¡A Tu Manera No, A Mi Manera Sí!
“Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. (Proverbios 16:18)
Creo que en algún momento de nuestras vidas, los que servimos a Dios, hemos escuchado hablar de Saúl por lo menos una vez. Dos de los detalles más relevantes que se pueden mencionar sobre Saúl es su gran estatura y que fue el primer rey que tuvo el pueblo de Israel. Saúl comenzó siendo un rey puesto por Dios. Tenía características físicas y cualidades que podían hacer de él un gran rey y gobernante, más aún, que lo podían hacer un gran hombre de Dios. Pero su éxito dependería de la fidelidad y obediencia a Dios ante todo. El hecho de que supiera seguir instrucciones e hiciera caso a lo que Dios mandaba era fundamental para su victoria o para su fracaso. Saúl necesitaba humildad y mansedumbre.
La soberbia, el orgullo y la altivez de espíritu son cosas que Dios abomina. Dice su palabra que Dios atiende al humilde pero que mira de lejos al altivo. Una de las cosas más difíciles en el mundo es tratar de entablar conversación con personas que creen saberlo todo, personas que nunca aceptan la corrección porque entienden que nunca se equivocan. Yo los llamo “los sabelotodo”. No necesitan ni ir a la escuela porque nacieron enseñados.
Podemos notar a través de la historia de Saúl qué cosas eran más importantes para él. Dónde era que estaban sus deseos y ambiciones personales. Como su falta de honestidad y sinceridad, además de sus envidias, lo condujeron a un desequilibrio total. El orgullo, la codicia y los rencores hicieron de su vida un desastroso desorden. La vida de Saúl estuvo descontrolada en muchos sentidos. Fue manipulado por sus propios sentimientos y esclavo de ellos. Termino siendo desechado por su impulsividad y desobediencia a Dios. Porque cuando un hombre ha conocido a Dios y se aparta de él, su vida se vuelve un desorden y un caos total. Va rumbo al precipicio del desastre.
Podemos ver en el libro de Daniel lo que le paso al rey Nabucodonosor cuando se enalteció y creyó que todo lo que tenía y había logrado era por sus meritos. Por eso me gusta tanto la canción que canta Marcos Yaroide que dice “todo se lo debo a él”. El día en que nosotros pensemos que lo sabemos todo, será el inicio de nuestra autodestrucción. Cuántas veces con amor Dios nos quiere disciplinar o coloca gente clave a nuestro alrededor para que nos demos cuenta de los errores que estamos cometiendo e ignoramos sus señales. Dios nos recuerda a través de su palabra, en el libro de Jeremías que él es el alfarero y que nosotros somos el barro. Él nos da la forma que quiere porque sabe que dándonos esa forma seremos excelentes y tendremos utilidad. Y muchas veces insistimos en queremos ser de esta manera o de la otra, como aquel o aquella. Pero Dios nos ha dado una identidad propia a cada uno de nosotros y es para que seamos diferentes. Cuántas veces Dios intentó trabajar en la vida de Saúl, pero Saúl se ensoberbecía más. Su odio le causaba intranquilidad y temor. No podía disfrutar ni su vida, trono, familiares, amigos y bendiciones que tenía. Porque es que el orgullo provoca efectos negativos que ciegan al que los experimenta y no hace nada para contrarrestarlo.
Dios establece intimidad con aquellos que aceptan la corrección aunque les duela o les moleste al momento. Dios se allega a aquellos que inclinan su rostro y vienen a él con espíritu quebrantado para que él los transforme. Él hace vasijas de honra a aquellos que permiten que su luz se refleje en sus acciones y vivir. Aquellos que reconocen que aunque muchas veces han intentado hacer las cosas a su manera, han cedido para que Dios se glorifique en sus vidas y los transforme. Saúl murió por su propia espada. Su final fue tan triste, pero como nadie es imprescindible, ocuparía la escena un joven lleno de defectos pero que rendía su voluntad, su vida y su todo ante el Dios Soberano. Es el momento de que te plantees qué área de tu vida necesitas mejorar. Qué necesitas rendir ante el Señor y rendirte a él para que seas exaltado.
Autora: Brendaliz Avilés
Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
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Sabio consejo permitir que Dios realice lo que el desee en nosotros y no envanecerse con triunfos, ministerio y conocimiento biblico que tenemos.
ResponderEliminarque estes muy bien, un abrazo.
Muchas bendiciones para Ti.
Au revoir y Adio.
Diego:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
Bendiciones y Abrazos Para Ti También.
En el amor del Señor,
Brendaliz