Querido
Señor:
Cuando estoy
en tu presencia encuentro una paz indescriptible. Disfruto tu presencia, puedo percibir la
esencia dulce y sublime de tu amor.
Refugiarme en el calor de tu espíritu es la mejor medicina para mi alma
muchas veces fatigada por el fragor de la vida.
En ti
encuentro una plenitud que abarca y se esparce por todo mi interior. Soy confrontada con la sinceridad y
transparencia de tu verdad y de tu pureza.
Soy rodeada de tu poder que me invade, satura y me seduce a querer
conocerte más. Me induces a querer
habitar en la morada de tu corazón y allí permanecer silente. Abrigándote, acariciando tu alma, sintiendo
tus latidos, susurrándote lo maravilloso que eres para mí. Caminar contigo cambia todo el panorama. Hace la diferencia, me colma por completo la
vida. ¡Te amo!
Autora:
Brendaliz Avilés
Escrito para:
www.brendalizaviles.com
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