SILENCIO
“Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová”. Lamentaciones 3:26
A veces el silencio es la mejor respuesta que podemos dar ante palabras necias. Porque cuando decimos hablar sin tener nada bueno que decir, nos arriesgamos a cometer imprudencias de las que nos podemos arrepentir. Imprudencias que nos causaran problemas y nos harán sentir mal.
Hay quienes dicen que las palabras se las lleva el viento. Pero yo no estoy de acuerdo porque hay palabras que se graban en las mentes y en los corazones de quienes fueron depositadas. Palabras que pueden tomar vida y matar o asesinar los corazones de las personas con un veneno mortal. El silencio nos puede evitar muchos disgustos. Deberíamos callar y analizar más, antes de hablar sin control y sin sentido o coherencia.
El silencio puede alumbrar nuestro entendimiento, hacernos comprender algo que a primera instancia no lográbamos comprender. Por medio de él podemos experimentar la paz. La paz que aclara pensamientos, ideas y sentimientos. La paz que nos ayuda a renovarnos para poder continuar nuestros días. La paz que podemos transmitir a otros que la necesitan.
Podría haber un bullicio de gente charlando, pero cuando estás en silencio en medio de tantas personas, puedes aprender y absorber grandes lecciones. Callar te da el tiempo de observar. Por ejemplo, en el momento en que escribo esta reflexión son las 8:30 de la mañana y estoy en una oficina llena de personas que hablan sin parar. Otras no encuentran con quien conversar y como no toleran lo que su silencio quisiera platicarles, buscan su celular, miran el televisor, llenan palabragramas, etc.
Vivimos en un mundo demasiado acelerado. La televisión, el radio, la computadora, los teléfonos. Tantas cosas que existen para tratar de mantener nuestra mente ocupada. Pero yo te invito a encontrarte con el silencio del cual pueden provenir cosas positivas. Una conversación contigo mismo, que luego te llevará a una conversación profunda con Dios. No siempre estar en silencio es malo ni aburrido. El silencio nos ayuda autodescubrirnos y a reinventarnos.
Pero algo importante que desarrollamos a través del silencio es la paciencia. Porque mientras esperamos callados a que algo buena suceda o que los malos tiempos pasen, se va desarrollando nuestro carácter y experiencia. Estás cosas requieren de una gran paciencia y confianza. Confianza que nos da el saber que Dios va llevándonos de la mano en este transitar por la vida. Puede que hoy alguien necesite de tu silencio para poder ser escuchado y expresar las cosas que lleva dentro. Hoy quizás necesitas silencio ante esa vida acelerada que estás llevando últimamente o porque tal vez hablar mucho te está trayendo problemas con la gente que te rodea o amas.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
“Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová”. Lamentaciones 3:26
A veces el silencio es la mejor respuesta que podemos dar ante palabras necias. Porque cuando decimos hablar sin tener nada bueno que decir, nos arriesgamos a cometer imprudencias de las que nos podemos arrepentir. Imprudencias que nos causaran problemas y nos harán sentir mal.
Hay quienes dicen que las palabras se las lleva el viento. Pero yo no estoy de acuerdo porque hay palabras que se graban en las mentes y en los corazones de quienes fueron depositadas. Palabras que pueden tomar vida y matar o asesinar los corazones de las personas con un veneno mortal. El silencio nos puede evitar muchos disgustos. Deberíamos callar y analizar más, antes de hablar sin control y sin sentido o coherencia.
El silencio puede alumbrar nuestro entendimiento, hacernos comprender algo que a primera instancia no lográbamos comprender. Por medio de él podemos experimentar la paz. La paz que aclara pensamientos, ideas y sentimientos. La paz que nos ayuda a renovarnos para poder continuar nuestros días. La paz que podemos transmitir a otros que la necesitan.
Podría haber un bullicio de gente charlando, pero cuando estás en silencio en medio de tantas personas, puedes aprender y absorber grandes lecciones. Callar te da el tiempo de observar. Por ejemplo, en el momento en que escribo esta reflexión son las 8:30 de la mañana y estoy en una oficina llena de personas que hablan sin parar. Otras no encuentran con quien conversar y como no toleran lo que su silencio quisiera platicarles, buscan su celular, miran el televisor, llenan palabragramas, etc.
Vivimos en un mundo demasiado acelerado. La televisión, el radio, la computadora, los teléfonos. Tantas cosas que existen para tratar de mantener nuestra mente ocupada. Pero yo te invito a encontrarte con el silencio del cual pueden provenir cosas positivas. Una conversación contigo mismo, que luego te llevará a una conversación profunda con Dios. No siempre estar en silencio es malo ni aburrido. El silencio nos ayuda autodescubrirnos y a reinventarnos.
Pero algo importante que desarrollamos a través del silencio es la paciencia. Porque mientras esperamos callados a que algo buena suceda o que los malos tiempos pasen, se va desarrollando nuestro carácter y experiencia. Estás cosas requieren de una gran paciencia y confianza. Confianza que nos da el saber que Dios va llevándonos de la mano en este transitar por la vida. Puede que hoy alguien necesite de tu silencio para poder ser escuchado y expresar las cosas que lleva dentro. Hoy quizás necesitas silencio ante esa vida acelerada que estás llevando últimamente o porque tal vez hablar mucho te está trayendo problemas con la gente que te rodea o amas.
Autora: Brendaliz Avilés
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