¡Dile adiós a los complejos!
“Porque tú formaste mis
entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre”. (Salmos 139:13)
Te miras al espejo y te ves tan imperfecto. ¡Batallas tanto en tu interior! ¡Es demasiado desgastante luchar contigo
mismo! Aun cuando sonríes y te tratas de
presentar ante los demás como si estuvieras perfectamente bien, como si nada
pasara, como si nada te doliera, tú sabes realmente que no es así. Nadie ve ni puede saber cómo te sientes, pero
Dios el artista que te creó, sabe exactamente lo que piensas y lo que sientes,
aun cuando muchas veces no le dices nada.
Tu hacedor, que te escudriña, que conoce cada latido de tu corazón y
cada suspiro con añoranza que brota de tu alma quiere que aprendas a mirarte
frente a su espejo. Como hijo de él,
como obra de arte exclusiva, como alguien al que talló y entretejió en el
vientre de su madre para que fuera amado y viviera sintiendo felicidad. Aun cuando la sociedad pone estándares y
pretende decir lo que a sus ojos es lindo o feo. Tú estás tan lleno y llena de belleza. Una que no perece con el paso de los años,
sino que más bien se intensifica. ¡Eres
tan estimado y preciado para el que te regaló la vida! ¡No te acomplejes, no te lastimes más, deja
de llorar por sentirte insignificante!
Hoy Dios quiere bendecirte, sanar cada herida y enseñarte cuán
hermoso(a) eres para él.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com
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