domingo, 31 de julio de 2011

frases cortas

Corazón Guerrero

Creo que el corazón de un guerrero es perseverante, no deja de insistir y de luchar por su conquista. A veces, aunque triste, el guerrero sigue dando la pelea, la talla, el combate, porque sabe que ha caminado mucho, como para volver atrás. El guerrero va marcando su senda porque sabe que Dios dirige sus pasos.

Autora: (Brendaliz Avilés)
Escrito Para: www.brendalizaviles.com

martes, 26 de julio de 2011

Frases cortas de amor

Amor que tocas mi puerta, que llegas en diferentes formas impregnándome de tu esencia. Que tocas mi corazón y colocas a mí rostro una sonrisa de alegría. Amor que te instalas y haces refugio en la guarida de mi alma. Que con tu ternura me acaricias, me envuelves y me abrigas.

Autora: (Brendaliz Avilés)

Escrito Para: www.brendalizaviles.com

EL PERDÓN ES NECESARIO

EL PERDON ES NECESARIO...

He visto los estragos que deja en una persona la falta de perdón.
He visto las consecuencias, el dolor, la amargura y el veneno que causa en el corazón y que se refleja en el rostro. El perdón es vital y necesario para quien desea tener una vida en paz y libertad. Para aquellos que quieren sentir su espíritu sano y desintoxicado.

Sé que existen situaciones donde no parece fácil otorgar el perdón. Donde no es fácil dejar de sentir el rencor y el odio porque alguien te ha hecho demasiado daño. Pero si no perdonas, estarás permitiendo que esa persona te robe horas de felicidad y lo mas preciado que tienes que es tu corazón y tus sentimientos.

La primera persona que se hace un favor al perdonar es uno mismo. Quien no perdona lleva sobre sí mismo una carga muy pesada. Un equipaje que doblega el alma y que solo puede traer consecuencias negativas. Porque el odio solo trae enfermedades y añade arrugas al rostro. Sé que el perdón es un proceso que puede ser corto o largo. Pero perdonar es esencial para poder vivir más feliz.

A veces nos concentramos en la ofensa o herida que recibimos, pero también debemos estar conscientes de cuándo debemos pedir perdón por haber causado un daño. Generalmente nos presentamos ante Dios y le pedimos perdón por nuestras ofensas y pecados. Él con amor nos perdona, nos ofrece su inmensa gracia y ese perdón surge automáticamente que confesamos nuestro arrepentimiento de corazón. Es un buen día para autoanalizarnos y ver si necesitamos perdonar o ser perdonados. El primer paso comienza con la decisión que determines.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito Para: www.brendalizaviles.com

Más que mil palabras



Hay veces que las personas no necesitarán escuchar tus palabras, sino sentir tú presencia y saber que los comprendes. Habrá momentos en que ellos no necesitarán escuchar tus respuestas, sino sentir tu mano sobre sus hombros y que le prestes tus oídos para escuchar lo que ellos tienen que decir. A veces, solo necesitarán que les digas: "estoy contigo, te apoyo, no tengo las respuestas pero todo saldrá bien".
Así que, cuando no tengas nada que decir, sonríe, abraza, llora con la persona, dale una palmadita o simplemente permanece a su lado fielmente. Usa tu creatividad y sencibilidad y ten un detalle que salga de tu corazón porque seguramente los sorprenderás y ellos verán a Dios en ti.
Hay acciones que hablan más que nuestras palabras y al demostrar que estás ahí, eso hablará más que mil palabras.

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: http://www.brendalizaviles.com/

sábado, 16 de julio de 2011

Crucemos al Otro Lado


¡CRUCEMOS AL OTRO LADO!

Crucemos al otro lado. ¡No temas, nada te pasará!
Sé que tienes miedo a lo desconocido, que te preguntas si podrás aventurarte hacia nuevos retos y una nueva forma de ver la vida y sentir las cosas que vivirás. Pero yo te creé, tienes que confiar en mi sabiduría divina y en mi amor infinito por ti. Estoy y estaré siempre para ti.

