¡Cree a Dios!
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. Génesis 15:6
Personalmente este versículo me fascina. De manera corta dice y resume una cualidad hermosa de Abraham. Escogió creer pese a que sus circunstancias eran contrarias a lo que Dios le prometía. Es que nuestro Dios hace cosas que parecen no tener sentido para nosotros, pero que realmente si lo tienen. Nosotros solo conocemos lo que está de frente, pero Jehová sabe lo que hay más allá.
Cuando Dios le da esta promesa a Abraham, este no se puso a buscarle la lógica al asunto, tampoco puso peros. Él conocía sus circunstancias pero pese a ello, tuvo fe de que iba a recibir ese hijo que Dios le estaba prometiendo. Era viejo, tal vez se sentía solo y cansado. Había visto como otros levantaban su descendencia mientras que él y su esposa tenían todo para tener un hogar feliz y repleto de hijos y no podían. ¡Sí! Hay momentos en que la vida nos parece irónica y no logramos comprender el por qué de muchas cosas que suceden.
Es en el fragor de la batalla donde se miden los verdaderos valientes. Es donde se puede saber de qué calaña son los soldados. Donde se separan los héroes que quedaran para siempre inmortales en los relatos que cuenta la historia. La vida de Abraham me conmueve porque si hay algo que necesitó él, fue ser paciente. Tener que saber esperar que llegara el momento adecuado para recibir las bendiciones que Dios le había reservado.
Salir en obediencia de su tierra y de su parentela. Viajar a tierras extrañas, dejar su línea de comodidad, caminar por un desierto sin ver nada y solo a la expectativa de recibir y ver cumplirse lo que Dios le había prometido. No lo soportaría cualquiera, esto solo pueden afrontarlo los que tienen la madera de ganadores. Los que sin ver creen en la grandeza de sus sueños y luchan por alcanzarlos.
A los ojos de Dios fue contado por justicia. Dios jamás le sería infiel a una persona que había demostrado tener toda su confianza puesta en él. A alguien que a pesar de sus equivocaciones amaba hacer la voluntad de Su Padre antes que cualquier otra cosa en el mundo.
Dios lo visitó, se encontró con él, cuando parecía que la vida no le daría lo que tanto ambicionaba. Cuando el poder humano no podría hacer nada, el poder divino se interpondría para que los humanos supiéramos que nada es imposible para Dios y que para el que cree todas las cosas son posibles. Sara pudo concebir un hijo a pesar de su vejez. Abraham vería en sus hijos cumplirse la promesa de Dios de tener una descendencia incontable como las estrellas del cielo.
Yo sé lo que se siente tener que esperar mucho tiempo para ver cumplirse una promesa. Sé del agotamiento que a veces el alma experimenta. Pero recuerdo siempre las palabras que decía David en el Salmo 40:1-5: “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados”. Estas palabras alientan y confortan mi vida. Dan esperanza, inspiran y renuevan. Prueban que Dios es Rey de reyes y Señor de Señores. Cuentan las maravillas que él hizo, hace y seguirá haciendo por los siglos de los siglos.
No te angusties, no te inquietes, no te desanimes ni te agobies. No permitas que el enemigo juegue con tu mente, haciéndote pensar que no has recibido lo que tanto quieres porque Dios te ha sacado de su agenda. Tampoco pienses que él se ha olvidado de lo que escondes dentro de tu corazón, de lo que clamas continuamente, de lo que susurras entre lágrimas. Confía imperturbable en la fidelidad de Dios. Afiánzate en la palabra que él ha depositado sobre tu vida. Cree que en Su tiempo todo será perfecto y que cuando lo recibas, disfrutaras plenamente, te regocijarás y cantarás. Porque si hay algo que conmueva a Dios es saber que tú crees cien por ciento en todo lo que él te ha dicho y ha planificado para tu vida. Así que sigue adelante, permanece amándole y siéndole fiel. Alábale y comienza a contar tus bendiciones y la gracia que Dios ha tenido para con tu vida. Porque cuanto más veas tu lucha intensificarse, así de grande será la bendición que Dios tiene reservada para que recibas.
