más inteligentes son los que obtienen mejores calificaciones. Ni aquellos que parecían con más posibilidades o recursos son los que logran alcanzar sus objetivos. No siempre la gente más bella son aquellas que se ven más elegantes y bonitas. Que un bajo puede ser más alto que una persona con gran estatura.
He aprendido que no siempre las personas desean escuchar lo que les quieres decir. Que a veces piden consejos pero realmente lo que quieren es que les digas lo que ellos quieren escuchar.
Que por más que tratas de salvar a una persona y de que no cometas los mismos errores que cometiste, casi siempre aprenden por sus propias experiencias, cuando golpean contra su propia roca.
La vida nos sorprende demostrándonos que no siempre aquello que pensamos que será, es. Que esto no es del que más rápido corra, sino del que llegue al final de la meta.
Que no tienes que ir por la vida pisando a los demás para alcanzar lo que deseas, pero si necesitas mucha tenacidad, valentía, compromiso contigo mismo y tener limpia tu conciencia.
Que es importante cumplir con lo que prometes porque nuestras palabras valen mucho y deben ir acompañadas de lo que practicamos.
Ni son más brillantes ni llegan a lugares altos aquellos que abandonan por miedo o pereza a sus sueños. Que la fe es un motor que enciende el motor de nuestras vidas y nos ayuda a seguir luchando.
Que uno puede llegar a tener todas las posesiones del mundo, la fama y la gloria y si no tiene salud la vida será muy difícil.
Pero más importante aún que para que esta vida tenga un sentido completo debes tener a Jesús en tu corazón, debes amarlo y servirle no por obligación, sino porque verdaderamente estés convencido de que él es lo mejor que puede pasar en la vida de cualquier ser humano.
Porque tal vez te pueden faltar muchas cosas y personas, pero si tienes a Dios en tu vida, podrás aferrarte a él con fuerza y seguir encontrando fuerzas para seguir hacia adelante.
Autora: Brendaliz Avilés
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Que no siempre los más inteligentes son los que obtienen mejores calificaciones. Ni aquellos que parecían con más posibilidades o recursos son los que logran alcanzar sus objetivos. No siempre la gente más bella son aquellas que se ven más elegantes y bonitas. Que un bajo puede ser más alto que una persona con gran estatura.
He aprendido que no siempre las personas desean escuchar lo que les quieres decir. Que a veces piden consejos pero realmente lo que quieren es que les digas lo que ellos quieren escuchar.
Que por más que tratas de salvar a una persona y de que no cometas los mismos errores que cometiste, casi siempre aprenden por sus propias experiencias, cuando golpean contra su propia roca.
La vida nos sorprende demostrándonos que no siempre aquello que pensamos que será, es. Que esto no es del que más rápido corra, sino del que llegue al final de la meta.
Que no tienes que ir por la vida pisando a los demás para alcanzar lo que deseas, pero si necesitas mucha tenacidad, valentía, compromiso contigo mismo y tener limpia tu conciencia.
Que es importante cumplir con lo que prometes porque nuestras palabras valen mucho y deben ir acompañadas de lo que practicamos.
Ni son más brillantes ni llegan a lugares altos aquellos que abandonan por miedo o pereza a sus sueños. Que la fe es un motor que enciende el motor de nuestras vidas y nos ayuda a seguir luchando.
Que uno puede llegar a tener todas las posesiones del mundo, la fama y la gloria y si no tiene salud la vida será muy difícil.
Pero más importante aún que para que esta vida tenga un sentido completo debes tener a Jesús en tu corazón, debes amarlo y servirle no por obligación, sino porque verdaderamente estés convencido de que él es lo mejor que puede pasar en la vida de cualquier ser humano.
Porque tal vez te pueden faltar muchas cosas y personas, pero si tienes a Dios en tu vida, podrás aferrarte a él con fuerza y seguir encontrando fuerzas para seguir hacia adelante.
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martes, 6 de abril de 2010
¡NO PUEDO DEJAR DE HACERLO!
¡No Puedo Dejar de Hacerlo!
“Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada”. (Jeremías 20:9-11).
La mañana de hoy en Puerto Rico está fría y nublada. En esta ocasión, estoy sentada en el comedor. No pensaba escribir porque estoy pasando una fuerte gripe, pero mi pasión por Dios me impulsa a no dejar de escribir. Tengo que hacer lo que mi Dios quiere que haga, tengo que seguir el dictado de lo que quiere ministrar a mi corazón y al de cada uno de los lectores.
