Carta a Dios: El Palpitar de tu
Corazón
Querido Dios:
Sentí el palpitar de tu corazón latiendo
por mí. Cada latido tuyo gritaba mi
nombre. Y yo al escucharlo
resucitaba. Revivía como flor marchita
cuando le rocían agua. Cada gota que
sentía caer sobre mi vida me decía “te amo”, “eres muy preciada para mí” y mis
pétalos volvían a lucir hermosos. Lloraba
de emoción y mientras mis lágrimas corrían, tú no permitías que cayeran al
suelo. Las ubicabas en un frasco
especial que decía: “esas lágrimas serán recompensadas”.
Aunque no te veía, pude percibir y
sentir tu sonrisa. Con ella me
inyectabas vida y soplabas nuevos alientos.
“Sanidad para el alma”, fueron las palabras que escuché antes de
quedarme dormida. Y cuando desperté,
cuando mis ojos pude abrir, sentí nuevos bríos.
Todo a mí alrededor era igual y a la vez diferente. Podía nuevamente encarar al mundo a pesar de
las dificultades, porque tenía la certeza de que no caminaba sola, tú ibas
junto a mí. Podía sonreír a pesar de los
problemas porque tu gozo me fortalecía.
Poco a poco fuiste matizando mi
vida, inundando el alma con los frutos de tu presencia en mí. Y al mirarme, otros podían ver tus detalles y
oler tu fragancia que daba el toque especial a mi existencia.
Tú obra en mí es impresionante y
nunca termina. Cada día haces cosas
nuevas. Pequeños cambios, grandes
reconstrucciones, remueves piedras y quitas lo que estorba. Y aunque el tiempo ha pasado siento cada día el palpitar de tu corazón en mí. Lates fuerte en mi interior, mi alma exhala una adoración a ti. Han sido grandes tus bondades y tú fidelidad perpetua.
¡Dios te amo! Nunca quiero apartarme de ti. Permite que mi vida sea un incienso y que mi corazón sea para siempre la habitación en donde quieras permanecer eternamente.
De tu hija que te ama,
Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com
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