Mariposas en
Libertad
Cuando era
niña me enseñaron una canción que decía: “de todos los colores las mariposas
son. Son blancas y amarillas, azules y
lo demás no lo recuerdo”. Creo que las
mariposas son una de esas maravillas que Dios nos regaló para disfrutar y
apreciar el detalle de su creación.
Porque Dios hasta del más mínimo detalle tiene cuidado.
Y como la
vida está tan llena de procesos y no solo nosotros los seres humanos lo experimentamos,
sino que también la naturaleza y los animales, podemos metafórica o
simbólicamente comparar nuestras vidas con las de las mariposas. Ellas comienzan como un huevo así como
nosotros al principio tan solo somos un embrión en potencia.
Antes de las
mariposas poder volar y convertirse en hermosas, son unas larvas u orugas. Nosotros por espacio de nueve meses vamos
desarrollándonos y tomando forma en el vientre de nuestras madres. Se van desarrollando nuestros tejidos, órganos
y también todas esas cosas que serán nuestras características físicas que nos definirán.
Leí que
muchas larvas que van creciendo rápidamente cambian 4 ó 5 veces de piel. Y yo analizaba que nosotros los seres humanos
en todo el proceso de nuestra vida tenemos que cambiar de piel muchas
veces. Adaptarnos a procesos, morder el
polvo, caer, levantarnos, llorar, sentir el alma en pedazos, reír, gritar,
enfurecernos y también serenarnos.
Debemos aprender y desaprender, pasar por situaciones donde mentalmente
crecemos y también derivamos algunas estructuras que no nos permiten avanzar o
nos llenan de temores e inseguridades.
Pero yo diría
que la verdadera metamorfosis comienza en nuestras vidas, cuando permitimos que
sea Dios quien tome el control absoluto de nosotros. Cuando lo dejamos operar cambios en nuestro
interior y en nuestra mente. Cuando a
pesar de que pasamos por el horno de la aflicción y del dolor, permitimos que
él vaya purificándonos e hilvanando nuestras alas que tantas veces sentimos
quebradas. Cuando a pesar de las caídas
que tenemos, permitimos que él nos extienda su mano y nos ayude a levantar.
Cuantas
mujeres hay hoy que mientras leen o escuchan este mensaje están con sus
corazones totalmente destrozados.
Sintiendo que ya para ellas la vida no tiene sentido, creyendo que han
perdido el valor tan grande que tienen porque alguien las ha dejado caer y las
ha lastimado enormemente. Cuántas que en
silencio lloran el maltrato al que son expuestas, el abuso físico, verbal y
emocional que les hace creer que no sirven, cuando todo es solo una
mentira. Muchas mujeres que pensando que
no podrán hacer más con sus vidas, soportando años de infidelidades, sintiendo que
han perdido el atractivo que antes tenían.
Tantas han
dejado sus propios sueños por edificar los cimientos de una familia fuerte,
sólida y con amor. Se han sacrificado
por sus hijos, esposos, familiares y ahora se encuentran con que nadie tiene
tiempo para ellas. Pero en este proceso
de metamorfosis podrán descubrir si lo permiten que Dios tiene todo el tiempo del
mundo para ellas. Que son demasiado
importantes y valiosas como para permitirse vivir confinadas a una jaula donde
nunca han debido estar.
Mujeres que
así como las mariposas son el reflejo de la belleza y el amor de Dios. Que como las mariposas vienen de todas las
formas, tamaños y colores y que cada una de ellas en su esencia es cautivadora
y arrebatadoramente bella. Que poseen
tal encanto, tal virtud, tal perfume que sin darse cuenta cuando van
caminando, a su alrededor van dejando
pisadas de rosas y de hermosura.
Y Dios desea
que de todos esos procesos de nuestras vidas, unos buenos otros no tanto,
algunos largos y otros cortos, vayamos sencillamente desarrollando las herramientas
que necesitaremos para vivir con la libertad que él nos da. Sin ningún tipo de ataduras que hagan que se
opaque nuestra luz, ni nuestros brillantes colores. Sin esos impedimentos que nos impidan
remontarnos y volar alto sintiendo la primavera en nuestro corazón. Primavera que hace que podamos pasearnos en
plenitud alrededor de las flores y disfrutar el aroma de la vida.
Porque fuimos
hechas para vivir, para sonreír, para dar amor, pero también para
recibirlo. Porque somos capaces de
lograr sueños y de concretar los proyectos que queramos realizar. Y es tan importante que no olvides que tú
mujer eres un ser demasiado especial.
Eres una mariposita esplendorosa y llena de gracia, porque tienes el
toque de tu Creador. Y si actualmente te
encuentras atravesando por un momento difícil en tu vida, solo alza tu mirada
hacia ese que siempre te ha amado incondicionalmente y pídele que renazca en
ti. Seguramente él estará escuchándote
atentamente y hará que resurja en ti una primavera nueva. Experimentarás quizás un proceso un tanto
difícil, pero luego quedarás lista para conquistar las alturas y volar libre
por el aire.
Autora:
Brendaliz Avilés
Autorizado a
Publicar en: www.brendalizaviles.com
Escrito El:
21 de marzo de 2012.