Meditaba en que en la vida no siempre nos sentimos con la fortaleza suficiente para hacer las tareas que nos corresponden, pero aunque a veces pensamos en cómo lo iremos a hacer no podemos desistir ni dejar de realizar lo que tenemos que hacer. En este preciso momento pienso en el profeta Jeremías. ¡Cuántas veces quiso dejarlo todo, cuántas veces tuvo que sobreponerse a su dolor y a su frustración, cuántas veces quiso escapar! Pero él sentía una llama en su interior que no le permitía desertar. Jeremías experimentaba en medio de sus debilidades y congojas ese fuego del Espíritu Santo que no le permitía dejar de hacer lo que él sabía que tenía que hacer.
No podemos dejar que el enemigo tome ventaja de nuestras vidas y de nuestras circunstancias. El mensaje de Dios tiene que seguir propagándose, la obra de Dios no puede cesar ni estancarse. Tiene que fluir como el agua fresca. El dolor, la enfermedad, la tribulación o cualquier cosa que pueda venir a nuestras vidas, no pueden ser más fuerte que el poder y la fortaleza que Dios va a infundir sobre nosotros para hacer lo que tengamos que hacer. Tal vez esta gripe me tenga adolorida, pero eso pasará, me recuperaré pronto. Pero si yo dejo de escribir y alguien necesita leer o escuchar este mensaje y yo no lo hago; ese momento lo habré perdido o dejado pasar. Y sinceramente yo no quiero que pase eso, me siento muy responsable y comprometida con Dios.
Por eso te digo hoy querido hermano, no puedes dejar de hacer lo que sabes que tienes que hacer. No es que seamos indispensables, pero si somos necesarios. La ofrenda que quiero presentarle al Señor no se la puede dar otro, tengo que dársela yo. Puede que hoy no escriba mi mejor escrito, pero no cesaré de trabajar y hacer lo que tenga que realizar porque sé que Dios perfeccionará la obra y mirará el esfuerzo que tú y yo hagamos para mantenernos impulsados hacia adelante.
Han sido tantas las ocasiones en que yo he sentido ese mismo fuego que sentía Jeremías, arder en mi corazón. Esa llama que permite que aceptes la voluntad de Dios aunque muchas veces no entiendas lo qué está pasando. Ese fuego que limpia, purifica y quema todo aquello que nos impide estar cerca de nuestro Padre Celestial. Es ese trato tan directo de Dios personalmente con mi vida, haciéndome sentir que él todavía sigue estando ahí y que es más grande que cualquier cosa. Que te recuerda que él sigue teniendo el control absoluto de todo. Que te trae a la memoria el pacto que hiciste con él de no dejarlo nunca y de seguir siempre Su voluntad y Sus designios independientemente de cómo te sintieras.
Y al terminar estas letras, puedo aunque cansada, sentir esa paz tan sublime que me hace experimentar seguridad de que no he dejado de hacer la parte que me corresponde a mí. Puedo sentir como Dios sonríe al saber que me basta su gracia y que su poder se sigue perfeccionando a través de mis debilidades. Y eso mi amado hermano, es una sensación maravillosa que nada ni nadie en el mundo te la pueden quitar. Por tanto, vale la pena esforzarte, vale la pena que camines la milla extra. Estoy consciente de que tal vez este no sea el mejor momento que estén pasando algunos de ustedes, pero seguramente esa llama del Espíritu Santo, está ardiendo sobre ustedes y convenciéndoles de que no pueden dejar de hacer aquella tarea o misión que les fue encomendada no por ningún hombre, sino por Dios.
Querido Dios: Hoy me presento ante ti con la absoluta confianza y seguridad de que estás fortaleciéndome en medio de mis debilidades, problemas y enfermedades. Que aunque mi cuerpo se siente agotado, mi espíritu sigue dispuesto a hacer la tarea que me fue encomendada. Gracias por que tu fuego santo arde en mi interior y me infunde nuevos alientos. Padre así como tu Espíritu constantemente me renueva te pido que con tu amor celestial y tu llama divina impartas nuevos alientos a todas esas vidas que en este momento necesitan una intervención tuya. Que aquellos que han sentido el deseo de rendirse, puedan encontrar en estas palabras, pero sobre todo en tus promesas, las fuerzas suficientes para continuar adelante. Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com
www.devocionaldiario.com
www.destellodesugloria.org
“Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada”. (Jeremías 20:9-11).