Autora: Brendaliz Avilés
Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. Génesis 15:6
Personalmente este versículo me fascina. De manera corta dice y resume una cualidad hermosa de Abraham. Escogió creer pese a que sus circunstancias eran contrarias a lo que Dios le prometía. Es que nuestro Dios hace cosas que parecen no tener sentido para nosotros, pero que realmente si lo tienen. Nosotros solo conocemos lo que está de frente, pero Jehová sabe lo que hay más allá.
Cuando Dios le da esta promesa a Abraham, este no se puso a buscarle la lógica al asunto, tampoco puso peros. Él conocía sus circunstancias pero pese a ello, tuvo fe de que iba a recibir ese hijo que Dios le estaba prometiendo. Era viejo, tal vez se sentía solo y cansado. Había visto como otros levantaban su descendencia mientras que él y su esposa tenían todo para tener un hogar feliz y repleto de hijos y no podían. ¡Sí! Hay momentos en que la vida nos parece irónica y no logramos comprender el por qué de muchas cosas que suceden.
Es en el fragor de la batalla donde se miden los verdaderos valientes. Es donde se puede saber de qué calaña son los soldados. Donde se separan los héroes que quedaran para siempre inmortales en los relatos que cuenta la historia. La vida de Abraham me conmueve porque si hay algo que necesitó él, fue ser paciente. Tener que saber esperar que llegara el momento adecuado para recibir las bendiciones que Dios le había reservado.
Salir en obediencia de su tierra y de su parentela. Viajar a tierras extrañas, dejar su línea de comodidad, caminar por un desierto sin ver nada y solo a la expectativa de recibir y ver cumplirse lo que Dios le había prometido. No lo soportaría cualquiera, esto solo pueden afrontarlo los que tienen la madera de ganadores. Los que sin ver creen en la grandeza de sus sueños y luchan por alcanzarlos.
A los ojos de Dios fue contado por justicia. Dios jamás le sería infiel a una persona que había demostrado tener toda su confianza puesta en él. A alguien que a pesar de sus equivocaciones amaba hacer la voluntad de Su Padre antes que cualquier otra cosa en el mundo.
Dios lo visitó, se encontró con él, cuando parecía que la vida no le daría lo que tanto ambicionaba. Cuando el poder humano no podría hacer nada, el poder divino se interpondría para que los humanos supiéramos que nada es imposible para Dios y que para el que cree todas las cosas son posibles. Sara pudo concebir un hijo a pesar de su vejez. Abraham vería en sus hijos cumplirse la promesa de Dios de tener una descendencia incontable como las estrellas del cielo.
Yo sé lo que se siente tener que esperar mucho tiempo para ver cumplirse una promesa. Sé del agotamiento que a veces el alma experimenta. Pero recuerdo siempre las palabras que decía David en el Salmo 40:1-5: “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados”. Estas palabras alientan y confortan mi vida. Dan esperanza, inspiran y renuevan. Prueban que Dios es Rey de reyes y Señor de Señores. Cuentan las maravillas que él hizo, hace y seguirá haciendo por los siglos de los siglos.
No te angusties, no te inquietes, no te desanimes ni te agobies. No permitas que el enemigo juegue con tu mente, haciéndote pensar que no has recibido lo que tanto quieres porque Dios te ha sacado de su agenda. Tampoco pienses que él se ha olvidado de lo que escondes dentro de tu corazón, de lo que clamas continuamente, de lo que susurras entre lágrimas. Confía imperturbable en la fidelidad de Dios. Afiánzate en la palabra que él ha depositado sobre tu vida. Cree que en Su tiempo todo será perfecto y que cuando lo recibas, disfrutaras plenamente, te regocijarás y cantarás. Porque si hay algo que conmueva a Dios es saber que tú crees cien por ciento en todo lo que él te ha dicho y ha planificado para tu vida. Así que sigue adelante, permanece amándole y siéndole fiel. Alábale y comienza a contar tus bendiciones y la gracia que Dios ha tenido para con tu vida. Porque cuanto más veas tu lucha intensificarse, así de grande será la bendición que Dios tiene reservada para que recibas.
Autora: Brendaliz Avilés
Para: http://escritosdelsilencio.blogspot.com/