Platica con una Amiga
Anoche charlaba amenamente con mi amiga Patty, cuando de repente le dio por preguntarme de cómo era mi vida antes y de si había cometido errores en el pasado. Reflexionando sobre esto quiero compartir algunas cosas que me pasaron y que he aprendido en el camino.
Desde el vientre de mi madre fui escogida por Dios, señalada y marcada con un propósito. Fui presentada al Señor al poco tiempo de nacida. Mi padre sabía que su primera hija sería niña pues le había puesto una señal a papito Dios y Dios le respondió. Mi padre le pidió al Señor en oración que yo fuera parecida a mi madre en muchas cosas. Y tengo el orgullo de decir que soy una versión mejorada de ambos (bromita), aunque siempre por ser bastante gordita, digo que soy una versión amplificada de mi madre.
En mi caso, desde pequeña he tenido una fuerte convicción de que nací para exaltar a mi Creador. Siempre me ha gustado cantar, enseñar, que la gente pueda sentir el amor de Dios en mí, leer y escribir, entre otras muchas cosas. Desde pequeña también he sido bien gordita y ha medida que fui creciendo en mi adolescencia, tuve que pasar por muchas situaciones difíciles y tristezas. Puedo entender cuando alguien me dice que se siente marginado, porque yo lo experimenté en carne propia. Sé lo que es el escarnio, la burla de la gente y el que te quieran hacer sentir inferior. Pero también he sabido lo que es el cuidado protector de Dios que pese a todo siempre me ha mantenido enfocada en quien soy. Pese a todo eso no tenemos la facultad de exterminar el dolor de nuestras vidas, solo podemos aprender y sobreponernos a los golpes que en ocasiones nos toca vivir.
Una de las respuestas que le contesté a Patty fue que siento que debí haber llorado menos. En aquellos años de adolescencia y un poco de mi juventud, me compliqué la vida demasiado tratando de que todos me quisieran. Me mantuve en silencio y dejé que me dijeran cosas que dañan la autoestima y la vida de las personas, porque pensé que si me iba o respondía estaba afectando mi testimonio como cristiana o faltando el respeto. Pero un día alguien me enseñó que yo no tengo porque recibir o escuchar las cosas negativas que digan gente que no me conoce ni saben quien soy, o aquellos que creen conocerme y realmente no saben lo que hay dentro de mí. Que podía levantarme con mucho respeto y retirarme. Pero esto lo aprendí cuando había pasado mi adolescencia.
Yo debí haber sonreído más, dejar de preocuparme tanto por el futuro y haber vivido más el presente. Que aunque lo viví, pero lo hubiera podido disfrutar más si me hubiera olvidado de las pequeñeces. Debí haberme aceptado y amado más en aquellos momentos en donde quería que otros me valoraran, pero no lo hacían. Debí haber sabido que mi valor no lo dan las opiniones de las personas, sino Dios y yo misma. Que mi vida la hacen valiosa la gente hermosa que entra en ella y lo que yo pueda cultivar como ser humano.
La presión de vivir en esta sociedad no es fácil, la gente juzga lo que ve por afuera, pero aunque ellos sean así, aprendí a no perder mi esencia. A ser quien soy, porque si aparento ser lo que otros quieren que yo sea, nunca podré ser feliz. El drama es para mostrar algo, en la realidad uno no debe andar asumiendo roles de papeles que no es y mucho menos andar con máscaras, porque entonces nadie podrá amarte ni aceptarte tal cual eres, pues le estás presentando algo irreal de ti. Aunque no es fácil aprendí que el que me quiera bien y el que no se lo pierde, porque yo no soy mejor que nadie, pero tampoco nadie es mejor que yo. Todos valemos, todos tenemos cosas que nos hacen especiales y único en el mundo. Entendí que cada vez que yo me desvaloraba y me sumía en depresiones por cosas que estaban fuera de mi control, la perjudicada era yo y mi familia, los seres que mas he amado en mi vida. Alguien dijo alguna vez que “por cada minuto que lloras pierdes 60 segundos de felicidad”. Comprendí que cada vez que yo me despreciaba le causaba dolor a mi Creador porque él no hace “porquerías”, él hace cosas hermosas porque es un gran artista.
Hasta el día de hoy he tratado de vivir la vida de la mejor manera posible. Gracias doy a Dios que en altas y bajas, nunca he tenido que irme a experimentar al mundo ni a buscar nada. Dios llena cada espacio de mi vida. No he querido dejar que el odio y la amargura predominen en mí, porque aunque es difícil, en mi corazón reina Cristo. Y si él reina, me es suficiente su gracia y su amor para continuar y para perdonar. A veces cuando recuerdo muchas cosas que he vivido me da coraje o siento tristeza, pero entonces le digo a Dios, “encárgate de eso, remueve los escombros, pon de tu espíritu en mí”.