No te prometo que el camino será fácil, porque parte del aprendizaje y del crecimiento involucra el dolor, las pérdidas, el caer y luchar por levantarse. El tener que desafiarte a ti mismo(a) para lograr transformaciones profundas en tu interior. Porque a veces, para saber valorar y disfrutar los tesoros invaluables y emocionantes de la vida, tienes que perder, soltar y dejar ir. Tienes que tener mucho o en ocasiones tener poco.

Más yo te invito a que te atrevas a venir conmigo y que juntos crucemos al otro lado. Aunque no me veas, sentirás mi presencia y aún cuando no me sientas, tienes que saber que yo nunca te abandonaría por nada, ni nadie. Cruzar significa responsabilidad y madurez; riesgo, independencia de los demás, pero a la vez dependencia en mí. No harás las cosas a tu modo, confiarás y pedirás que te dirija para tomar las decisiones más acertadas. Pero significa también que yo te iré dirigiendo hacia la realización de nuevos sueños, planes y estructuras para tu vida.

A veces llorarás y otras sonreirás; sentirás sabores, dulces, agrios y amargos. Caminarás por llanos y tendrás que atravesar montañas. Andarás en tierra firma, sobre arenas movedizas, en desiertos y sobre hielo. Muchas veces sentirás que las aguas te cubren y que te ahogarás; otras sentirás un calor inmenso que te quema y otras un frío tan inmenso que hasta el alma parecerá estar congelada. Tienes que entender que todo es parte del proceso y que luego de la noche, viene un nuevo día.

No tengas miedo de amar, de entregar, de servir, de desprenderte y de crecer. A veces toma su tiempo si el corazón ha sido grandemente lastimado. Pero parte de la sanidad implica que debes volver a confiar para dar. Quien no arriesga, se confina al cautiverio de las preguntas que no parecen tener contestación: del “algún día” o lo que es peor, “¿qué hubiera pasado si?”

Cierra tus ojos y respira. Respira el olor de la vida, la esencia de la rosa, el perfume del que pasa por tu lado. Sorpréndete mirando las cosas más simples y sencillas de la vida. Consiéntete un poquito, ámate más y deja de sufrir. Porque quien no se puede lograr amar, tiene un vacío en su interior y una soledad que no le deja ser feliz. Perdona a los demás, pero es de vital importancia que entiendas, que también debes perdonarte a ti por los errores que has cometido y no quedarte estancados en ellos, sino salir adelante.

No importa cuán distanciado sientas que estás de mí, yo siempre estoy accesible a ti, preparado para conectarme con tu corazón. Nadie te conoce mejor que yo, búscame y me hallarás. Si miras hacia el cielo, pensarás quizás que estás muy apartado de mí, pero si miras en tu interior, verás que ahí justo al frente de tu puerta, estoy tocando, esperando que abras y me dejes pasar.

Es tiempo de que crucemos juntos al otro lado. Que no se puede vivir el presente concentrado en el pasado. Yo te tomaré de la mano para que puedas calmarte y saber que con mi protección, estarás a salvo y con seguridad. ¡Si pudieras ver como sonrío al sostener tus manos, si pudieras apreciar como mis ojos te guardan y vigilan! Entonces sabrías que mis planes para ti son mejores de lo que alcanzas a imaginar. Pero es tu decisión, tú eliges si quedarte ahí o aún con un poco de temor, avanzar. Yo espero que escojas la mejor alternativa.

Tu Padre Que te Ama con Todo el Corazón,
Dios

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com

lunes, 11 de julio de 2011

¡NO RETROCEDAS!

¡NO RETROCEDAS!

