jueves, 27 de noviembre de 2014

Tengo que darte tantas gracias Dios

Querido Dios: 

Es tanto lo que tengo que agradecerte que en mi vocabulario no existen las palabras suficientes.  En mis versos no existe la poesía suficiente para expresar, describir y comparar lo bendecida que me siento al recibir continuamente tu amor y tu gracia.  Aferrarme a ti ha sido la decisión más importante y significativa de mi vida.  
Te doy las gracias por todas las posibilidades que me ofreces día tras día, mañana tras mañana.  De no haber sido por ti, ¿qué hubiera sido de mí?  Cuando la desesperación llegó a mi vida, solo tú pudiste darme la calma, la serenidad, la compostura para seguir adelante. Cuando muchos nos creyeron en mí, siempre confiaste en mí.  Tus manos me sostuvieron y con un fuerte abrazo me recordaste que no era entre ellos, sino que era entre tú y yo.  
Ni la canción más preciosa podría decir la gratitud tan inmensa que siente mi corazón al sentirse correspondido por ti.  Gracias por todo lo bueno, por las lecciones y también por los grandes retos.  En abundancia y escasez, salud y enfermedad, buenas y malas,  el único que siempre está y estará conmigo eres tú mi gran y divino amor.  ¡Te amo!  ¡Gracias Señor! Fuera de ti no quiero nada.  

By: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com

martes, 25 de noviembre de 2014

Nuevo día

Un nuevo día comenzó. 
Una nueva oportunidad Dios me regala.
Una vez más su amor me sustenta y su gracia me levanta.
Puedo mirar al cielo y sentir esperanza.
Hoy puedo agradecer infinitamente que aunque tengo grandes retos que enfrentar, vientos fuertes con los que luchar...
Tú aumentaras mis fuerzas como las del búfalo, me elevarás a un lugar tan alto como las águilas. En tu presencia recibiré refrigerio.
¡Gracias Dios por tu fidelidad!
By: Brendaliz Avilés

lunes, 24 de noviembre de 2014

Mi fe sigue estando en ti

Y si alzo mis ojos a los montes y a los cielos,
sigues siendo mi mayor esperanza y refugio Dios.
No existe otro norte, 
tú eres mi única dirección y camino seguro.
Tu amor es más profundo y extenso que el océano.
Infinita es tu bondad y tu misericordia.
En mis momentos de dolor a ti elevo mi mirada,
porque sé que tus ojos me observan.
Estoy segura que tu gracia me sostiene.
By: Brendaliz Avilés 

martes, 18 de noviembre de 2014

...PERO LOS QUE ESPERAN




Pero los que esperan

“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.   (Isaías 40:31)

Palabras de ánimo, consuelo y fortaleza fueron las que trajo Dios a través del profeta Isaías al pueblo de Israel.  Palabras que aunque pasen los años siguen teniendo importancia y vigencia para todos aquellos que creemos, confiamos y esperamos en él.  Palabras que contienen promesas que alimentan nuestros espíritus y nos invitan a seguir adelante sin importar lo que estemos enfrentando.

A menudo nos cansamos, preocupamos y debilitamos.  Muchas circunstancias hacen que perdamos la paciencia.  Esa virtud, ese fruto que como árbol toma su tiempo en echar raíces y brotar, cerca de expandirse, muchas veces parece casi marchitarse.  Sin embargo, Dios da una promesa maravillosa, él nos dice que a pesar del cansancio, la fatiga por las carreras de la vida y todo lo que pueda acontecernos, los que esperan en él tendrán nuevas fuerzas.  La paciencia te incita a ser perseverante, te lleva a insistir aun cuando puertas parecen cerrarse ante tus ojos.  Hace que te mantengas enfocado, no en lo que tus ojos ven, sino en lo que tu corazón espera.  La paciencia desarrolla en tu interior unas capacidades que te hacen resistente ante tiempos difíciles.  Y Dios dice en su palabra que los que esperan en él son no solo renovados, sino que también fortalecidos. 

