Las pruebas que la vida me presenta son para
superarlas. Los obstáculos para vencerlos, las manos
para llenarlas. Tus ojos se hicieron para que yo los
mirara y tu voz para que mis oídos te escucharan.
Existe un punto de encuentro en el que por
complicidad nos pertenecemos. La medida de tu
corazón se ajusta y es compatible con el mío.
Yo puedo olerte porque aun a la distancia tu
esencia me impregna delicadamente.
Tú eres la palabra escondida tras mi silencio, el
sentimiento hecho verso. Lo cálido en tiempos donde
siento frío. Tu amor es capaz de darme alas
invisibles con las que puedo volar e imaginar.
Y hay un eco que susurra intensamente y hace que
arda y lata mi pecho. Hay un estremecer que solo
eres capaz de provocar tú y más aun ese deseo de
querer colmarte de ese algo que ni la palabra ni el
sentimiento pueden describir y expresar porque
es profundo e intangible. Eres el rompecabezas
que me ha tocado pacientemente comenzar a amar.
Eres esa pieza exquisita, atesorada e irreemplazable
que quiero cuidar para que nunca se lastime o dañe.
Autora: Brendaliz Avilés (20-oct-2014)
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