“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. (Hebreos 10:37-39)

Subir una cuesta es difícil, bajarla es mucho más fácil. Pero, ¿por qué piensas en retroceder si ya estás a punto de llegar? Nunca olvidaré un viaje que hice al Bosque Seco de Guánica. Un lugar bastante caluroso donde el camino es largo y pedregoso. El guía nos dijo que si queríamos podíamos tomar un camino que nos conduciría a un paisaje maravilloso. Así fue que todos emprendimos el viaje, pero mientras íbamos, algunos se daban la vuelta y abandonaban el camino. Otros a mitad de camino, se cansaban y se devolvían.

Y ahí íbamos nosotros la minoría, del grupo ya no quedaban muchos. Algunos con los pies cansados, otros se habían lastimado el tobillo, unos sedientos con la lengua por fuera y otros bien fatigados. Pero íbamos de camino, aún no nos habíamos rendido a pesar del calor y del tiempo que había transcurrido. Cuando de repente, se le ocurrió a alguien decir que no siguiéramos, que nos devolviéramos, que faltaba aún mucho para llegar. Y aún cuando yo quería seguir el camino y ver el paisaje, me devolví.

La travesía se me hizo más larga, estaba triste, molesta, cansada y lo peor es que… ¡no había podido ver ni disfrutar del paisaje del cual tanto me habían hablado! No puedo culpar a nadie, yo tomé la decisión de abandonar aún cuando no quería. Pero entre el grupo, hubieron menos de 10 personas que insistieron en seguir sin retroceder ni para mirar lo largo del sendero que habían caminado. Ellos llegaron a la meta sin importar lo que dijeron los demás, ni que dejaron el camino. ¡Vieron la vista espectacular y disfrutaron del aire puro! Pero también nos dijeron a los que estuvimos a punto de llegar y que nos devolvimos, que habíamos estado a tan solo 10 ó 15 minutos de haber llegado hasta el lugar que queríamos ver. ¡A mí me quería dar algo, el sentimiento de impotencia afloraba en mí ser! Les contaré que salí de aquel viaje totalmente frustrada y enojada, ¡todo por no haber hecho caso a mi instinto!

Aplicando esta experiencia a mi momento actual, pienso que la vida es exactamente así, no solo en el plano espiritual, sino también en el ámbito secular… A veces queremos rendirnos cuando estamos a punto de llegar. Se nos vienen montones de pensamientos a la cabeza haciéndonos creer que no debiéramos continuar. Nosotros no debemos hacer caso a aquellas voces de personas que tratan de desalentarnos, diciéndonos que es muy largo y empinado el camino, que no vamos a llegar o que en vez de servir de puentes, sirven como piedra de tropiezo para que nos desanimemos.

Me parece escuchar la voz dulce y sublime de Dios, esa que habla directamente al corazón, echándonos porras, diciéndonos palabras alentadoras tales como: “tú puedes, yo voy a ti, eres especial, eres mi hijo, yo voy contigo o no te preocupes”. Palabras para que nos atrevamos llegar a la meta sin tornar nuestra mirada atrás, para que tengamos la certeza de que él va con nosotros en el trayecto de todo el camino. Pablo decía que nosotros no somos de los que retrocedemos, sino de los que vamos mirando al frente donde sabemos que nos espera Jesús.

Mucho aprendí de aquella experiencia, porque muchas veces si retrocedemos en nuestras vidas, no podremos disfrutar del hermoso paisaje y las bendiciones hermosas que Dios tiene reservadas para cada uno de nosotros. Yo he propuesto en mi corazón seguir adelante hasta que Cristo me venga a buscar o la muerte me lleve. Y también he dispuesto que sea como sea no me quedaré con los brazos cruzados, sino que seguiré luchando hasta alcanzar lo prometido, hasta poder mirar el paisaje que Dios tiene preparado para mí.

Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com

Mi alma con sed de tú presencia

Mi alma tiene sed de tú presencia, mi boca quiere probar del pan que solo tú puedes dar y que sacia. Dios cada día necesito más de ti en mi vida. Permíteme ascender hasta llegar al mismo centro de tu corazón, para poder venerarte, honrarte y reciprocarte todo ese que tienes por mí.

