martes, 18 de noviembre de 2014

...PERO LOS QUE ESPERAN




Pero los que esperan

“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.   (Isaías 40:31)

Palabras de ánimo, consuelo y fortaleza fueron las que trajo Dios a través del profeta Isaías al pueblo de Israel.  Palabras que aunque pasen los años siguen teniendo importancia y vigencia para todos aquellos que creemos, confiamos y esperamos en él.  Palabras que contienen promesas que alimentan nuestros espíritus y nos invitan a seguir adelante sin importar lo que estemos enfrentando.

A menudo nos cansamos, preocupamos y debilitamos.  Muchas circunstancias hacen que perdamos la paciencia.  Esa virtud, ese fruto que como árbol toma su tiempo en echar raíces y brotar, cerca de expandirse, muchas veces parece casi marchitarse.  Sin embargo, Dios da una promesa maravillosa, él nos dice que a pesar del cansancio, la fatiga por las carreras de la vida y todo lo que pueda acontecernos, los que esperan en él tendrán nuevas fuerzas.  La paciencia te incita a ser perseverante, te lleva a insistir aun cuando puertas parecen cerrarse ante tus ojos.  Hace que te mantengas enfocado, no en lo que tus ojos ven, sino en lo que tu corazón espera.  La paciencia desarrolla en tu interior unas capacidades que te hacen resistente ante tiempos difíciles.  Y Dios dice en su palabra que los que esperan en él son no solo renovados, sino que también fortalecidos. 

La fortaleza que proviene de Dios te invita a continuar y seguir adelante aunque haya abrojos en el camino.  Te invita a extender tus alas a pesar de los miedos para que puedas remontarte a un lugar más alto que los problemas que puedan estar rodeándote.  Esa fortaleza te lleva a elevarte aun cuando muchas veces sientes que vas a caer en el suelo.  Entonces sorprendido, puedes correr y sentir que puedes hacer la carrera porque Dios va contigo.
Hoy Dios quiere quitar de tu vida esa fatiga que por tiempo te ha mantenido estático y sin saber qué hacer.  Desea bendecirte para que completes los sueños y planes que él tiene contigo.  Desea refrescarte en las aguas y el río de su presencia.  ¡Tienes que ser paciente!  Debes aprender a esperar, debes reconocer que si estás en sus manos, al final todo terminará obrando para tu bienestar. 

Permite hoy que Dios trabaje en tu interior.  Deja que penetre en tu corazón porque ahí es donde surgen los grandes cambios.  Exprésale cómo te sientes, dile que necesitas que te él te ayude con esas cargas y luego deposítalas en sus manos.  Con sinceridad dile: “¡Señor siento que mi paciencia llegó al límite, no entiendo nada de lo que está pasando, pero a pesar de eso sigo confiando en ti!  Sigo creyendo en los planes que tienes para mi vida a pesar de que mi paciencia se está agotando.  Entiendo pese a todo que no es a mí manera, sino a la tuya.  Por favor, Dios mío, ayúdame a ser paciente aun cuando a veces siento que voy a desfallecer y que el alma se me quiebra en pedazos.  Ayúdame a esperar y confiar en tu respuesta acertada.  Reconozco que si tú no estás conmigo, no podré, pero sé también que como estás conmigo podré esperar y mis fuerzas serán renovadas.  Entonces yo podré correr sin cansarme y caminar sin fatigarme.  En el nombre de Jesús, amén”.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito el 17 de noviembre de 2014 para: www.brendalizaviles.com y www.devocionaldiario.com

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