La fortaleza que proviene de Dios te invita a continuar y seguir adelante aunque haya abrojos en el camino.  Te invita a extender tus alas a pesar de los miedos para que puedas remontarte a un lugar más alto que los problemas que puedan estar rodeándote.  Esa fortaleza te lleva a elevarte aun cuando muchas veces sientes que vas a caer en el suelo.  Entonces sorprendido, puedes correr y sentir que puedes hacer la carrera porque Dios va contigo.
Hoy Dios quiere quitar de tu vida esa fatiga que por tiempo te ha mantenido estático y sin saber qué hacer.  Desea bendecirte para que completes los sueños y planes que él tiene contigo.  Desea refrescarte en las aguas y el río de su presencia.  ¡Tienes que ser paciente!  Debes aprender a esperar, debes reconocer que si estás en sus manos, al final todo terminará obrando para tu bienestar. 

Permite hoy que Dios trabaje en tu interior.  Deja que penetre en tu corazón porque ahí es donde surgen los grandes cambios.  Exprésale cómo te sientes, dile que necesitas que te él te ayude con esas cargas y luego deposítalas en sus manos.  Con sinceridad dile: “¡Señor siento que mi paciencia llegó al límite, no entiendo nada de lo que está pasando, pero a pesar de eso sigo confiando en ti!  Sigo creyendo en los planes que tienes para mi vida a pesar de que mi paciencia se está agotando.  Entiendo pese a todo que no es a mí manera, sino a la tuya.  Por favor, Dios mío, ayúdame a ser paciente aun cuando a veces siento que voy a desfallecer y que el alma se me quiebra en pedazos.  Ayúdame a esperar y confiar en tu respuesta acertada.  Reconozco que si tú no estás conmigo, no podré, pero sé también que como estás conmigo podré esperar y mis fuerzas serán renovadas.  Entonces yo podré correr sin cansarme y caminar sin fatigarme.  En el nombre de Jesús, amén”.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito el 17 de noviembre de 2014 para: www.brendalizaviles.com y www.devocionaldiario.com

viernes, 7 de noviembre de 2014

SOLTANDO MANOS



SOLTANDO MANOS

Pero aunque yo intenté sujetar esas manos con fuerza, ellas se soltaron de mí de forma natural.  No se aferraron a las mías, porque pertenecían a  las de alguien más.  Y qué podía hacer yo, si ese corazón y esas manos no querían aferrarse a mí.  Yo no podía anteponer mis deseos egoístamente, tan solo porque yo era quien más le amaba.  El amor no puede ser un mendigo que recorre las calles suplicando pan y misericordia.  Y el hecho de yo amarle no me daba el derecho de ser correspondida.  Porque para amar se requiere de dos personas, dos almas, dos corazones, dos vidas.  Ejercer presión, intentar obligar, de nada sirve.  No se puede intentar ajustar una pieza a algo que no le pertenece.  Tampoco podía intentar actuar de esa forma en que crees por momentos que si te aferras a ese amor, eres persistente y sigues intentando estar para esa persona, entonces como respuesta, esa persona abrirá su corazón para ti.  ¡No es tan fácil a veces el amor!  Tiene sus curvas, sus pliegues, sus detalles, sus barrancos, sus finales tristes.  El amor tiene su fragilidad, sus puntos vulnerables, sus días de querer huir, aislarse, desaparecer  y marchitarse.  No existe píldora ni fórmula mágica para curar el desamor.  Por eso, ese momento en que soltaste mi mano para tomar la de la persona que realmente amabas, lo guardé en mi corazón como una triste pero valiosa memoria.  Esa noche, me permití dolorosa pero calmadamente decirte adiós para siempre y esperar a que llegaran unas manos que sí quisieran sujetar las mías.

Autora: Brendaliz Avilés                            

Escrito el 7 de noviembre de 2014.

Yo sé que me responderás

 ¡Dios mío alzo mis ojos a los cielos!  Solo a ti que eres el único que tiene misericordia de mí y puede ayudarme. A ti que ves aún en lo se...