Conversación con Dios, Mis Preguntas, Sus
Respuestas
¿Cuántas veces en medio de mi batalla he pensado que
no podré continuar? Miles de veces he
gritado angustiada: “¡Dios, dame fuerzas para continuar!” Aunque he proseguido el camino, hay momentos
donde me he sentido perdida y sin saber qué dirección debería tomar. Aunque sé que estás cerca, te he percibido tan
lejos y distante de mí que he querido escapar y salir huyendo, pero luego me
detengo y pienso: “¿vale la pena intentar salirme de tus manos? No logro entender nada de lo que está pasando,
ni hacia dónde me estás llevando… ¿Cuál
es tu plan? Dame luces, porque todo es
oscuridad”.
En mi desierto aún no he visto las palmeras ni el oasis.
Lo he recorrido, estoy fatigada y
sedienta. Cuando ilusionada corro a refrescarme y a buscar el agua, me percato
de que tan solo he ido tras un espejismo. ¡Dios, dónde has estado cuando en la noche,
insomne invoco tu presencia y permaneces silencioso! Cuando mis lágrimas inundadas devoran mi
almohada y no encuentro solución a esa tormenta impetuosa que amenaza con
ahogarme. ¿Dónde te has ido cuando mis
suspiros claman por ti y cuando el silencio me satura y no hay fuerzas para
seguir. Cuando siento que la muerte
coquetea con mi cuerpo y cual verdugo me castiga, azotándome y tirándome en el
suelo. ¿Dónde estás cuando clamo porque
este torturador silencio sea interrumpido?
Y mientras estas cosas pienso y siento, una voz en mi
interior dice serenamente: “¡Calma, por nada te turbes ni te inquietes! Estoy aquí, justo a tu lado. No es solo tu batalla, también es la mía
porque eres mi hijo y yo te amo. Tengo
cuidado de ti y de los tuyos. Estoy
atento, vigilando y al pendiente de todo lo que te ocurre. Pero porque te amo, hay destrezas,
herramientas, fortalezas y habilidades que deseo desarrollar en ti y que solo
salen a la luz en el fragor de la batalla. Hay cosas que deseo que aprendas, que te hagan
más fuerte y te den sabiduría a través de la practica.
Ni por un instante dudes de que haya estado
contigo. La ausencia de la luz en medio
del túnel oscuro que hoy te encuentras atravesando, no significa que no volverás
a gozar del resplandor. Esto solo
significa que aunque la mañana parece lejana y la noche tenebrosa, hoy estás un
día más cerca del momento en que tendrás tu victoria, porque obtendrás mi
respuesta favorable. No dejes de luchar,
pero debes hacerlo confiado y descansando en mis promesas. El calor de mi amor abrigará siempre tu corazón. El toque de mis manos dará los matices que tú
ser en este mismo momento necesita. Mi
corazón latiendo en ti, disipará los miedos que intentan paralizarte. Mis brazos te cobijarán para que recibas la
paz y el aliento que pides a gritos y que sé que necesitas.
Yo, yo soy tu Dios, el que siempre ha estado, quien
nunca se ha ido, quien siempre ha permanecido cuando los demás no han
comprendido y se han ido. Yo soy el que
tiene el control de todo y quien te bendecirá y hará sonreír. Soy tu Padre, soy tu Dios y quienes confían en
mí permanecen. Levantan sus alas y se
remontan como el águila sobre las alturas y más allá de la tempestad”.
Luego de escuchar y sentir esas palabras que conmueven
y taladran mi corazón, sonrío y digo: “¡Gracias Dios mío porque siempre que
clamó, aún cuando muchas veces no veo y no entiendo, AHÍ TU ESTÁS, SIEMPRE PARA
MÍ!
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com
Sin palabras!
ResponderEliminarEl espíritu santo habla a través tuyo querida amiga Bren!
Yo le pido al Señor que te haga brillar como el sol de la mañana y que su presencia te acompañe y guíe por siempre.
Que cada prueba nos acerque más a la persona que Dios quiere que seamos.
Bren, estamos orgullosas de ser tus amigas!
Padre santo, guarda a esta mujer que te ama y lleva tu palabra y mensaje de amor y salvación.
Bendícela en cada área de su vida y por sobre todas las cosas nunca dejes de hablarle porque todo lo que escribe lleva una tremenda bendición.
Gracias por elegirnos para llevar testimonios del poder tuyo, Señor!
Te queremos muchísimo querida amiga!
M. Florencia y M. Fernanda S.