Hay momentos en que siento que tengo que decir y transmitir tanto de las cosas que Dios me ha enseñado y enseña diariamente. "Pues no pretendo haberlo alcanzado, solo una cosa hago, tratar de extenderme hacia Dios".
Medito hoy en el estribillo de un himno compuesto por el hermano Leif Espinosa que dice...
"Fue ahí que yo aprendí que con raíces yo no puedo vivir. Que para las alturas yo llegar, tenía que entregarlo todo a tus pies".
Y el llamado el día de hoy es a entregar en humildad ante Dios todo nuestro ser, mente, alma, corazón, cuerpo. Entregar todo lo que tengamos a él, nuestros sueños, nuestros planes, nuestros miedos, heridas, fracasos, victorias e inseguridades. Depositar ante él las cicatrices, lo que nos ocasiona todavía dolor. Porque mientras no depositemos todo eso a sus pies, con toda nuestra sinceridad, sabiendo que él es el único que puede intervenir y hacer algo en nuestro interior, no estaremos preparados para remontarnos tan alto como el águila. Tal vez podremos volar cual golondrinas, pero no podremos elevarnos a la altura que Dios quiere que volemos, si dentro de nosotros existen raíces de amargura. Si dentro de nosotros existe el odio o los deseos de venganza. Si los miedos no permiten que no despejemos el suelo. Si nuestra visión está limitada a las circunstancias y no al gran poder de Dios, quien hace todas las cosas posibles.
Al escribir estas palabras estoy súper sorprendida, porque siento como si fuera Dios quien estuviera moviendo mis manos a través de la computadora. No sé si le hablo a mucho o a alguna persona en específico, pero puedo decirte que si tú lo decides y lo quieres, hoy puede ser el día de tu liberación. El día que llevas esperando tanto tiempo en tu vida, pero deja que el Espíritu Santo de Dios te quebrante. Llora todo lo que tengas que llorar, si es necesario, grita, pero no te quedes igual. Deja que Dios renueve tu interior, tu ser completo. Deja que su paz te inunde, deja que su amor tan sublime te envuelva. Porque para tu crecimiento es necesario que mengües tú y en cambio él crezca en ti. Hoy es el día de tu milagro. Pon a sus pies todo lo que amas, lo que sientes que has perdido y también lo que has ganado.
¡Bendiciones!
Autora: Brendaliz Avilés
Medito hoy en el estribillo de un himno compuesto por el hermano Leif Espinosa que dice...
"Fue ahí que yo aprendí que con raíces yo no puedo vivir. Que para las alturas yo llegar, tenía que entregarlo todo a tus pies".
Y el llamado el día de hoy es a entregar en humildad ante Dios todo nuestro ser, mente, alma, corazón, cuerpo. Entregar todo lo que tengamos a él, nuestros sueños, nuestros planes, nuestros miedos, heridas, fracasos, victorias e inseguridades. Depositar ante él las cicatrices, lo que nos ocasiona todavía dolor. Porque mientras no depositemos todo eso a sus pies, con toda nuestra sinceridad, sabiendo que él es el único que puede intervenir y hacer algo en nuestro interior, no estaremos preparados para remontarnos tan alto como el águila. Tal vez podremos volar cual golondrinas, pero no podremos elevarnos a la altura que Dios quiere que volemos, si dentro de nosotros existen raíces de amargura. Si dentro de nosotros existe el odio o los deseos de venganza. Si los miedos no permiten que no despejemos el suelo. Si nuestra visión está limitada a las circunstancias y no al gran poder de Dios, quien hace todas las cosas posibles.
Al escribir estas palabras estoy súper sorprendida, porque siento como si fuera Dios quien estuviera moviendo mis manos a través de la computadora. No sé si le hablo a mucho o a alguna persona en específico, pero puedo decirte que si tú lo decides y lo quieres, hoy puede ser el día de tu liberación. El día que llevas esperando tanto tiempo en tu vida, pero deja que el Espíritu Santo de Dios te quebrante. Llora todo lo que tengas que llorar, si es necesario, grita, pero no te quedes igual. Deja que Dios renueve tu interior, tu ser completo. Deja que su paz te inunde, deja que su amor tan sublime te envuelva. Porque para tu crecimiento es necesario que mengües tú y en cambio él crezca en ti. Hoy es el día de tu milagro. Pon a sus pies todo lo que amas, lo que sientes que has perdido y también lo que has ganado.
¡Bendiciones!
Autora: Brendaliz Avilés
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