Pero los que esperan
“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. (Isaías 40:31)
“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. (Isaías 40:31)
Palabras de ánimo, consuelo y fortaleza fueron las que
trajo Dios a través del profeta Isaías al pueblo de Israel. Palabras que aunque pasen los años siguen
teniendo importancia y vigencia para todos aquellos que creemos, confiamos y
esperamos en él. Palabras que contienen
promesas que alimentan nuestros espíritus y nos invitan a seguir adelante sin
importar lo que estemos enfrentando.
A menudo nos cansamos, preocupamos y debilitamos. Muchas circunstancias hacen que perdamos la
paciencia. Esa virtud, ese fruto que
como árbol toma su tiempo en echar raíces y brotar, cerca de expandirse, muchas
veces parece casi marchitarse. Sin
embargo, Dios da una promesa maravillosa, él nos dice que a pesar del cansancio,
la fatiga por las carreras de la vida y todo lo que pueda acontecernos, los que
esperan en él tendrán nuevas fuerzas. La paciencia te incita a ser perseverante, te lleva a
insistir aun cuando puertas parecen cerrarse ante tus ojos. Hace que te mantengas enfocado, no en lo que
tus ojos ven, sino en lo que tu corazón espera.
La paciencia desarrolla en tu interior unas capacidades que te hacen resistente
ante tiempos difíciles. Y Dios dice en
su palabra que los que esperan en él son no solo renovados, sino que también
fortalecidos.
La fortaleza que proviene de Dios te invita a
continuar y seguir adelante aunque haya abrojos en el camino. Te invita a extender tus alas a pesar de los
miedos para que puedas remontarte a un lugar más alto que los problemas que
puedan estar rodeándote. Esa fortaleza
te lleva a elevarte aun cuando muchas veces sientes que vas a caer en el
suelo. Entonces sorprendido, puedes
correr y sentir que puedes hacer la carrera porque Dios va contigo.
Hoy Dios quiere quitar de tu vida esa fatiga que por
tiempo te ha mantenido estático y sin saber qué hacer. Desea bendecirte para que completes los
sueños y planes que él tiene contigo. Desea
refrescarte en las aguas y el río de su presencia. ¡Tienes que ser paciente! Debes aprender a esperar, debes reconocer que
si estás en sus manos, al final todo terminará obrando para tu bienestar.
Permite hoy que Dios trabaje en tu interior. Deja que penetre en tu corazón porque ahí es
donde surgen los grandes cambios. Exprésale
cómo te sientes, dile que necesitas que te él te ayude con esas cargas y luego deposítalas
en sus manos. Con sinceridad dile: “¡Señor
siento que mi paciencia llegó al límite, no entiendo nada de lo que está
pasando, pero a pesar de eso sigo confiando en ti! Sigo creyendo en los planes que tienes para
mi vida a pesar de que mi paciencia se está agotando. Entiendo pese a todo que no es a mí manera,
sino a la tuya. Por favor, Dios mío,
ayúdame a ser paciente aun cuando a veces siento que voy a desfallecer y que el
alma se me quiebra en pedazos. Ayúdame a
esperar y confiar en tu respuesta acertada.
Reconozco que si tú no estás conmigo, no podré, pero sé también que como
estás conmigo podré esperar y mis fuerzas serán renovadas. Entonces yo podré correr sin cansarme y
caminar sin fatigarme. En el nombre de
Jesús, amén”.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito el 17 de noviembre de 2014 para: www.brendalizaviles.com y www.devocionaldiario.com
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