Nuestros
errores no pueden ser borrados con tanta facilidad como se hace con una goma o
con un líquido corrector sobre un papel.
Así como nuestro pasado, ni nuestros recuerdos pueden irse rápidamente
de nosotros porque ellos forman una parte importante de lo que somos. Nuestros pecados están delante de nosotros,
en cambio, el único capaz de borrar, sepultar, ayudarnos a corregir y restaurar
es Jesús. Él pagó a precio de sangre con
su vida, para que si lo escogemos y recibimos en nuestro corazón podamos ser
capaces de tener un final feliz. Del
ayer no tenemos control porque pasó, sin embargo, hoy que es el presente,
tenemos la oportunidad de aferrarnos a él.
Porque este presente trae consigo la esperanza y la seguridad de un
futuro brillante, de un glorioso final.
Tal es su poder, tan suprema es su gracia que él es capaz de transformar
aquello que parece roto y sin remedio.
Las páginas de tu vida que están por escribirse, pueden estar llenas de
aventuras increíbles y maravillosas. De
desafíos y emociones extremas que pueden demostrarte cuán grande es el poder de
Dios cuando una vida se deposita en sus manos.
Por tu pasado no puedes hacer nada, pero por tu presente puedes hacer
algo, seleccionar y recibir a Dios en tu corazón es la mejor opción.
Autora:
Brendaliz Avilés
Escrito Para:
www.brendalizaviles.com
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