Permanece en mí…
“Permaneced
en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si
no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”.
(San Juan 15:4)
Existen
muchas cosas en la vida que no deben depender ni de personas, cosas o
circunstancias, sino más bien que para salir adelante y resurgir aún de las
cenizas, es necesario que reconozcamos nuestra dependencia de Dios. Una vida realmente exitosa, no es aquella que
simplemente tiene el éxito que otros puedan ver de forma superficial. El principio del éxito y de la sabiduría proviene
del temor y la búsqueda de Jehová. Si tú
decides depender de Dios, estás dando paso a una vida de bendición a tu
vida. Dios desea que nosotros
mantengamos una comunión íntima con él no solo en ocasiones especiales o cuando
confrontamos situaciones difíciles, sino siempre. Su amor para con nosotros es eterno. Cuando permanecemos apegados a su amor, damos
frutos que reflejan que el habita en nuestras vidas.
Autora: Brendaliz Avilés
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