Hoy día entiendo que nada de lo que he vivido ha sido en vano, todo ha tenido un propósito. Hoy puedo presentarme al mundo tal como soy, sin máscaras. Hoy puedo hablar de lo que siento, sonreír y maravillarme de ver como Dios ha dirigido mi vida y le ha dado un sentido tan extraordinario. Hoy puedo disfrutar más de las cosas sencillas pero profundas. Puedo ayudar a los que un día me martirizaron o hicieron daño. Siento una paz dentro de mi corazón que no la cambio por nada pasajero de este mundo. Hoy amo y también recibo el cariño de tanta gente linda. Hoy aunque me preocupo sé que Dios tiene el control absoluto de todo y que nada ocurre por accidente. Me levantó, respiró y digo: “Dios, gracias por ser el sol que calienta mis mañanas, el gran amor de vida. Hoy tú me ayudarás a atravesar todo cuanto tenga que pasar. Hoy quiero disfrutar el día maravilloso que tienes para mí. Ayúdame a sacar las mejores cosas de todo, a vivir un día a la vez, a confiar más en mí. Dame sabiduría, acierto y mucho amor porque este mundo lo necesita. Hoy querido lector, me deleito al saber que puedo sentirme identificada con muchos de ustedes, porque no es lo mismo decir “te entiendo”, sin haber pasado por nada, que “te entiendo”, habiéndolo experimentado y poder testificarte que he vivido para contarte, que he sobrevivido y que hasta aquí me ha ayudado Jehová.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
16 de octubre de 2009.
Anoche charlaba amenamente con mi amiga Patty, cuando de repente le dio por preguntarme de cómo era mi vida antes y de si había cometido errores en el pasado. Reflexionando sobre esto quiero compartir algunas cosas que me pasaron y que he aprendido en el camino.
Desde el vientre de mi madre fui escogida por Dios, señalada y marcada con un propósito. Fui presentada al Señor al poco tiempo de nacida. Mi padre sabía que su primera hija sería niña pues le había puesto una señal a papito Dios y Dios le respondió. Mi padre le pidió al Señor en oración que yo fuera parecida a mi madre en muchas cosas. Y tengo el orgullo de decir que soy una versión mejorada de ambos (bromita), aunque siempre por ser bastante gordita, digo que soy una versión amplificada de mi madre.
En mi caso, desde pequeña he tenido una fuerte convicción de que nací para exaltar a mi Creador. Siempre me ha gustado cantar, enseñar, que la gente pueda sentir el amor de Dios en mí, leer y escribir, entre otras muchas cosas. Desde pequeña también he sido bien gordita y ha medida que fui creciendo en mi adolescencia, tuve que pasar por muchas situaciones difíciles y tristezas. Puedo entender cuando alguien me dice que se siente marginado, porque yo lo experimenté en carne propia. Sé lo que es el escarnio, la burla de la gente y el que te quieran hacer sentir inferior. Pero también he sabido lo que es el cuidado protector de Dios que pese a todo siempre me ha mantenido enfocada en quien soy. Pese a todo eso no tenemos la facultad de exterminar el dolor de nuestras vidas, solo podemos aprender y sobreponernos a los golpes que en ocasiones nos toca vivir.
Una de las respuestas que le contesté a Patty fue que siento que debí haber llorado menos. En aquellos años de adolescencia y un poco de mi juventud, me compliqué la vida demasiado tratando de que todos me quisieran. Me mantuve en silencio y dejé que me dijeran cosas que dañan la autoestima y la vida de las personas, porque pensé que si me iba o respondía estaba afectando mi testimonio como cristiana o faltando el respeto. Pero un día alguien me enseñó que yo no tengo porque recibir o escuchar las cosas negativas que digan gente que no me conoce ni saben quien soy, o aquellos que creen conocerme y realmente no saben lo que hay dentro de mí. Que podía levantarme con mucho respeto y retirarme. Pero esto lo aprendí cuando había pasado mi adolescencia.
Yo debí haber sonreído más, dejar de preocuparme tanto por el futuro y haber vivido más el presente. Que aunque lo viví, pero lo hubiera podido disfrutar más si me hubiera olvidado de las pequeñeces. Debí haberme aceptado y amado más en aquellos momentos en donde quería que otros me valoraran, pero no lo hacían. Debí haber sabido que mi valor no lo dan las opiniones de las personas, sino Dios y yo misma. Que mi vida la hacen valiosa la gente hermosa que entra en ella y lo que yo pueda cultivar como ser humano.