Autora:(Brendaliz Avilés)

lunes, 4 de julio de 2011

Cómo pasé mi cumpleaños




Para todos aquellos que se preguntan cómo pasé mi cumpleaños, les contaré que maravillosamente bien. Fue un día en el que Dios me dejó sentir su amor de una forma especial y preciosa, como sólo él lo sabe hacer.

Recibí muchos mensajitos bonitos a través del facebook, recibí llamadas especiales de familiares y amigos especiales. Algunos amigos me enviaron emails con sus mejores deseos y en verdad que me sentí muy amada.

De manera sorpresiva algunos jóvenes de mi congregación llegaron con un rico pastel de chocolate y la verdad la pasamos súper lindo. Comimos, platicamos, cantamos, recordamos, nos reímos.

Mis padres y hermana me mimaron con sus detalles y cuidados. Un amigo me canto al teléfono mientras que otro me envio un archivo interpretando un bello himno.

Ha sido un día inolvidable, he sentido tanto amor dentro de mi pecho que siento que mi corazón se desborda de alegría, ternura, agradecimiento, porque a Dios le ha placido utilizarme como instrumento, pero también recibir el cariño sincero de todos ustedes.

Hoy las tristezas se fueron de vacaciones, pude dar gracias a Dios porque a pesar de que mi salud aún no está del todo bien, estoy mucho mejor y sé que pronto estaré sanita para su gloria y honra.

La verdad es que no quisiera que el día acabara, pero ya faltan pocos minutos para que llegue el nuevo día y la verdad es que estoy extasiada de tanta belleza. Oficialmente le doy la bienvenida a mis 30 años, me siento feliz de poder celebrarlos con Dios y todos ustedes.

Tan solo puedo decir gracias desde lo más profundo de mi corazón por sus oraciones y buenos deseos. Por sus mensajes esperanzadores, por llenarme de alegría y sonrisas. No he visto los rostros de muchos de ustedes, no he escuchado sus voces, no les he conocido personalmente, pero se me parecen a Dios y a sus angeles. Ustedes son la sinfonía que deleita mi corazón, el concierto que me aviva y da energías.

Bendiciones y millones de besitos gordos.

Los ama mucho,

Brendaliz Avilés

domingo, 3 de julio de 2011

Celebrando 30 Años de Vida


Celebrando 30 Años de Vida

Querido Dios:

Un día 4 de julio te plació que yo naciera y que mis ojos vieran la luz. Han pasado exactamente 30 años desde entonces y tengo que agradecerte tanto que no sé ni por dónde empezar. Tu fidelidad y amor incomparable, el que me des fuerzas una y otra vez para luchar, para levantarme. Tantos momentos en que pensé que no soportaría más y sin embargo, aquí estoy solo por tu gracia y misericordia.
Este año ha sido uno difícil para mí, muchos retos que enfrentar, algunas pérdidas que yo consideraba valiosas, el tener que lidiar con la enfermedad y el hecho de sobreponerme a todo sin perder la fe. Esa fe que me sostiene y que es más fuerte que yo.

Quiero agradecerte la vida, el hecho de respirar, el que me des el privilegio de seguir aquí cumpliendo con lo que siento que es mi misión. Gracias también por la gente nueva y linda que has traído a mi vida, ellos han sido una ganancia de mi corazón. Gracias por mi familia hermosa, que atesoro más que todo el oro del mundo. Gracias por todo lo que me has dejado ver y aprender, aún cuando el aprendizaje muchas veces ha dolido demasiado. No obstante, nunca me has dejado llevar una carga más pesada de la que yo pueda soportar.

Gracias por acompañarme y acurrucarme en las noches de insomnio. Por ser mi pañuelo cuando he llorado y enjugar mis lágrimas. Gracias por soportarme en mis momentos de mal humor o en los que no he comprendido nada de lo que está pasando a mí alrededor. Gracias por permitirme escribir y más aún por prestarme la atención de muchas personas lindas.

