lunes, 4 de marzo de 2013

Luna bajo un cielo estrellado




LUNA BAJO UN CIELO ESTRELLADO


En medio de un bosque tranquilo y cubierto de flores por doquier, bajo un cielo totalmente estrellado se encuentra Luna.  Sus manos tocan serena pero inspiradamente un piano del cual brotan notas armoniosas.  Suenan una y otra vez melodías de amor que parecen contar viejas historias maravillosas.  Luna puede tocar aún con sus ojos cerrados notas perfectas que pueden elevar y remontar a cualquiera hasta el lugar de sus sueños.
¿Pero en qué piensa Luna mientras interpreta tan maravillosamente con su piano?  ¿Acaso piensa en sus versos predilectos de amor?  ¿En la mirada de dos enamorados?  ¿En cuentos mágicos o sería quizás en sus propias nostalgias?  Hasta el momento nadie tenía respuesta a esas preguntas, porque Luna a nadie le contaba.  Todo lo guardaba para ella misma, para su corazón, para sus adentros, para su silencio.

Pero Luna lloraba por su amor perdido.  Hacia ya dos años que su novio había muerto en un trágico accidente justo en el día de su boda.  El día que se supone sería el más feliz para ambos, se oscureció como la noche y marcó de luto el corazón de aquella bella doncella.  Las ventanas de su alma podían ver belleza por doquier, pero hasta el momento no habían vuelto a ver pasar el amor por su avenida.  Nadie había logrado igualar o superar a su gran amor Leonardo.  Leonardo había sido tan galante, caballeroso, dulce, gentil, especial, tierno, delicado, paciente, pero sobretodo amoroso con ella.  Él le había enseñado a tocar el piano, había sido su maestro por muchos años.  

De hecho fue así como se habían conocido y como se habían enamorado.  Él tenía 10 años más que ella, pero su corazón era tan joven, él era tan encantador y cautivante que a ella no le había importado porque en él había encontrado todo lo que necesitaba y le hacía feliz.  De hecho, en ese bosque él le había declarado tímidamente su amor.  Un amor que había ocultado por espacio de dos años por temor a que ella lo rechazara.  Lo que Leonardo desconocía es que ella había estado enamorada de él un año antes que él fijara sus ojos en ella.  Pero Luna fue tan discreta que solo espero pacientemente a que él le confesara sus sentimientos.  Y cuando el por fin lo hizo ella se sintió la mujer más dichosa del mundo.  ¡Lo amaba y era amada por él!

¡Cuánto vacío, cuánta soledad y tristeza sentía Luna sin su preciado amor!  Habían pasado dos años, pero para ella aún parecía que había sido ayer.  Esa nostalgia que sientes cuando pierdes algo muy valioso no se había ido de su pecho.  Por eso tocaba el piano tan magistralmente, porque aquellos que aman siempre hacen las cosas con el más puro, grande y sincero amor.  Porque aún cuando estén tristes, brota pasión de cualquier tarea que realicen.  

Había muchas parejas a su alrededor profesando y jurándose amor eterno mientras ella tocaba su piano.  Pero de repente en medio de todas esas parejas, se levantó Sebastián, casi por inercia, siguiendo un impulso de su corazón.  Se acercó tiernamente a Luna y le habló unas palabras al oído.  Acto seguido, ella se levantó y ambos caminaron en medio de todos los que estaban allí presentes, quiénes sorprendidos se preguntaban unos a otros qué habría pasado.

Lo que aquellas personas no sabían y que Luna ignoraba, era que Sebastián había estado oculto observándola por espacio de un año y medio.  Él la había visto llorar incontables veces, la había visto morderse los labios de coraje impotente ante su pérdida.  Había observado cómo muchas veces corrió por todos lados frustrada de dolor y eso había conmovido totalmente su alma.  Se había dado a la tarea de investigar qué era lo que le había pasado y había descubierto y conocido de cerca su triste historia.  Estuvo con ella como un guardián invisible, muchas veces siguió sus pasos en medio de la noche, pero tal era el dolor de Luna que no lo había descubierto.  

Muchas veces quiso intentar acercarse a ella, pero no quería asustarla, ni interrumpirla, así que por todo ese tiempo decidió ser un testigo silente del dolor de Luna.  Sin embargo, esa noche en especial sintió que ya era el momento de que Luna volviera a retomar las riendas de su vida.  Era necesario que ella volviera a sonreír de felicidad y a darse una nueva oportunidad en el amor.  Así que se había atrevido a pararse en medio de todas aquellas personas y le había susurrado al oído las siguientes palabras a aquella hermosa mujer: “Luna ya es hora, déjalo ir, él permanecerá en tu recuerdo para siempre, pero también él desearía que hicieras tu vida y fueras feliz, que tocaras para alguien más.  ¿Podrías tocar ese piano para mí?  Ven, tómame de la mano, yo te conduciré por el camino de vuelta al amor”.

Y por primera vez en aquellos dos años, Luna experimentó una paz en su corazón y una seguridad.  Sintió que era el momento de volver a vivir algo nuevo, de pensar en ella, de volver a reír a carcajadas.  No sabía quién era aquel joven que le hablaba y la tomaba de la mano, pero sentía que lo conocía de mucho tiempo.  En su corazón ella habló unas palabras de despedida para su amado Leonardo.  Él siempre sería el gran amor de su vida, el hombre que la había enseñado a amar incondicionalmente.  Y sabía dentro de su corazón que Leonardo hubiera querido que ella siguiera viviendo su vida y encontrara un nuevo amor.  Ella no sabía si aquel joven sería su amor, pero al menos sentía algo diferente al estar a su lado y eso era una buena señal.

Ahora tocaría su piano para alguien que le había pedido que tocara para él.  Nuevamente tomaría la mano de alguien que mostraba un interés especial por ella.  Se detuvo un momento, miro las estrellas que brillaban en el cielo, lanzó un beso al aire, secó sus lágrimas, sonrió y siguió caminando.  Un nuevo capítulo comenzaba a escribirse en el libro de amor de su vida.

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Exclusivamente Para: www.brendalizaviles.com

2 comentarios:

  1. Pablo E. Castillo5 de marzo de 2013, 10:47

    Luna de Nostalgia, Luna de dolor,
    La noche espera ansiosa,
    Que al amanecer llegue el amor,
    Para sanar tus heridas y tu dolor.

    Luna ya no llores mas,
    Deja partir al primer amor,
    Enciende una luz de esperanza,
    Y el amor hará feliz tu corazón.

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  2. Hermosos versos Pablo.

    Bendiciones,

    Brendaiz

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