Soy
su Hija…
El
veredicto de mi pecado fue una prisión de culpabilidades.
La
evidencia de su amor fue el Calvario.
La
consecuencia de su sacrificio fue el perdón, el favor, la gracia y el acceso a
comunicación directa con Dios.
El
anhelo más preciado de cada creyente que en él confía, crea y espera es verle
cara a cara.
La
sentencia que recibí cuando me rendí y le entregué mi corazón, alma y vida, fue…
perdón, aceptación, amor incondicional, libertad, redención y transformación.
La
paz que recibo viviendo en su presencia, la fuente de mi gozo a través de sus
promesas es tan sólo el efecto de haberme convertido en su hija legítima.
Autora:
Brendaliz Avilés
Escrito
para: http://EscritosdelSilencio.blogspot.com
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