ORACIÓN EN LA SERENIDAD DE LA NOCHE CALLADA
Querido Dios:
¡Qué día lluvioso! La noches está fría y quieta, solo se siente el ruido de los grillos y los coquíes cantando. Me gusta en las noches allegarme ante tu presencia, porque siento más profundamente que solo somos tú y yo.Tú bien sabes que mi lucha a veces es muy fuerte y que hay momentos en que siento que no voy a poder más. Sin embargo siempre he sentido tu impulso dándome fuerzas para continuar. Yo te estoy muy agradecida por eso.
Hoy a través de esas señales sutiles que tu sabes dar he vuelto a afirmarme en lo que sé de ti. Que tú habrás de perfeccionar tu obra en este vaso que soy yo.Y mientras yo voy experimentando cada proceso y creciendo en ti, te pido que me ayudes a llegar a tu plenitud y a tu estatura. Que sigas quitando de mí aquellas cosas que no te agradan y en cambio poniendo las que si te agradan.Yo no quiero crecer en ti, quiero que tú crezcas es mí.Mucha gente me ve y piensa que tengo grandes posibilidades, otras me miran y piensan que mis probabilidades y oportunidades son pocas. Pero yo he creído que las cosas que me esperan son grandes.He sido como el águila que me he remontado alto, sobre las tempestades y adversidades de la vida. Y allí en el lugar más alto me he desecho del plumaje viejo para que tu me vistas con el nuevo. Aquí lo que piensen los demás no es tan importante, como lo que pienses tú de mí. Esa realmente es la opinión que más me interesa, la tuya. Necesito de tu gracia para seguir adelante.
Padre en este momento te presento a mis familiares. Sé que todos estamos en el hueco de tu mano. Mira a todos mis amigos los de lejos y los de cerca. Son tan maravillosos y especiales cada uno de ellos. Permite que tengan unos días tan hermosos donde puedan sentir los detalles maravillosos que tienes para obsequiarles. Porque sigo reafirmandome, hoy más que ayer, en que tú eres un Dios demasiado galante y detallista. Tú amor nos cubre a cada uno como si fueramos los únicos. Me halaga profundamente que me ames. Permite que mi alabanza pueda llegar a tu corazón. Que mis silencios sean interpretados por tus oídos celestiales. No te digo esto exaltada, ni confundida, ni agobiada, mucho menos perturbada. Hago esta oración serena, confiada, con la convicción de que se que me estás escuchando y no solo escuchando, sino que intervendrás en los asuntos que te estoy pidiendo que intervengas.
Tú eres un Dios milagroso, el mismo ayer, hoy y por los siglos. Dios mío no te tardes. "A ti, Oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío en ti confío no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos". Tú eres la roca de mi salvación, mi refugio, mi escondedero, por tanto no seré burlada.En el nombre de tu hijo amado Jesucristo. Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
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