Hoy solo espero lo que solo tú puedes darme, Nadie más puede darme lo que tanto anhelo y yo sé que falta poco para recibirlo. Por tanto te pido paciencia, templanza y mucho sentido del humor para saber aguardar esa bendición hermosa que tienes para mí. Mi anhelo es seguir dándote todo de mí porque solo tú lo mereces. Amar más y mejorar con cada día que pasa. Dame más sabiduría e inteligencia, ayúdame a ser más como tú y menos como yo.

Este es un día muy importante y especial para mí, porque significa que he podido vivir un año más con victorias y derrotas, con amor y desamor, con ilusiones y desilusiones, pero más aún tomada de la mano contigo. Y me has llevado por un sendero donde sin duda he podido disfrutar de las rosas. Impregna de tu dulce perfume aquí en mí ser, completa tu obra en mí y deja que yo sea siempre un reflejo de ti.

Te ama tu hija,
Brendaliz Avilés

Escrito Para: www.brendalizaviles.com

sábado, 2 de julio de 2011

Voy a Esperar en Ti



Voy a Esperar en Ti…

Voy a esperar en ti aunque la cuesta sea empinada y al ir subiéndola haya momentos en que cansada y fatigada, piense que no la lograré subir. Y si mis pies cansados, resbalan y tropiezan, sé que vendrás en mi auxilio y que serás por siempre mi fortaleza. Me ayudarás a levantar y continuaré mi camino.

Voy a esperar en ti porque tú eres el sendero correcto. Porque aunque la vereda es estrecha y a veces incómoda, es seguro que conduce a la victoria. Y aunque entre lágrimas y gozo muchas veces lo recorra, es mi deleite servirte mi Dios. Es un verdadero honor glorificar, exaltar y adorar tu nombre.

Voy a esperar en ti, aunque a veces la impaciencia quiera luchar con mi carne. Sé que tu eres fiel y que lo que has dicho lo cumplirás. Puede el enemigo lanzar sus dardos, intentar susurrarme que tú no estás conmigo o que te has olvidado de mí, pero yo sé que es mentira, tú nunca te haz apartado y mucho menos te has alejado de mí. Tú permaneces fiel a pesar de mis debilidades.

Voy a esperar en ti, con cada latido de mi corazón y aún con mi voz quebrantada por el dolor, mi fe te demostrará cuánto te amo, cuánto creo en ti, cuán maravilloso es para mí saberte presente, aún cuando haya momentos en que permanezcas silente. Porque sé que estás trabajando y obrando, porque estoy en tu taller y tú me vas reparando y preparando para lograr lo que tengo que alcanzar.

Voy a esperar en ti, aunque el desierto parezca cruel y aunque las nubes intenten opacar el sol. El desierto pasará, el sol mostrará sus rayos con más fulgor. No hay nada que temer porque caminando me llevas de la mano. Por lo que pueden venir fuegos, tempestades, tormentas y situaciones que intenten robarme la paz, pero yo tengo la fuerte seguridad de que aún del pozo más profundo me librarás.

Tú eres incomparable Jehová, los loores por siempre pertenecerán a ti. Tuyo es todo mi corazón, eres el dueño de mi vida. Este amor que se acrecienta en mi interior, me hará seguir hasta llegar a tu presencia. Voy a esperar en ti porque sé que la respuesta vendrá.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito Para: www.brendalizaviles.com

viernes, 1 de julio de 2011

Aprendí

Afuera llueve. Me encanta. Las gotas provocan una melodía, que no me canso de escuchar. Mis letras surgen en esta serenidad de la noche. Mañana será otro día. Es la última noche que tendré la edad que tengo…y comienza un año más en mi vida. Supongo que el hecho de comenzar algo, también, en cierta manera, implica una despedida. Hoy, algo ha terminado…una etapa de esfuerzo, trabajo, anhelos…y aprendizaje. Por eso escribo, porque quiero decir que fue el año en que más he aprendido, por lo menos, hasta ahora. Fueron muchas nuevas situaciones, decisiones, que jamás en mi corta vida había tenido.

