Tiempos de Grande
Bonanza
“Entonces, levantándose, reprendió a los vientos
y al mar; y se hizo grande bonanza.”.
(San Mateo 8:26)
El viento era
contrario, pero eso no impediría que Dios se moviera y obrara su milagro. Había adversidades, pero nada ni
nadie, limitarían su poder. Las
aguas amenazaban con que la embarcación naufragara, pero Jesús era el puerto
seguro donde ellos podrían refugiarse. Ellos
sintieron temor de ahogarse, pero Jesús les invitaba a confiar en que bajo su
amparo estarían seguros, protegidos y a salvo. Dudas querían opacar el panorama, pero
Jesús les instaba a viajar y conquistar el camino de la fe. Ellos tenían que enfrentar el miedo
siendo confrontados con las palabras que Jesús les decía. Debían creer en las palabras que por tanto
tiempo él les había estado hablando, aún cuando las circunstancias de sus vidas
parecieran contrarias a lo que esperaban. La tormenta los tambaleaba, el agua
entraba al barco mojando todo a su alrededor. A duras penas lograban mantenerse de
pie, gritaban asustados, buscaban por todos lados, parece que habían olvidado
que Dios estaba a su lado. Y cuando presurosos dijeron: “¡Señor, sálvanos,
que perecemos!” Él les dijo: “¿por qué
teméis, hombres de poca fe?” Entonces
reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Así nos pasa, queridos amigos cuando
enfrentamos las tormentas y tempestades de la vida. Amedrentados y confundidos, muchas veces
preguntamos al Señor, ¿es qué acaso no tienes cuidado de nosotros? Sentimos y pensamos que no vamos a poder,
espantados y atemorizados, creemos que Dios se ha olvidado o ha perdido detalle
de lo que estamos confrontando. Pero,
Jesús con voz dulce y serena nos dice que confiemos, manda a cesar lo que hasta
el momento nos había estado turbando, agobiando, molestando y entonces hay
grandes tiempos de bonanza. Los vientos
cambian, la mar se aquieta, el panorama cambia, renacen las esperanzas, brotan
nuevas semillas de fe y la paz llega. Dios
quien tiene todo poder y autoridad está justo al lado de nosotros. Nunca nos abandonará ni nos desamparará, pero
es menester de nosotros confiar y no olvidar que él está muy cerca de nosotros
y si somos fieles y obedientes la victoria nos ha de dar.
Autora: Brendaliz
Avilés
Escrito Para:
www.brendalizaviles.com
Querida amiga Brendy!
ResponderEliminarImpresionante este escrito!
Lo que no entendemos los cristianos es que la fe mueve montañas y que Dios, el más grande, camina a nuestro lado contando nuestros pasos. El deseo de Dios es que caminemos sobre las aguas como lo hizo Pedro.
Nuestra fe tiene que crecer día a día.
Que el Señor te siga iluminando querida niña, y que a través de ese hermoso don que tienes, puedas tocar cada día más corazones.
Nunca te olvides que estas dos amigas te quieren muuuuuuuuuuchooooooooooooo!
María Florencia y María Fernanda S.