La mañana de hoy en Puerto Rico está fría y nublada. En esta ocasión, estoy sentada en el comedor. No pensaba escribir porque estoy pasando una fuerte gripe, pero mi pasión por Dios me impulsa a no dejar de escribir. Tengo que hacer lo que mi Dios quiere que haga, tengo que seguir el dictado de lo que quiere ministrar a mi corazón y al de cada uno de los lectores.
Meditaba en que en la vida no siempre nos sentimos con la fortaleza suficiente para hacer las tareas que nos corresponden, pero aunque a veces pensamos en cómo lo iremos a hacer no podemos desistir ni dejar de realizar lo que tenemos que hacer. En este preciso momento pienso en el profeta Jeremías. ¡Cuántas veces quiso dejarlo todo, cuántas veces tuvo que sobreponerse a su dolor y a su frustración, cuántas veces quiso escapar! Pero él sentía una llama en su interior que no le permitía desertar. Jeremías experimentaba en medio de sus debilidades y congojas ese fuego del Espíritu Santo que no le permitía dejar de hacer lo que él sabía que tenía que hacer.
No podemos dejar que el enemigo tome ventaja de nuestras vidas y de nuestras circunstancias. El mensaje de Dios tiene que seguir propagándose, la obra de Dios no puede cesar ni estancarse. Tiene que fluir como el agua fresca. El dolor, la enfermedad, la tribulación o cualquier cosa que pueda venir a nuestras vidas, no pueden ser más fuerte que el poder y la fortaleza que Dios va a infundir sobre nosotros para hacer lo que tengamos que hacer. Tal vez esta gripe me tenga adolorida, pero eso pasará, me recuperaré pronto. Pero si yo dejo de escribir y alguien necesita leer o escuchar este mensaje y yo no lo hago; ese momento lo habré perdido o dejado pasar. Y sinceramente yo no quiero que pase eso, me siento muy responsable y comprometida con Dios.
Por eso te digo hoy querido hermano, no puedes dejar de hacer lo que sabes que tienes que hacer. No es que seamos indispensables, pero si somos necesarios. La ofrenda que quiero presentarle al Señor no se la puede dar otro, tengo que dársela yo. Puede que hoy no escriba mi mejor escrito, pero no cesaré de trabajar y hacer lo que tenga que realizar porque sé que Dios perfeccionará la obra y mirará el esfuerzo que tú y yo hagamos para mantenernos impulsados hacia adelante.
Han sido tantas las ocasiones en que yo he sentido ese mismo fuego que sentía Jeremías, arder en mi corazón. Esa llama que permite que aceptes la voluntad de Dios aunque muchas veces no entiendas lo qué está pasando. Ese fuego que limpia, purifica y quema todo aquello que nos impide estar cerca de nuestro Padre Celestial. Es ese trato tan directo de Dios personalmente con mi vida, haciéndome sentir que él todavía sigue estando ahí y que es más grande que cualquier cosa. Que te recuerda que él sigue teniendo el control absoluto de todo. Que te trae a la memoria el pacto que hiciste con él de no dejarlo nunca y de seguir siempre Su voluntad y Sus designios independientemente de cómo te sintieras.
Y al terminar estas letras, puedo aunque cansada, sentir esa paz tan sublime que me hace experimentar seguridad de que no he dejado de hacer la parte que me corresponde a mí. Puedo sentir como Dios sonríe al saber que me basta su gracia y que su poder se sigue perfeccionando a través de mis debilidades. Y eso mi amado hermano, es una sensación maravillosa que nada ni nadie en el mundo te la pueden quitar. Por tanto, vale la pena esforzarte, vale la pena que camines la milla extra. Estoy consciente de que tal vez este no sea el mejor momento que estén pasando algunos de ustedes, pero seguramente esa llama del Espíritu Santo, está ardiendo sobre ustedes y convenciéndoles de que no pueden dejar de hacer aquella tarea o misión que les fue encomendada no por ningún hombre, sino por Dios.
Querido Dios: Hoy me presento ante ti con la absoluta confianza y seguridad de que estás fortaleciéndome en medio de mis debilidades, problemas y enfermedades. Que aunque mi cuerpo se siente agotado, mi espíritu sigue dispuesto a hacer la tarea que me fue encomendada. Gracias por que tu fuego santo arde en mi interior y me infunde nuevos alientos. Padre así como tu Espíritu constantemente me renueva te pido que con tu amor celestial y tu llama divina impartas nuevos alientos a todas esas vidas que en este momento necesitan una intervención tuya. Que aquellos que han sentido el deseo de rendirse, puedan encontrar en estas palabras, pero sobre todo en tus promesas, las fuerzas suficientes para continuar adelante. Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
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