Aprendí.Cuando me tuve que alejar del hogar para vivir sola…supe del valor de la amistad, de la compañía. Aprendí a dar valor a las cosas, y no por lo que valen, sino por lo que significan. Y conocí más de cerca a la ausencia…y pensé morir cuando sentí demasiada pero aprendí que las ausencias transitorias y las definitivas no podían doblegarme…Aprendí de la melancolía, de los paros cardiacos; y que en realidad nadie quiere estar solo. Que encontrarse con el ser amado es hermoso. Que amar a una persona no era de decir “te amo” si no de estar segura que lo dices con sinceridad. Sí, aprendí a amar, amar aún cuando me hirieron con palabras ásperas y acciones impensadas.

Y observé nuevas vidas, nuevos amigos, nuevos corazones…Y aprendí a aceptarles aún cuando ellos me decepcionaron. Supe que podía escucharles con los ojos, con el alma y con todos los sentidos. Aprendí a verles detrás de esa sonrisa fingida, de la alegría simulada, de la vanagloria exagerada…descubrí el dolor en el corazón. Y supe que podía ayudar y apaciguar un poco, tal dolor.

Sola, comencé a desenvolverme más en la sociedad, vi que era linda pero me di cuenta de lo terriblemente asfixiante que podía ser. Que todos quieren vivir en la cima de la montaña, sin saber que debemos disfrutar esa forma de subir la pendiente. Que muchos de los problemas que encuentro en la vida no pueden ser solucionados en términos de lo justo o lo injusto. Que no puedes forzar a nadie a comprenderte. Que hablar y llenar la expectativa no es tan sencillo. Que se espera siempre una respuesta que algunas veces esta distante de lo que se desea escuchar... y que eso desilusiona… baja la moral y desanima. Que la verdad es dolorosa, pero siempre libera. Entendí que cuesta ser sensible y no herirse; y que casi todos somos albañiles de muros. Aprendí a pensar mucho más lo que digo, y ya no a decir todo lo que pienso. Sí, son tantas cosas las que he podido aprender de la sociedad, de la gente, de la raza humana y ¿de mí?

Claro! Muchísimas cosas…sí, porque llegaron esos momentos cuando sentí confianza excesiva, y recordé mis fracasos. En que me sentí “poderosa” y traté de detener el viento. Imposible. Entonces aprendí. También me sentí inferior e incompetente pero aprendí a vestirme con ropas nuevas. Aprendí a defenderme del escándalo…y de la rutina. Aprendí a estar de vacaciones y en el agobio. También me cansé de esperar y de cerrar los ojos y de preguntarme: “¿Por qué será que mis horizontes están tan lejos?” “Pero entendí que un día más cerca no es solo dejar pasar las hojas del calendario ni las horas de reloj sino es también saber que el tiempo pasa pero que eso no es una perdida, es una ganancia, pues nos acerca lentamente y nos hace conscientes de nuestras decisiones”. Y esas decisiones no son fáciles, por el contrario, requieren de mucho esfuerzo, de paciencia, de aprender a construir y que antes hay que medir, pesar, equilibrar…y sólo entonces poner todo en marcha. Hablo también de creer. De agotar mis fuerzas en defensa de una causa noble, esperar, y no sentirme cansada con la espera… "¡persistir, es la orden!" aprendió mi corazón cuando desfalleció.