La presión de vivir en esta sociedad no es fácil, la gente juzga lo que ve por afuera, pero aunque ellos sean así, aprendí a no perder mi esencia. A ser quien soy, porque si aparento ser lo que otros quieren que yo sea, nunca podré ser feliz. El drama es para mostrar algo, en la realidad uno no debe andar asumiendo roles de papeles que no es y mucho menos andar con máscaras, porque entonces nadie podrá amarte ni aceptarte tal cual eres, pues le estás presentando algo irreal de ti. Aunque no es fácil aprendí que el que me quiera bien y el que no se lo pierde, porque yo no soy mejor que nadie, pero tampoco nadie es mejor que yo. Todos valemos, todos tenemos cosas que nos hacen especiales y único en el mundo. Entendí que cada vez que yo me desvaloraba y me sumía en depresiones por cosas que estaban fuera de mi control, la perjudicada era yo y mi familia, los seres que mas he amado en mi vida. Alguien dijo alguna vez que “por cada minuto que lloras pierdes 60 segundos de felicidad”. Comprendí que cada vez que yo me despreciaba le causaba dolor a mi Creador porque él no hace “porquerías”, él hace cosas hermosas porque es un gran artista.
Hasta el día de hoy he tratado de vivir la vida de la mejor manera posible. Gracias doy a Dios que en altas y bajas, nunca he tenido que irme a experimentar al mundo ni a buscar nada. Dios llena cada espacio de mi vida. No he querido dejar que el odio y la amargura predominen en mí, porque aunque es difícil, en mi corazón reina Cristo. Y si él reina, me es suficiente su gracia y su amor para continuar y para perdonar. A veces cuando recuerdo muchas cosas que he vivido me da coraje o siento tristeza, pero entonces le digo a Dios, “encárgate de eso, remueve los escombros, pon de tu espíritu en mí”.
Hoy día entiendo que nada de lo que he vivido ha sido en vano, todo ha tenido un propósito. Hoy puedo presentarme al mundo tal como soy, sin máscaras. Hoy puedo hablar de lo que siento, sonreír y maravillarme de ver como Dios ha dirigido mi vida y le ha dado un sentido tan extraordinario. Hoy puedo disfrutar más de las cosas sencillas pero profundas. Puedo ayudar a los que un día me martirizaron o hicieron daño. Siento una paz dentro de mi corazón que no la cambio por nada pasajero de este mundo. Hoy amo y también recibo el cariño de tanta gente linda. Hoy aunque me preocupo sé que Dios tiene el control absoluto de todo y que nada ocurre por accidente. Me levantó, respiró y digo: “Dios, gracias por ser el sol que calienta mis mañanas, el gran amor de vida. Hoy tú me ayudarás a atravesar todo cuanto tenga que pasar. Hoy quiero disfrutar el día maravilloso que tienes para mí. Ayúdame a sacar las mejores cosas de todo, a vivir un día a la vez, a confiar más en mí. Dame sabiduría, acierto y mucho amor porque este mundo lo necesita. Hoy querido lector, me deleito al saber que puedo sentirme identificada con muchos de ustedes, porque no es lo mismo decir “te entiendo”, sin haber pasado por nada, que “te entiendo”, habiéndolo experimentado y poder testificarte que he vivido para contarte, que he sobrevivido y que hasta aquí me ha ayudado Jehová.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
16 de octubre de 2009.
Gracias Querida Amiga por compartir un poco de ti a nosotros tus lectores pues cada dia aprendemos con tus escritos y le doy gracias a Dios x tu vida! por que tu eres una persona muy especial! y se que Dios mora en ti!
ResponderEliminarQue El Señor Te siga llenando cada dia con su amor y te siga inspirando cada dia!
te mando un cariñoso abrazo! TQM
f. Patty Abrego
Que hermoso es lo que escribes
ResponderEliminarporque a veces el paso de de los problemas, nos llenan y saturan, nos
hacen sufrir, pero aún así son ganancia
que bien dice el hombre cuando dice
ni un segundo eh perdido en esta Tierra, porque bien eh sabido ganarme la suficientes palabras y
hacer un collage haciendo calzar las malas cosas para armar una torre y poner las buenas en lo alto,
Y saber que existen buenas personas, como tú que lo pone en practica es todo un hecho.
Gracias por publicar esto para todos, adoro tus notas
saludos
Mis Queridos Mauricio y Patty:
ResponderEliminarGracias por sus comentarios.
Los quiero mucho a ambos.
Dios me los bendiga siempre.
Besos gordos,
Brendaliz