lunes, 2 de diciembre de 2013

Reflexiones




El mayor ejemplo de un amigo verdadero lo encontramos en Jesús. Pues a pesar de que nos equivocamos, él permanece ahí, no para acusarnos y hacernos tropezar. No para hacernos sentir miserables y que lloremos. Sino para con paz, serenidad y amor sostenernos y ayudarnos a levantar. Jesús ese amigo que nos escucha aunque le repitamos lo mismo innumerables veces. Que nos ayuda a superar los reveses de la vida. Quien nos abraza cuando nadie más lo puede hacer. Quien nos levanta cuando nosotros mismos pensamos que no podremos más y no sentimos fuerzas para nada. El que cuando sentimos miedo nos recuerda que no debemos temer porque él nos ayuda. ¡Qué maravilloso poder contar con el amigo que nunca falla! 
By: Brendaliz Avilés






Cuando fracasamos tras intentos fallidos, es normal que nos entristezcamos y sintamos en ocasiones que hemos perdido. Pero algo que se obtiene de los fracasos son las lecciones de lo que debemos y no debemos hacer. Qué detalles o cosas debemos corregir para que en la próxima ocasión no nos suceda lo mismo. A veces aprendemos con los golpes que nos da la vida, pero mirándolo desde un punto de vista positivo, la biblia dice que si siete veces cayerá el justo, será levantado. Esto no nos da una licencia para hacer las cosas en mala forma de manera intencionada, esto más bien quiere decir que la gracia de Dios es suficiente para levantarnos y hacernos marchar adelante. Si tú lo permites, tu fracaso se puede convertir en una puerta de bendición, en una escalera que te ayude a subir hasta el lugar que tienes que llegar. Hoy piensa en tu fracaso, como ese espacio que te va a permitir madurar, crecer y ver la gloria de Dios en tu vida, pues él aún no ha terminado contigo, ni conmigo. 

(By: Brendaliz Avilés)

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