Y aprendí a vivir de manera “independiente"…lejos de los padres, que aconsejan, que guían. Lejos de los amigos que ayudan. Y llegaron esos momentos duros dentro del alma…esas etapas oscuras en nuestra vida….pero cuando los hube pasado me di cuenta que fueron espacios de renovación, espacios de descubrimientos. Duros, sí. Tristes, también. Y ahora sé que hay que cruzar el invierno, la noche y las tinieblas para seguir adelante…para madurar. Es cierto. Quise escapar, huir muchas veces y alguien me enseño que a veces no es tan malo tener algo de lo que escapar. Pero mejor aprendí a entonar una canción para mi corazón, aunque me costara tanto. Y sobre todo a depender más de Dios. Aferrarme más a su mano en los momentos de ceguera. Sabía que solo así, podía enfrentarme a la vida cuando el corazón está hecho pedazos, cuando la desilusión llega y el mundo te pega un golpe bajo. Ahora puedo sobrellevar con más alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos…

Aquí estoy. Estoy orgullosa de haber aprendido. Me fascina saberlo, sentirlo. Un nuevo año comienza…y…bueno, en mi vida siento que la mayoría de cosas transcurren tan plácidamente pero a veces de forma tan acelerada que temo encontrarme con muro que detenga mi camino…a veces, me inunda un cierto temor de seguir madurando... mirar hacia adelante y avanzar... Sin embargo, sigo caminando. Cambiando lentamente. Escalando más cerca. Quiero seguir sirviendo a Dios, quiero hacer su voluntad y no la mía, quiero amar, quiero seguir el sendero de la santidad aunque este sendero es escabroso y está cruzado por un montón de inmensas avenidas iluminadas que a veces, me tientan a abandonarlo….y aunque desde la serena intimidad de mi ser, observo un mundo caótico, donde existen seres sin escrúpulos, que se llenan de palabras, con ojos carentes de brillo que cuando miran lo hacen sin ver, que no ayudan a mostrar la luz…Sueño con dejar estelas de sabiduría. Sueño con compartir ideales de vida, con esculpir voluntades recias, con dejar rastros de sensibilidad y humildad. Sueño con amar como Cristo amó…

El reloj marca el nuevo día. La lluvia se detuvo. Tengo que dormir. Ya comienza el nuevo año en mi vida…y, confieso que tengo ansias de quemar etapas para que el tiempo corra a la velocidad de la luz y así poder situarme en ese lugar imaginado que, casi siempre creo, será mejor que éste. Pero como dije, aprendí que no solo no tengo que esperar “llegar” sino que debo disfrutar del camino...Continuo aprendiendo, todavía hay mucho que saber, entender… y todavía tropezando, errando… estoy aprendiendo…Dios está a mi lado, eso me basta.

Y cierto también, que todavía me asustan los cambios radicales, siento que no estoy preparada, sin embargo, creo que nadie debe vivir sin cambiar, sin ver cosas nuevas, sin tener la capacidad de aprender de sus errores…Por eso, ahora es diferente. “Ahora dejo que el tiempo fluya, y me parece que fluye de una manera que es distinta. No sé si con más rapidez, pero sí con una especie de dulzura, con mucha más concentración”…

Aprendí a ver lo que antes no veía, aprendí a saber escuchar lo que antes no oía, a sentir lo que antes no sentía y preguntar cosas que antes ni siquiera sabía que hubieran de preguntarse…y sobre todo, aprendí a amar un poco más como Jesús…estoy orgullosa de eso. Y deseo, el próximo año...volver a decir estas mismas palabras. Sin embargo, la petición más fuerte que estuvo en mi corazón durante este año, estoy segura, será la misma de este que viene: “Todo aquello que quieras Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, quiero como lo quieras Tú y durante todo el tiempo que quieras”.

Desde mi rincón



Autora: Yasmin Gordillo
Autorizado para ser publicado en: www.brendalizaviles.com

Algunas citas que están integradas al texto en comillas son citas de otros autores que la autora de este escrito tomó prestadas.

Yo sé que me responderás

 ¡Dios mío alzo mis ojos a los cielos!  Solo a ti que eres el único que tiene misericordia de mí y puede ayudarme. A ti que ves aún en lo se...