Aunque….
¡Tengo que
ser sincera! No puedo mentirles mis
queridos lectores, porque mis palabras siempre salen desde mi corazón. Yo no puedo hablarles de una súper fe el día
de hoy, más bien hoy, quizás, tu fe como
la mía sean del tamaño de un granito de mostaza. Más aunque parezca diminuta sigue siendo
fe. Y Jesús dijo en las escrituras 1. Que
si tuvieras fe como un grano de mostaza, le dirías a esa montaña muévete y se
movería. 2. Que para el que cree todo es
posible. 3. Que los que confían en el
Señor no serán avergonzados.
Existen días
en que parece que nunca parará de llover sobre nosotros. Días en los cuales el sol se esconde y parece
que jamás saldrá a brindarnos su calor ni iluminarnos con sus rayos. Días en que la mucha lluvia causa inundaciones
en las habitaciones de nuestro corazón y sentimos que nos vamos a ahogar si
Dios no nos rescata. Tiempos de
amargura, de soledad, de confusiones y muchas preguntas que no parecen ser
respondidas.
Hay días en
los que la oscuridad es tan tenebrosa y densa que parece que jamás
amanecerá. Nos sentimos presos en la
cárcel del miedo y la inseguridad. Pero
aun así, una parte de mi corazón sigue creyendo en el que cambia todas las
cosas y las hace posibles. Y con
franqueza le digo a Dios como aquel hombre: “¡Señor ayuda a mi incredulidad!” ¡Dios aumenta mi fe, disipa mis dudas! Hazme florecer en medio de este desierto.
Quiero ser
tan estable como el Monte de Sion, porque la biblia dice que “los que confían en
Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve sino que permanece para
siempre”. Entonces yo quiero ser
inconmovible bajo la cubierta de Dios.
Que las situaciones o mis problemas no sean más grandes que el Dios al
cual sirvo y predico.
Ese Dios al
que he visto obrar a lo largo de mi vida.
Ese Dios que siempre ha sido fiel a mí y me ha levantado cuando he
caído. ¡Cómo no amarlo! Si mientras más medito, más mi corazón me
grita cuánto lo amo, lo indispensable que él es para mí. Dios es vital para mi existencia, desde el
principio de mi vida, siempre ha sido así.
Puedo carecer de muchas cosas, pero de lo que no quiero nunca carecer es
del amor de mi padre bueno y amoroso.
Por eso,
aunque el sol no esté brillando, o la noche parezca eterna y muy
tenebrosa. Por eso aun cuando muchas
veces los recursos falten, lo que nunca me falta es la gracia de Dios
cubriéndome y su amor fortaleciéndome en tiempos buenos y en los adversos. ¡Mi Dios es mío y yo soy totalmente de él! Todo mi ser le pertenece. He decidido en mi corazón que quiero amarlo
de esa manera que él me ha amado y sigue amando… ¡INCONDICIONALMENTE!
Mi amor por
él no va a depender de las circunstancias, ni de las personas, ni de las
cosas. Mi amor por él solo nace de saber
quién es él y lo que ha sido para mi vida.
¡MI TODO! Mi héroe, mi consejero,
fiel amigo, compañero de batallas. Quien
me ha cuidado en las noches de insomnio y quien me cuida y vigila para que mis
pies no resbalen.
Por eso
querido amigo y amiga, quiero exclamar con todas las fuerzas de mi corazón como
el salmista: “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque
en mi contra se levante guerra, a pesar de ello, estaré confiado”. (Salmos 27:3)
Y te invito a que lo exclames desde tu dolor, desde tu situación, desde
tu cueva o pozo. Porque Dios siempre
viene en nuestro auxilio y socorro.
¡Esa es mi
esperanza! Lo he visto obrar y lo
seguiré viendo obrar. Él es quien abre
caminos en el desierto y ríos en la soledad.
Por eso aunque, y ese aunque implica a pesar de… yo voy a seguir
alabando a Dios y amándole por lo que él es, el dueño de mi vida, de mi alma,
mente y corazón. Mis circunstancias no son más grande que su soberanía ni que su poder. Él todo lo puede y sí lo tengo a él, él es todo lo que necesito para salir adelante.
Autora:
Brendaliz Avilés
Escrito Para:
www.brendalizaviles.com